Manual del perfecto valenciano

Vemos que Fabra y el PP siguen empeñados en envolverse con la bandera para tapar sus vergüenzas, y con ello se equiparan al nacionalismo que dice querer combatir, e incluso lo superan, pues revisten el suyo de un halo de cutrerío rancio demodé que ya resulta cansino. Pero, oye, a Dios lo que es de Dios, y al César (aunque sea el de un imperio a punto de derrumbarse) lo que es del César: estos chicos populares se han currado su manual de instrucciones del perfecto valenciano:

1. Sacar uñas al catalanismo. ¡Lástima el fastidio de que la cosa se complique con el problema de la identidad lingüística compartida! Bueno, no es para tanto, si hay que inventar morfología y semántica, se inventa. Y si hay que poner en cuestión el bilingüismo en la escuela, pues se pone. Tampoco está de más recordar por carta a los vecinos de arriba que no han de tocarnos elsous (no, mejor,elshuevets, que suena más local) con sus sueños pancatalanistas y sus avances anexionistas. Y, chico, para que vean que vamos en serio, la diplomacia la acompañamos con ofensiva y aprobamos unas cuantas mociones en los ayuntamientos en la misma línea. El nacionalismo (podríamos llamar al d’ací ¿pepevalencianismo? ¿cutreblaverismo de nueva hornada?... Se aceptan sugerencias) ha de ser creativo.

2. Potenciar las fiestas y tradiciones locales. Se sale al balcón oficial en fallas, se llora, se tiran petardos por las calles como un valenciano de a pie mientras se suelta algún taco que otro, que esa campechanía al pueblo llano, le gusta, oyes. Y para eso, número uno nuestra Rita, qué baluarte perdería el valencianismo pepero sin esta gran mujer.

3. Hay que decir muchas veces y muy seguido: “tripartito caca, tripartito malo, tripartito catalán”… Espera, por si caso, “Podemos demoni”. Ea, con eso, cuatro añitos más de paz.

4. Vendrán nuevas ideas, pues el Consell y la FAES siguen “trabajando en ello”. Como dijimos en el punto uno, hay que ser creativo.

¡Uff! ¡Qué trabajo da esto de salvar la patria chica y el escaño! Tras el duro esfuerzo de ideación y ejecución del manual y llegados los calores estivales, Fabra, Rita y María José Català (incómodo apellido el de esta muchachita por otro lado tan complaciente, algo habrá que hacer, que adopte el apellido del marido, che, queda muy anglosajón y además es un bello gesto de generosidad) se acercan a descansar a la Playa de la Malvarrosa. A la Barberá se la ve incómoda, da unos pasos con dificultad, frunce el ceño, se palpa el vientre en redondo y, al fin, deja escapar un pedet. Volviéndose hacia sus compañeros de filas que le ríen la graciosa y popular ocurrencia les dice: “¡pa los vecinos del barrio: yo no haré mi avenida por el medio del Cabanyal, pero a vosotros os atufo!