Desde hace más de 40 años el Día de los Museos nos abre las puertas a la creatividad y también a la convivencia. Su transformación progresiva ha permitido que el clásico papel estático de los museos se convierta en un escenario participativo, dando el salto del llamado mausoleo hacia nuevas formas de interacción. En definitiva, estos lugares han logrado reinventarse desde un rol que parecía aparentemente inamovible para revelarse como auténticos iconos urbanos. En la actualidad los museos conforman los ejes culturales de cualquier ciudad, y desde ellos podemos sondear la realidad social de su entorno y la memoria de sus edificios. En ese sentido, son cada vez más abundantes las nuevas lecturas de sus colecciones, integrando la diversidad real y saltando el discurso convencional de artistas no occidentales, blancos y hombres, para visibilizar por ejemplo a las autoras que siempre formaron parte de sus almacenes, pero pocas veces tuvieron exposiciones individuales.
Cada ciudad cuenta con sus museos como espacios de identidad. En el último año hemos sido testigos de amenazas que siguen escribiendo capítulos en la historia: el Louvre evacuaba su colección ante las inundaciones y crecida del Sena, y posteriormente el Museo Nacional de Brasil desaparecía entre las llamas de un terrible incendio, eliminando para siempre una de las colecciones de historia natural más grandes de la región. Cada día somos más conscientes de la propia temporalidad de aquello que parecía eterno y también de los diferentes soportes y tecnología que debe establecer el museo. La conservación del patrimonio y la memoria, caminan necesariamente unidos al desarrolllo de la cultura digital y la accesibilidad de los fondos y colecciones.
Hoy el Consejo Internacional de Museos (ICOM) nos recuerda con su lema (“Los museos como ejes culturales. El futuro de la tradición”) que la vida de estos centros pasa por consolidar el pasado desde un soporte innovador que trascienda más allá del presente. Desde esa mirada, los museos valencianos requieren una mayor apertura para conectar su potencial con otras ciudades, profesionales y públicos. Los socialistas impulsaremos su necesaria y reclamada coordinación para visibilizarlos dentro y fuera, así como establecer estrategias sólidas de un modelo de ciudad cultural. Quizás el próximo año celebraremos el 18 de mayo desde un tejido museístico afianzado desde la suma de sus identidades, donde los espacios culturales funcionen como auténticas oportunidades para poner en valor el mapa artístico que contiene Valencia.
Además, debemos considerar que hablar de museos es hablar de cultura y los socialistas queremos que toda la sociedad se implique en un proyecto que nos permita identificar el valor de los artistas en conexión con sus barrios. Por eso, impulsaremos que a los museos se les sumen nuevos espacios donde desarrollar la actividad de creadores como La Ceramo, la Casa del Relojero, el edificio de Doctor Collado, el mercado de San Pedro Nolasco, las naves de la calle Noguera o las calles del Cabanyal, como museo de cerámica al aire libre.
La cultura es un organismo vivo que necesita espacios para desarrollar el talento y la creatividad que algún día formarán parte de ese legado que custodian los museos. Tenemos que trabajar para València sea una fuente de talento que enriquezca nuestra sociedad, favoreciendo la colaboración con universidades y entidades. Como afirma el premio Nobel Amartya Sen, “la cultura debe ser considerada en grande, no como un simple medio para alcanzar ciertos fines, sino como su misma base social” porque nadie cuestiona ya que es un motor que mejora la calidad de vida y crea espacios de convivencia. Y así queremos que sea en nuestra ciudad. Una Cultura en mayúscula que recorra la ciudad como aire fresco que permita que el talento y la creación puedan desarrollarse sin límites.
*Maite Ibáñez Número 3 de la candidatura de Sandra Gómez a la Alcaldía de València