En los procesos de paz de los conflictos armados, cuando se anula una reunión previa es que se avecina tormenta. Es lo que ha pasado este miércoles entre la vicepresidenta Mónica Oltra y el conseller de Hacienda, Vicent Soler. La convocatoria de reunión entre Oltra y Soler para preparar la negociación de los Presupuestos de la Generalitat Valenciana apenas ha estado en pie menos de tres horas.
La semana pasada, Oltra solicitó el encuentro con Soler y ambos departamentos cuadraron agendas. Con el antecedente de los sonados choques presupuestarios del año pasado y tras una reciente crisis de dos semanas en el flanco de Podem, socialistas, valencianistas y morados afrontaban el siempre complicado diseño de las cuentas de la Generalitat Valenciana con la intención inicial de que hubiera paz. Para evitar el viejo adagio marxista (la historia siempre se repite primero como tragedia y después como farsa), el conseller Vicent Soler se iba a acercar este jueves desde su palacio de L'Almirall hasta el de Valeriola, sede del departamento de la vicepresidenta Mónica Oltra. Pero Karl Marx tenía razón.
A media tarde, cuando Hacienda ha enviado la convocatoria de la reunión, aparecía también un encuentro posterior con otro nuevo interlocutor, el flamante vicepresidente segundo, Héctor Illueca. Dos horas después, el equipo de prensa que coordina las convocatorias desde la Presidencia de la Generalitat Valenciana ha desconvocado la reunión, a petición de la vicepresidencia primera.
El nuevo representante de la formación morada en el Gobierno del Pacte del Botànic también había solicitado una reunión con Soler. Este martes Soler comentó con Illueca la fecha y la hora de la reunión para tratar sobre los presupuestos. Así, en la convocatoria de Hacienda, Soler se reunía con Oltra en el Palau de Valeriola a las 10h de la mañana e Illueca acudía desde el Palau de Pineda al Palau de L'Almirall al mediodía. El nuevo invitado, vicepresidente segundo del Ejecutivo autonómico, parece no haber hecho demasiada gracia en Valeriola.
Si bien a primera hora de la tarde del miércoles la negociación de los presupuestos parecía encauzada de manera razonablemente cordial entre el PSPV-PSOE y Compromís, a última hora todo saltaba por los aires. Y eso que la negociación ni siquiera había empezado.
El año pasado, la situación se desmadró hasta tal punto que Oltra se negó a aceptar los números que Hacienda hizo llegar a la cámara autonómica, denunciando que ese no era su presupuesto. La oposición se frotaba las manos. Tras varios días de escaramuzas, Soler rectificó la propuesta (con una larga corrección de errores) y, a pesar del anómalo procedimiento, se pudo encauzar la aprobación definitiva del presupuesto.
Aunque el negociado de los presupuestos corresponde a la Conselleria de Hacienda, que dirige un hombre dialogante como Vicent Soler, la vicepresidencia denunciaba una suerte de ninguneo por parte del presidente Ximo Puig y del Palau de la Generalitat. Oltra golpeaba a Puig en el trasero de Soler.
El equipo de Hacienda sufre, cada año por estas fechas, las jornadas más complicadas del curso político con reuniones interminables entre conselleries, grupos parlamentarios y demás actores implicados. Pocas horas de sueño y unos plazos inamovibles para que el lápiz de memoria llegue sano y salvo a las Corts Valencianes.
Con un Ejecutivo monocolor, como todos los que ha habido antes del Pacte del Botànic, la negociación se limita a las familias internas del partido en el poder. Cuando hay tres socios, la situación se complica. Además, los números siempre dan pie a errores de sumas y restas.
Compromís pretendía plantear una adaptación del proceso de negociación de presupuestos a la realidad plural del Pacte del Botànic. Así, en un estadio previo y en el marco de la Comisión del Pacte del Botànic (un ente político en el que los socios resuelven sus variados contenciosos) la coalición liderada por Mónica Oltra pretendía negociar globalmente el presupuesto, antes de que Hacienda haga números y distribuya los fondos. En definitiva, una negociación política previa a los mecanismos institucionales previstos para la aprobación del presupuesto.
Según la visión de Compromís, la propuesta (que Oltra ya lanzó el año pasado tras la sonada crisis) evitaría los tira y afloja entre socios que cada año se repiten, singularmente entre el PSPV-PSOE y Compromís, con el departamento de Hacienda como epicentro, especialmente en los números de la sección 16, correspondiente a la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas que dirige Mónica Oltra. Soler, por su parte, afrontaba el encuentro en el Palau de Valeriola con voluntad de diálogo en el seno del Consell.
Todo ha saltado por los aires en apenas tres horas. Se avecina tormenta.