De unos años a esta parte, un porcentaje importante de pacientes que atiendo en mi consulta, son personas transexuales que se encuentran en pleno proceso de transición, o que quieren empezar a realizarlo. Aunque bien es cierto que, cada vez existe una mayor formación y más concienciación dentro del ámbito sanitario, hacia las personas transexuales, una parte importante de elles, experimenta mucha frustración por el trato y el desconocimiento sobre el tema, que observa en algunas/os profesionales de la sanidad.
Es inexcusable que en pleno siglo XXI, cuando la diversidad y la inclusión son valores proclamados, las personas transexuales continúen enfrentando en varias ocasiones, barreras y discriminación en su búsqueda de atención médica adecuada.
Uno de los problemas más acuciantes es la falta de comprensión y sensibilidad por parte del personal médico. En bastantes ocasiones, las personas transexuales son confrontadas con prejuicios arraigados o con incomprensión por parte de las personas que le está atendiendo y que tiene que acompañarle en su proceso personal. Esto se traduce en experiencias traumáticas y en una falta de acceso a servicios de calidad.
La atención sanitaria debería ser un espacio seguro y acogedor para todas las personas, independientemente de su identidad de género. Sin embargo, la realidad es que muchos centros de salud carecen de políticas inclusivas y de programas de formación específicos para el personal médico.
La mala calidad de la atención sanitaria a personas transexuales se refleja también en las barreras burocráticas y administrativas que dificultan el acceso a tratamientos hormonales, cirugías de reasignación de género y otros servicios médicos necesarios. Los trámites engorrosos, la falta de cobertura por parte de los seguros de salud y los largos tiempos de espera contribuyen a la angustia y al deterioro de la salud mental de las personas transexuales.
Es fundamental reconocer que la discriminación y la falta de acceso a la atención sanitaria adecuada tienen consecuencias devastadoras para la salud física y mental de las personas transexuales
Para abordar este problema, es necesario un enfoque multifacético que abarque tanto cambios a nivel institucional como cultural. Los sistemas de salud deben implementar políticas que protejan los derechos de las personas transexuales y garanticen su acceso equitativo a servicios médicos. Esto incluye la incorporación de la atención a la salud trans en los planes de estudio de las escuelas de medicina, la creación de clínicas especializadas en atención trans y la simplificación de los procesos de cambio de nombre y género en la documentación médica.
Además, se requiere una mayor sensibilización y capacitación del personal médico para que puedan brindar una atención respetuosa y culturalmente competente a las personas transexuales. La diversidad de género debe ser reconocida y celebrada en todos los ámbitos de la atención sanitaria, desde la recepción hasta la sala de operaciones.