Compromís y la cuestión valenciana

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“Res no mor. Passa o cau;

esllangueix el crepuscle de la vida;

dorm…  S’oculta…

Però rere la nit  i el greu silenci,

sobre el fum més espés de la boirada, 

ressona l’esperança perdurable

salvant-se  de la mort que li preparen.“

 Matilde Lloria, Almansa- València. ‘Conhort’, Premi Ausiàs March, Gandia, 1975

Las jornadas negras en el valencianismo político a finales de junio de 2015 están sin saldar. Nada se mueve si no lo mueve algo. Hay un enigma entre lo que pudo ser y no fue . De lo que no debió ser y fue.¿Cuánto cuesta lo que se queda por el camino? En la esfera política y en la empresarial, entrelazadas en la pugna por el poder y en su ejercicio cuando llega la hora. Contubernios, maquinaciones, tretas, añagazas, cubículos y traiciones que salpican su cuaderno de bitácora. Hay una constante de  guadañas, delaciones y emboscadas que acompañan a la consabida tentación de liquidar al “padre”  y líder del proyecto. 

Transversal                      

El valencianismo político, según sus tratadistas, ha padecido una vida revuelta y varios errores. Joaquim Reig Rodríguez,  regidor municipal y financiero, lanzó en 1932 el programa “Concepte Doctrinal del Valencianisme” de Unió Valencianista, junto a su amigo Ignasi Villalonga Villalba – Gobernador y president de la Generalitat de Catalunya en 1935–, político y banquero.  Se sucedieron varios intentos hasta la fundación del Bloc Nacionalista Valencià por Pere Mayor( 1997- 2000). Su presidente. De ahí hasta el 2015 transcurrieron la larga travesía del desierto y el desenlace. Actuaron los tahures. Juegos de trileros,  cartas marcadas,  complicidades , ententes en la sombra, cambios de bando y el as en la manga. Según todas las reseñas de prensa, quienes eran consellers con seguridad el día 26 de junio de 2015, se cayeron del gobierno de Ximo Puig (29 de junio): Pere Mayor, nominado para Economía y Gràcia Jiménez de Escola Valenciana, para Educación y Cultura.

Ambición y rencores

La profesora Gràcia Jiménez Tirado se enteró de su exclusión cuando  había viajado a València desde su residencia en Sant Vicent del Raspeig para aceptar el cargo ¿Qué sucedió entre el 26 de junio cuando las reseñas de la prensa los situaban en el Consell y su caída, el día 28, mientras Ximo Puig recitaba la lista de sus consellers ? Conspiraron los cubículos del poder de la Generalitat  en ciernes ¿Por qué no fueron consellers dos personalidades relevantes del valencianismo político, para ser sustituidos por aspirantes desconocidos y sin acreditación en las materias de los departamentos con mayor oportunidad de maniobra política? No se sabe quién o quienes movieron las palancas en la sala de máquinas. Una conspiración o varias coincidentes: de las cloacas del PSOE  salieron asechanzas incriminatorias en forma de supuesto dossier. En el Bloc – marca dura y arisca– rivalizaron dos facciones encontradas. Joan Ribó no  olvidó que Pere Mayor, junto con Aureli Ferrando, abandonó su alianza con Esquerra Unida para pasar como diputado en Corts al grupo mixto (1987). Mónica Oltra, exmilitante de Izquierda Unida, descansó al librarse de un competidor por el liderazgo en Compromís. Águeda Micó, secretaria del Bloc, reconoció a los militantes de Benidorm que Vicent Marzà fue conseller en 2015 porque era su amigo de toda la vida y dicen las crónicas que lanzó el anatema: “ si quieren que Pere Mayor sea  conseller tendrán que pasar por encima de mi cadáver”. No hubo sangre y se desactivó la oportunidad del valencianismo para marcar su hoja de ruta. El recelo  frente a la catalanidad revoloteó desde Blanqueries, antiguas oficinas del PSOE  y el carrer de Sant Jacint, sede del Bloc hasta el Palau  y se posó en el carrer dels Cavallers.

Desafecciones

El  valencianismo como opción política sí que existe, aunque sus críticos se empeñen en que nunca fue. Un golpe de gracia se lo dio Ernest Lluch cuando, en el momento de la verdad tras la Transición optó (1977) por el PSC- PSOE de sus querencias  y dejó al PSPV en manos del PSOE– así lo atestigua en público uno de los protagonistas del momento, el periodista Joan J. Pérez Benlloch, próximo a Vicent Ventura– y volvió a Catalunya tras una meditación. Lluch y  Alfons Cucó eran los dos personajes, según Joan Fuster, mejor posicionados para dirigir el valencianismo político. Las dos promesas del valencianismo autóctono. El segundo quiebro del valencianismo político ocurrió a finales de junio de 2015 y sigue sin aclaración.  Su autoría  admite pocas dudas a juzgar por el resultado y las consecuencias.  Se sabe cómo afectó al futuro de Compromís y quienes fueron los beneficiarios de la operación para descabezar las conselleries de Economía (Rafael Climent por Pere Mayor) y Cultura y Educación (Vicent Marzà por Gràcia Jiménez). En los siguientes escalones de la Generalitat se desarboló el equipo próximo a Pere Mayor en el Bloc, sustituido por el entorno de Enric Morera. Quedó expedito el  camino de Morera a  las presidencias del Bloc y de las Corts Valencianes, con el beneplácito de Mónica Oltra y de Ximo Puig, vicepresidenta y presidente.

Molt més Compromís

Compromís, partido político o coalición, dispone de  una buena marca que algunos de sus causahabientes se empeñan en tirar por la borda. Su ámbito es el País Valenciano con proyección al Estado:  dos diputados en Madrid,  Àgueda Micó y Alberto Ibáñez y un senador, Enric Morera.  Un billete al Europarlamento: Vicent Marzà. Bajó de 19 a 15 diputados en las Corts Valencianes y perdió cien mil votos por el camino. No parece excesivo el rédito después de diez años transcurridos desde su fundación (2010) y de ocho años tocando poder en la Generalitat Valenciana y en el Ayuntamiento de València y otros muchos consistorios municipales, donde se han perdido posiciones y  malgastado el capital  que se les había confiado. Marcan su historia reciente: el batacazo de la exlíder de la formación–Mónica Oltra– por la trama de una causa judicial y el pronunciamiento de dos de sus inspiradores significados: Joan Ribó y Manuel Alcaraz –‘Por el futuro de Compromís’ ( 6 de enero de 2024)--. Su objetivo: una formación de izquierdas, feminista, ecologista y valencianista en último lugar. Izquierda Unida del País Valenciano podría suscribir lo mismo. No ocultan que Compromís se vio envuelto en una maniobra de la facción de Més Compromís (antes Bloc Nacionalista Valencià), la parte más relevante del todo por su organización y militancia. ¿El País Valenciano, tras las zozobras de PCE e Izquierda Unida y ante el ímpetu inicial de Podemos, necesitaba una  opción más de izquierdas o una propuesta potente que aglutinara las diferentes sensibilidades con el marchamo valencianista? Desde posiciones de progreso, para potenciar su peso político en el contexto español en base a las reivindicaciones pendientes que históricamente han quedado en suspenso. Las que han sido menospreciadas por los partidos hegemónicos: PSOE y PP. Nació Més Compromís en 2021 con Águeda Micó y Enric Morera en la cúspide.

Detrás de mí, el diluvio

El documento firmado por  Ribó y Alcaraz alcanzó  la credibilidad que tienen sus autores. Es la única propuesta de conjunto ordenada y concluyente elaborada por dos políticos sin cargo y con probada preparación académica y docente. Cierto que responde al proyecto de dos protagonistas en la operación Compromís desde su fundación en 2014 y su cristalización electoral (2015). Cuando se alcanzó el poder con el primer Pacte del Botànic (Generalitat Valenciana) y las Enteses de la Nau y del Rialto que permitieron el control del Ayuntamiento de València durante ocho años con la presidencia de Joan Ribó. Nunca una coalición política progresista, con el aval y la bendición del  valencianismo histórico, había conseguido alcanzar aquellas cotas de poder durante tanto tiempo. Queda sin analizar  el balance de dos legislaturas en el poder  del País Valenciano que hasta entonces nunca  se había conseguido. Falta esa conclusión meditada y documentada, así como cuáles y de qué signo fueron los mimbres–¿Iniciativa i Gent de Compromís?-- que permitieron a Mónica Oltra y Joan Ribó su acceso al liderazgo en Compromís y a la vicepresidencia del Consell de la Generalitat con cinco conselleries (Igualdad(Oltra quiso la suya), Economía, Educación, Transparencia, y Agricultura).En Les Corts Valencianes 19 diputados y en el Congreso de los Diputados la visibilidad estatal jamás conseguida antes de la elección de Joan Baldoví.

Todos empujaron, cayó solo

¿Ese palmarés se hubiera conseguido sin los cimientos que llevaba consolidando el Bloc Nacionalista Valencià desde su fundación el 12 de diciembre de 1998 como sucesor de Unitat del Poble Valencià y Partit Nacionalista Valencià? Esa incógnita sigue sin respuesta, aunque la razón y los hechos pueden ayudar a concluir. Los hechos: cuando se forma el primer Consell del Botànic tras los resultados de 2015 hay dos conselleries de Compromís, Economia y Educación  que se había acordado que fueran desempeñadas por Pere Mayor y Gràcia Jiménez. Los dos nominados por el Bloc  y sacrificados en la negociación posterior. ¿Quién hizo que cayeran Pere Mayor,-- fundador y líder del Bloc– y Gràcia Jiménez para ser sustituidos por Rafael Climent (hoy retirado en Muro d’Alcoi) y Vicent Marzà, ahora europarlamentario electo por Sumar ? En los medios de comunicación el viernes 26 de junio de 2015 se daba por seguro su nombramiento. La estrategia del fango y la traición conspiró.  No estuvieron en la lista de consellers leída por Ximo Puig el lunes 29 en el Palau de la Generalitat. ¿Vetó Puig a Pere Mayor y Gràcia Jiménez? ¿Fue en el Consell Nacional del Bloc o el de Compromís,  dos filtros que tuvieron que pasar los nombramientos? Un pacto de silencio ensombreció el inicio del primer Consell del Botànic, cuya conclusión tuvo sus beneficiarios.¿Qué hubiera pasado con Feria València,  en las Cámaras de Comercio, con la ampliación del Puerto de València, la política de promoción industrial, la competitividad de la economía, la productividad de las empresas, el modelo económico valenciano, el reconocimiento y el empoderamiento de la pequeña y mediana empresa, el asociacionismo empresarial, el equilibrio territorial y la comarcalización de los factores económicos decisivos o la cohesión interterritorial? ¿Se habría solucionado el nudo gordiano de la financiación injusta del País Valenciano?  ¿Y la deuda?¿ La lengua de los valencianos estaría en la misma situación de afrenta y derribo que se encuentra en la actualidad con el gobierno del PP de Carlos Mazón, con y sin Vox?

Los traumas sicológicos y políticos se resuelven asumiendo los errores y enmendando las decisiones equivocadas. No hay otro camino. Nos encontramos en la onda expansiva del 9 d’Octubre y en vísperas del esperado congreso de Compromís, hasta ahora asediado primero por Podemos y después por Sumar. Época idónea para discernir y decidir  si se renuncia a la misión y los principios o se recupera el compromiso de velar por los intereses de los valencianos.  Es el precio por asegurar unos cargos– cómodos y bien remunerados– y prescindir de  las líneas maestras del proyecto inicial. La historia se repite. Sólo la rebeldía nos pone  de nuevo en nuestro sitio con dignidad. Según  Emily Dickinson, ignoramos nuestra verdadera estatura hasta que nos ponemos de pie sin claudicar.