Cultura valenciana: Acoso y derribo
En los últimos días hemos asistido a un relato de caciquismo que ha llenado la prensa con titulares bochornosos. Algo que no ocurría desde hace 8 años, cuando la cultura era noticia por su talento y sus proyectos, y no por sus políticas de acoso y derribo. Partimos de los programas electorales de la derecha: Para Vox, no existen propuestas de cultura. En el PP recurren a la marca del Mediterráneo, ante el asombro de los que vimos cómo desaparecía la Trobada de Música, l’Encontre d’Escriptors y la Mostra de Cine (que previamente Rita convertiría en Cine de Acción y Aventura en 2011, antes de cargárselo). Todo un despropósito lleno de cinismo.
Tras esto, nos llega la ‘cultura blanca’, aquella que borra directamente nuestra identidad con Fuster o Estellés, la que evita pancartas contra la violencia machista o elimina la igualdad en sus bases de Ayudas. Y seguiría el turno de los y las profesionales. Algunos desde el cese y punto: como los subdirectores del Institut Valencià de Cultura. Otros, no renovaron: como los directores del EACC y de la Institució Alfons el Magnànim. Y un tercer bloque lo ocuparían las medidas de desprestigio que derivan en cese, en el caso del responsable del Centre del Carme. Todo muy de manual: Los quitamos porque hemos llegado. Pero hay otras formas de hacer política, evitando trabajar de espaldas al sector, como hicieron los gobiernos progresistas. El propio mantenimiento del actual concejal de Cultura José Luis Moreno, como director de CulturArts, al que nunca se cesó, sería un ejemplo. Estuvo en su cargo en funciones hasta que se abrió la etapa nueva del Instituto Valenciano de Cultura, el IVC, al que accedió de nuevo por concurso público para dirigir la Filmoteca. Lejos de las formas vacías actuales que destituyen sin programa ni directrices.
Sin embargo, en este camino pedregoso faltaba el IVAM, un museo que sufrió durante mucho tiempo la invisibilidad de los circuitos profesionales porque sus referencias sólo te llevaban a exposiciones de peluqueros, tramas de Gao Ping, compras oscuras de Gerardo Rueda o campañas a Rablaci. Una vez superado ese desierto de corrupción, el centro ganaba de nuevo su espacio de reconocimiento. Un trabajo de respeto a través de un equipo de profesionales. Su última directora, Nuria Enguita, además de haber formado parte del equipo del museo en sus primeros años, también dirigió la Fundació Antoni Tàpies, proyectos en la Bienal de Sao Paulo o el impulso de Bombas Gens que le colocó en los primeros puestos del Observatorio de la Cultura. Y esta pincelada sólo es para recordar de dónde veníamos y el buen nivel alcanzado. Por eso, la dimisión de Nuria Enguita como respuesta a la maniobra de ataque y desprestigio ha tenido un eco significativo. El comunicado del sector profesional cuenta, por el momento, con más de 1.100 firmas de apoyo, además de entidades como AVCA (Asociación Valenciana de Críticos de Arte), ADACE (directores de museo), MAV (Mujeres en las Artes Visuales) o desde AVVAC (Artistas Visuales de Alicante, Valencia y Castellón), que reclaman en su comunicado “dignidad a los partidos políticos que constantemente intervienen de forma ignorante y prepotente en las instituciones públicas pensando que son suyas”. Porque lo lamentable de estos ceses y atropellos es que no derivan en ninguna hora de ruta. Cero. Todavía desconocemos cuál es el modelo cultural que quiere PP y VOX. No hay plan para el IVAM, como tampoco lo hay para otros espacios creativos en València.
¿Es necesario recurrir a estas formas burdas, falseando la realidad, que no benefician a nadie? El resultado de este escenario ya está repercutiendo en las industrias culturales y el turismo, que lógicamente evitan cualquier tipo de injerencia y censura para el desarrollo del talento. Recientemente, una importante productora de cine que vino hace años a nuestra ciudad, anunciaba su marcha de València. ¿O alguien piensa que con este panorama hubiéramos tenido premios Goya, cuando ningún cargo en Conselleria mostró su apoyo a los nominados valencianos o al documental ganador de Claudia Pinto? Y, ojo, los titulares los da Vox, pero la ejecución y complicidad llega con el Partido Popular. Recordando el personaje de la película “Pulp Fiction”, el trabajo del Señor Lobo lo hace la extrema derecha, con la autorización de todo el gobierno. A ver si nos pensamos que la destitución de JL Pérez Pont no contó con el voto de María José Catalá, como responsable del Ajuntament de València en el Consorci de Museus, o que la propuesta que acaba de presentar Vox en Les Corts censurando los libros de temática LGTBI de las bibliotecas, no ha contado con una intervención del Partido Popular contraria al Colegio de Bibliotecarios y Documentalistas de la Comunitat Valenciana. Es necesario respetar el criterio profesional e independiente y reconocer a este Colegio como interlocutor para las administraciones, como defensor de los servicios públicos esenciales prestados por las bibliotecas y archivos. Respeto profesional, algo que está a años luz de la deriva de PP y Vox en las administraciones culturales valencianas. Con lo que nos había costado salir de tanto fango…
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