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La naviera saudí Bahri vuelve al Puerto de Sagunto recordándonos que “la guerra empieza aquí”

Edgard Vega / Maria Fraile

23 de abril de 2021 12:01 h

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Entre el 22 y 23 de abril el puerto de Sagunto vuelve a recibir la llegada de un buque de la naviera nacional saudí Bahri. Este tipo de noticia se repite periódicamente desde hace ya años. Entre 2019 y 2021, en más de tres ocasiones, han atracado buques de esta naviera en el mismo puerto. Durante 2020 se registraron por lo menos 7 escalas en distintos puertos españoles, como Santander o Bilbao. Y así hasta 33 escalas que se han podido identificar de barcos saudíes desde el inicio de la guerra del Yemen en 2015. Pero, ¿por qué estos acontecimientos son tan cuestionables a tanto nivel moral como legal?

Implicación de Arabia Saudí en la guerra de Yemen

Es bien sabido que Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (EAU) son los países que lideran la coalición internacional que participa en la guerra en Yemen. Es también un hecho conocido -y reconocido por las Naciones Unidas- que este conflicto armado ostenta ya la categoría de crisis humanitaria más grave de las últimas décadas. Según ACNUR, el 80% de la población necesita ayuda humanitaria para sobrevivir; hay cerca de 4 millones de personas desplazadas internas y más de 7 millones de personas necesitan asistencia nutricional.

El Centre Delàs d’Estudis per la Pau, así como numerosas entidades y movimientos pacifistas y ecologistas, venimos expresando nuestro rechazo y preocupación por la acogida de estos barcos que muy probablemente estén cargados de armamento que acabaría usándose en la guerra de Yemen. Prueba de ello es que, en diciembre de 2019, otro barco, el Bahri Abha, de la misma flota de la naviera pública saudí, llegó a Sagunto procedente de Wilmington en Estados Unidos. Datos de la aduana -que son de carácter público en ese país, a diferencia de las aduanas españolas- desde junio de 2018 hasta junio del 2019 revelaban la existencia de contenedores con valor de miles de millones de dólares en vehículos militares, misiles guiados y bombas con destino a Arabia Saudita y los EAU. Estados Unidos es responsable del 72% de las armas que se exportan a estos países a nivel mundial. Por tanto, es fácil suponer la existencia de armamento en los contenedores de la naviera Bahri.

Por otro lado, cabe denunciar la falta de transparencia por parte del gobierno español y de las autoridades portuarias cada vez que estos barcos hacen escala en puertos españoles, ya que es difícil saber si lo hacen para cargar armas de fabricación española. Al amparo de la ley de secretos oficiales, cuyo origen se remonta a la dictadura franquista, se ha forjado el hermetismo dentro del sector armamentístico. Ello, junto con el secretismo en el que se escudan las autoridades españolas sobre las exportaciones de armamento, dificulta mucho la trazabilidad del contenido y el origen de la carga transportada.

Este secretismo y la falta de transparencia contraviene el artículo 6 del Tratado sobre Comercio de Armas que obliga a países como España, Italia, Reino Unido y Francia a no permitir el tránsito de barcos que transporten armas para cometer atrocidades. Pero, además, hay una legislación europea que prohíbe este tipo de exportaciones a países donde se produzca una violación de Derechos Humanos o donde se exista una situación securitaria de tensión o conflicto armado (Posición Común 2008/944/PESC).

Puerto seguro para quienes venden y financian armas, pero no para quienes huyen de ellas

La llegada del buque Bahri Jeddah esta semana vuelve a recordarnos que la guerra empieza muy cerca de nuestras casas y que es preciso exigir, una vez más, que el gobierno español ponga fin al negocio armamentístico que mantiene con Arabia Saudí. Nos recuerda también la responsabilidad ciudadana de hacer incidencia y demandar a las autoridades para que abran los puertos a quienes huyen de las guerras que nosotros alimentamos con nuestras armas. Y, por supuesto, con nuestro dinero.

Es oportuno recordar que existen otras circunstancias cotidianas que nos mantienen vinculadas a conflictos armados, como el de Yemen. Precisamente, eso es lo que se denuncia desde la Campaña Banca Armada: una iniciativa dedicada a estudiar y visibilizar las inversiones de las entidades bancarias en la industria armamentista, con el fin de movilizar a la población contra estas prácticas.

Según el último informe del Centre Delàs “Financiación de las armas de la guerra de Yemen. Análisis de la financiación de las empresas de armas que han exportado a Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (2015-2019)” 80 empresas de armas han exportado sus productos a Arabia Saudí y EAU durante el período analizado. Disponemos de datos sobre la financiación de 15 de estas empresas, 9 de las cuáles han recibido 8.686 millones de dólares por parte de entidades financieras españolas: Airbus, Boeing, General Dynamics, Leonardo, Navantia, Raytheon Technologies, Rolls-Royce, Thales y Rheinmetall AG.

Habida cuenta de la experiencia de los últimos años, el Bahri Jeddah no será el último buque saudí que atracará en puertos españoles con cargamento de armas. Pero nosotras tampoco dejaremos de denunciar sus llegadas, ni de investigar la relación entre gobiernos, como el español, y los vínculos entre las entidades financieras con la industria armamentista. Vínculos que contribuyen a la fabricación, exportación y financiación de armas y, por tanto, que hacen posible el negocio de la guerra. Porque, para nosotras, no existen unas armas más controvertidas que otras. Todas lo son, especialmente si alimentan conflictos como el de Yemen y sirven para vulnerar sistemáticamente los Derechos Humanos.

*Edgard Vega (miembro del Centre Delàs d'Estudis per la Pau) y Maria Fraile (miembro de Fundació Novessendes y activista de la campaña Banca Armada)