Podría tratarse del guion de la película Poltergeist: un antiguo cementerio, unas obras para construir encima una pista de pádel y una vecina que asegura que sus bisabuelos aún permanecen allí.
Tírig es un municipio castellonense de la comarca del Alt Maestrat de apenas 420 habitantes. La localidad cuenta con una zona llamada el Parc de la Raboseta con medio millar de árboles, zonas de césped y columpios para los críos. El consistorio, gobernado por el popular Juan José Carreres desde hace 14 años, ha iniciado las obras de construcción de una pista de pádel en la zona del parque que aún permanecía sin urbanizar.
“En 2014, el cementerio se clausuró oficialmente con todos los permisos, se publicó para que cualquier vecino pudiera llevarse los restos y se llevó a una fosa común todos los restos que se pudieron encontrar”, cuenta el alcalde Juanjo Carreres.
El antiguo cementerio, que albergó a los muertos de Tírig hasta 1920, permanecía rodeado por muros y con la puerta tapiada. “Eso era un vertedero de escombros, que había incluso un coche enterrado, estaba lleno de ratas y serpientes, todo a 25 o 30 metros del pueblo”, recuerda el primer edil. Con un presupuesto de casi 40.000 euros, la zona se convertirá en una pista de pádel.
Una vecina de la localidad, que prefiere no ser identificada, está indignada. Los restos de sus bisabuelos, afirma, reposan allí y ahora jugarán a pádel encima de sus seres queridos. “Es una falta de respeto a los muertos”, dice la mujer, muy afectada. “Me pone los pelos de punta, hay que tener un poco de educación porque es una falta de respeto a los muertos”, agrega la vecina.
La mujer no entiende por qué el ayuntamiento ha decidido construir la pista de pádel precisamente en ese lugar e insiste en que cerca del polideportivo el Consistorio cuenta con unos terrenos. “Es como que quisieran provocar”, declara indignada. “Hay otra señora en nuestra calle que tiene a su hermana allí enterrada, toda la gente tenemos algún familiar allí enterrado”, apostilla la mujer.
El alcalde defiende que las quejas pueden ser por “desconocimiento” ya que, asegura, el consistorio se llevó los restos al nuevo cementerio. “Se dio un plazo para que la gente alegara y, de hecho, al Ayuntamiento no ha llegado ninguna”, explica Carreres. La futura pista de pádel, aún en construcción, está situada en el Parc de la Raboseta, una zona donde juegan los niños de la localidad.
El portavoz socialista en Tírig, Avel·lí Roca, considera que se trata de una “ofensa tremenda a los antepasados”. “Hacer una pista de pádel donde están enterrados, más ofensivo no puede ser”, afirma Roca, quien agrega: “Es tétrico, macabro e increíble”.
La vecina asegura que, durante las obras, han aflorado “un cráneo y un fémur”. “Hay cráneos allí donde juegan los niños”, exclama la mujer. “Poner una pista de pádel encima de los muertos del pueblo es fortísimo”, concluye el portavoz socialista.