El Gobierno del Pacto del Botánico se queda sin oposición en las Corts Valencianes en el ecuador de legislatura. La dimisión de la portavoz del PP valenciano, Isabel Bonig, que se oficializaba este jueves, se suma a la salida de Toni Cantó como portavoz de Ciudadanos el pasado abril y dejan a la oposición al Ejecutivo progresista descabezada.
La dirección del PP desde la madrileña calle de Génova ha conseguido que el gobierno de PSPV, Compromís y Unides Podem-Esquerra Unida inicie una etapa de mayor calma eliminando a sus principales arietes parlamentarios. La dirigente popular, Isabel Bonig, abandonó este jueves su acta como diputada y dejó la portavocía del grupo en el aire después de que el equipo de Pablo Casado le comunicara la pérdida de confianza en ella para liderar el partido. Bonig, visiblemente afectada, renunció a sus responsabilidades en las Corts Valencianes en una rueda de prensa en la sede del PP valenciano: “Me voy porque no cuento con la confianza de la dirección del PP. Creía que tenía la confianza, pero se me dijo que no. Entenderían que hay un mejor candidato”.
Precisamente fue la misma dirección de Casado la que trabajó con Toni Cantó, entonces portavoz de Ciudadanos en las Corts Valencianes, para que dejara a mediados de marzo la formación naranja y pasara a integrar las listas de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid. Un error en el cálculo de los tiempos y las gestiones para el empadronamiento impidieron que Cantó pudiera ser candidato en Madrid, pero los populares buscarán acomodo para el exparlamentario valenciano.
La salida de los portavoces de PP y Ciudadanos abre una crisis en la oposición, que deberá reconstruir su estrategia cuando se cumplen dos años de las elecciones autonómicas y generales. El PP deberá reunir en los próximos días a la junta directiva y a la dirección del grupo parlamentario para escoger a un nuevo portavoz, mientras las familias hacen movimientos para reequilibrar sus posiciones de poder con la previsible entrada del alicantino Carlos Mazón en la dirección del partido tras el Congreso. Mazón cuenta con el beneplácito de Génova para un cónclave previsto para julio, pero no con representación parlamentaria, aunque la diputada Maria José Catalá, también portavoz en el Ayuntamiento de València, se perfila como su número dos.
En las filas naranjas la crisis comenzó antes pero no ha terminado de resolverse. La abrupta salida de Toni Cantó entre lágrimas dejó un grupo dividido entre los partidarios de Emilio Argüeso, exsecretario de Organización, exsenador y mano derecha de Fran Hervías, que tejió la contramoción de censura en Murcia, y los partidarios de Cantó, a quienes el exportavoz ubicó en la cúpula del grupo. La amenaza de varios diputados de pasarse al grupo de no adscritos sigue planeando y se incrementa con el último batacazo electoral de la formación, que desaparece de la Asamblea de Madrid. Uno de los más críticos, Jesús Salmerón, reclamaba “asumir responsabilidades” a la dirección de Ciudadanos: “Intentar tumbar gobiernos legítimos a través de mociones de censura para dárselos al sanchismo y a su banda, no podía salir gratis”, escribió el martes al conocer los resultados.
En la pasada legislatura, por desencuentros con la dirección, la mitad del grupo parlamentario de Ciudadanos pasó a no adscritos hasta concluir el ciclo electoral. A la crisis por los resultados en Madrid se suman los problemas internos de la formación, de capa caída desde el 28 de abril de 2019. Así, las maniobras de Génova dejan a la oposición democrática en las Corts Valencianes en un estado crítico y con los parlamentarios de extrema derecha contemplando el temporal.