El Gobierno valenciano aprueba un presupuesto récord en gasto social en un año con temor a la inflación

El Gobierno valenciano aprueba para 2023 el Presupuesto más elevado de su historia; también el que más recursos destina al gasto social en términos absolutos. El volumen total de las previsiones para 2023 crece un 1,7%, superando los 28.000 millones de euros, mientras que el gasto en políticas públicas -el gasto real- superará los 22.000 millones de euros, un 6,8% por encima del último año. Las octavas cuentas del Gobierno progresista serán las que más inversión pública contemplen hasta la fecha, coincidiendo con el año electoral, pero reducen la velocidad de subida que había llevado el Pacto del Botánico desde su llegada al Gobierno en 2015. Desde entonces, el gasto real ha pasado de 13.000 millones de euros a los 22.000 actuales. Con el PP, en los siete años desde la crisis de 2008, apenas rozó los 13.960 millones en su momento cumbre, en 2010.

El Ejecutivo autonómico considera estas cuentas una “vacuna social” frente a la incertidumbre que plantea la guerra y sus consecuencias en Europa. Considera también que consolidan la recuperación tras la pandemia, sin reducir las partidas sociales de las que el Botánico ha hecho su seña de identidad. La vicepresidenta y portavoz del Consell, Aitana Mas, ha destacado que “las políticas de protección y defensa de los servicios públicos son el eje principal” y suponen “una respuesta contundente social y económica, que impulsa la reactivación y el empleo para dejar atrás la pandemia”. De su departamento, Igualdad y Políticas Inclusivas, Mas ha destacado la renta valenciana de inclusión, que contará con 288 millones de euros, la mejora de las condiciones de los trabajadores sociales que componen la red de atención pública y las políticas de juventud, coordinadas con otros servicios como el Labora. Su presupuesto crece un 5%, hasta los 2.308 millones de euros.

Insistiendo en esta idea, el conseller de Hacienda, Arcadi España, ha indicado que “son unos presupuestos que tratan de ayudar a las familias a aligerar las cargas del día a día y que centran la acción del Consell en avanzar en retos globales como el fomento del empleo, la lucha contra la emergencia climática, el refuerzo de los servicios públicos o el fortalecimiento de las instituciones”.

Sanidad es la conselleria con mayor volumen de recursos: 8.258 millones de euros, un 5% más y supone el 29% del total de los presupuestos de la Generalitat, seguida de Educación y Cultura, con 5.520 millones, un 6,1% más. Las cuentas de Cultura hacen que el IVAM alcance un presupuesto récord de 15,2 millones (frente a los 13,6 del año pasado) y que Les Arts y el Museo de Bellas Artes de València obtengan un millón de euros más cada uno, lo que hace que sus presupuestos crezcan de 20,3 a 21,3 millones y de 6 a 7,2 millones respectivamente. El departamento que más crece porcentualmente es Economía Sostenible, un 25% hasta los 700 millones de euros, dado que gestionará gran parte de los fondos europeos, seguido de Política Territorial, que tendrá 693 millones (un 17% más). Vivienda aumentará su presupuesto un 12,8%, hasta los 400 millones de euros; 31 serán para promociones de vivienda de alquiler asequible (cinco veces la inversión de este año), 39 millones para adquirir vivienda para uso público y 50 millones para ayudas al alquiler y a la emancipación juvenil. Transición Ecológica, cuya consellera fue destituida la pasada semana, crece un 8% hasta los 617 millones. Presidencia, por su parte, crece un 7,5%, hasta los 243 millones de euros.

La sombra de la inflación se deja ver en las últimas cuentas públicas de la legislatura a ambos lados de la balanza. El temor a las consecuencias de la guerra en el Este de Europa, “imprevisibles”, en palabras del conseller de Hacienda, han hecho que el titular de esta cartera sea más cauto en la subida de la capacidad de gasto. En un contexto marcado por el crecimiento de los costes, y en el que la Unión Europea no activará mecanismos extraordinarios de financiación, ni el Gobierno central hará demasiadas concesiones en el techo de gasto, cuadrar los números en la Administración autonómica resulta fundamental. La idea de no estirar las previsiones de ingresos y eliminar partidas reivindicativas ha cuajado en el Ejecutivo del Botánico, prácticamente renovado respecto a quienes ocupaban las carteras el último año, que cuenta además con nuevos agentes determinantes en la negociación: el socialista Arcadi España en Hacienda y la valencianista Aitana Mas como vicepresidenta del Consell.

Con todo, tres aspectos permiten que el Gobierno autonómico pueda gastar algo más: un aumento de las transferencias del Estado -el 24% más que el año anterior, con 13.900 millones de euros-, la reestructuración de la deuda autonómica que aprobó el Ministerio de Hacienda -permite pagar la deuda con el Estado, a través del Fondo de Liquidez Autonómico, en más plazos y ahorra 900 millones de euros en el próximo ejercicio- y un aumento de la recaudación en tributos directos e indirectos (de un 16% cada uno); un balón de oxígeno pese a la infrafinanciación autonómica. Además, la Generalitat cuenta con cerca de 1.500 millones de fondos europeos, entre los del mecanismo de recuperación y resiliencia y otros fondos regionales de la UE. La reforma fiscal aprobada la pasada semana implicará una merma de 150 millones de euros.