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El porqué de la tercera ola: el doble de valencianos tuvo contacto estrecho con más de 10 personas no convivientes en Navidad

Análisis de socialización en España por espacios. Encuesta de la Generalitat Valenciana.

Laura Martínez

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Este mes de enero, diez meses después de que se empezaran a registrar casos de coronavirus en España, la Comunitat Valenciana ha sufrido el pico máximo de la pandemia. Los hospitales alertan del colapso, las UCI han llegado al 80% y los centros de salud no dan abasto para realizar pruebas PCR y atender a las consultas de atención primaria.

Los efectos que pudiera tener la Navidad sobre la presión asistencial preocupaban a los dirigentes políticos, que fueron haciendo bailar las medidas semana tras semana hasta imponer severas restricciones: el toque de queda a las 11 de la noche y un máximo de seis personas en reuniones, de dos núcleos de convivencia distintos. Con todo, pese a la reiterada apelación a la responsabilidad individual, el periodo de vacaciones navideñas, desde el 24 de diciembre hasta el 8 de enero, y las cuatro fechas en las que es habitual reunirse con familia o allegados -Nochebuena, Navidad, Nochevieja y el Día de Reyes-, supusieron un boom de contactos ajenos al núcleo familiar o la unidad de convivencia en entornos de riesgo.

La comisionada de Presidencia de la Generalitat para la Estrategia Valenciana de Inteligencia Artificial, Núria Oliver, explicaba en un sencillo gráfico el porqué de la llamada tercera ola: el número de valencianos que afirman haber tenido contactos cercanos de fuera del hogar se duplicó, pasando de un 25% al 50%. Oliver monitoriza desde marzo la movilidad y los hábitos de los valencianos a través de la encuesta Covid19 impact survey -puede encontrar el enlace haciendo click sobre estas líneas-, donde a través de respuestas voluntarias se dibuja un mapa de la situación.

Entre diciembre y enero no solo aumentaron los contactos fuera de la unidad de convivencia, sin contar el trabajo o el centro de estudios -actividades que se deben realizar con ventilación y mascarilla obligatoria-, sino que aumentaron en las situaciones consideradas: con amigos o familiares. Este tipo de encuentros suelen realizarse en el domicilio o en locales de hostelería, donde es habitual permanecer un largo tiempo sin mascarilla, lo que eleva el riesgo de contagio de acuerdo al baremo del Ministerio de Sanidad. Así, aun con las restricciones marcadas por la Generalitat Valenciana, el aumento de los contactos en situaciones de riesgo alto de contagio se ha multiplicado notablemente. De hecho, ya desde el 11 de diciembre, según registra este análisis de datos, el porcentaje de personas con contacto estrecho con un positivo de Covid prácticamente se duplicó en dos franjas de edad: los jóvenes de entre 18 y 30 años (del 10% al 20%) y los mayores de 60 (del 5% al 10%, aproximadamente).

La percepción del riesgo resulta clave a la hora de analizar las respuestas y el comportamiento ciudadano. Según el estudio, entre un 20% y un 30% de las personas consideran de bajo riesgo actividades como reuniones de invitados en domicilios, pese a que el Gobierno autonómico estima que más del 90% de brotes sociales se han dado en estos espacios, limitados desde este mes. Acudir a un restaurante no implica riesgo para más del 40% de las respuestas, cifra muy similar que no considera un riesgo las consumiciones en terrazas y bares. Precisamente son estas actividades las que ocupan casi la mitad de los entornos de socialización de los valencianos, como indica el gráfico que encabeza esta información.

Pasada la última festividad y con el inicio de las clases y la reincorporación al ámbito laboral, según se observa en el gráfico, los encuentros de riesgo comienzan a reducirse, un registro que debería trasladarse próximamente a las cifras de contagiados, dado que el número de reproducción ha comenzado a descender. La cifra, expresa Oliver, tras analizar la respuesta de 90.000 personas, invita a cierto optimismo.

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