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El PP prima el mensaje de su 'regeneración democrática' sobre la recuperación económica

Cuando las cifras y los gestos respecto de la recuperación y mejora económica no son buenos se tiene que cambiar la estrategia. Y en esto está el PP, cuando el que tendría que ser su pilar fundamental en el mensaje político de cara a las elecciones locales y autonómicas de mayo de 2015, la recuperación económica, flaquea, se apuesta como alternativa por engancharse a la tendencia actual, que es su propio modelo de regeneración democrática.

El curso ha empezado para el PP y para el gobierno de la Generalitat con una grieta en las cifras de descenso del paro (el 90% del aumento del paro español fue valenciano); además el Banco de España advierte que la Comunitat Valenciana continúa siendo la que más deuda tiene respecto de su PIB en toda España; y la intención de reformar la financiación autonómica ya es una quimera que se plasma con el comportamiento esquivo que tiene el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, respecto del President Alberto Fabra.

El mensaje de la recuperación no es fácil de difundir cuando los parado son una losa que pesa mucho, cuando los agricultores no se sienten defendidos en Europa ante las dificultades, ni tampoco cuando los empresarios se sienten ninguneados porque cuando Fabra llama a las puertas del gobierno de Rajoy ya no para exigir, sino aunque sea para conversar, no obtiene ninguna respuesta.

Ante esta tesitura el discurso económico se tiene que dejar aparcado y recurrir a otros. El recurrente anticatalanismo se refrescó durante el verano y en los entornos de la Diada del 11 de septiembre. Pero el que ha obtenido más eco es la particular propuesta del PP de regeneración democrática, una regeneración que, al estilo del 'Il Gattopardo' de Lampedusa busca “cambiarlo todo para que nada cambie”, es decir, cambiar el sistema electoral para que el PP pueda mantenerse en el poder.

La gran esperanza para muchos alcaldes era la propuesta de que la lista más votada en las elecciones municipales se conviertiera directamente en la ganadora, sin necesidad de tener mayoría absoluta de representantes. Esta era una versión más sencilla de la propuesta de 'comarcalización' de elección de parte de los diputados, que buscaba nombrar por comarcas también al diputado más votado. También en las corts cabe recordar que el PP insiste en recortar el número de diputados para ahorrar dispendios (en ningún momento se habla de recortar remuneraciones para buscar la misma finalidad). En los tres casos la pluralidad y la representatividad se caerían en picado en beneficio del partido mayoritario.

Este nuevo discurso sirve al PP para intentar azotar a la oposición (y en especial al PSPV) afirmando que no quieren regeneración por oponerse a sus propuestas y abandonar la comisión parlamentaria que trata la reforma del Estatut (la oposición argumenta la escasa reivindicación del PP en materia de financiación). También atacan a la oposición exigiendo que los partidos muestren las alianzas antes de elcciones y no después, despreciando los pactos (como el que aupó precisamente a Rita Barberá a la alcaldía de Valencia en 1991).

Pero la marcha atrás que parece haber echo el gobierno de Mariano Rajoy ha pillado a contrapié a muchos dirigentes 'populares' y a colectivos como NNGG que habían puesto a toda máquina sus campañas de ataque. Este recalentamiento parece haberse enfriado bastante durante los últimos días aunque el PP valenciano no está dispuesto a renunciar, ya no tanto a esta regeneración sinó a luchar por quedarse la poltrona. La muestra: Alfonso Rus reconoce que muchos alcaldes están “nerviosos” ante las perspectivas de futuro.