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El PSPV y el Frente Judaico Popular

Carlos Gener

Durante la charla que dio Ximo Puig esta semana en un desayuno del Fórum Nueva Economía en Madrid, el líder del PSPV dijo muchas cosas. Y transmitió otras tantas con sus propuestas y, sobre todo, con las cosas que no dijo. A mí al menos, me recordó poderosamente a la película “La vida de Brian”. Intentaré explicar por qué.

La idea que más repercusión ha tenido (y tampoco es que haya sido mucha) es esa propuesta de unos “pactos de la Generalitat”, una especie de versión Terreta de los pactos de la Moncloa, al cual convocaría a todos los agentes políticos y sociales de la Comunidad Valenciana para tratar de tomar con el mayor consenso posible decisiones de gran calado. Lo más llamativo es que, suponiendo que finalmente llegara a gobernar, ofrecería al “PP que salga de la derrota” tener un papel importante en este acuerdo. “No soy un destroyer” les decía a los comensales de este almuerzo en su charla. Entre ellos, los representantes de las organizaciones empresariales nacionales y valencianas, los cuales, sobre todo los últimos, no ven con buenos ojos cómo va cogiendo masa crítica uno de los temores más azuzados en los últimos meses por el PPCV: el #tripartitoruina.

Más vale lo malo conocido que lo malo por conocer, supongo que pensarán. Los grupos que se enfrentaban a los romanos en la película de los Monty Python decían aquello de: “Sí, los romanos son malos ¿Qué han hecho por nosotros? Bueno... el acueducto, el alcantarillado, las carreteras, la irrigación...”.

No dejan de ser significativos esos guiños, no sé a veces si inconscientes, que el PSPV le lanza al PP. “Sí, los romanos son malos... pero claro han hecho tantas cosas...”. No es la primera vez: hace año y medio, era Antonio Torres el que ofrecía estabilidad al PP a cambio de expulsar de su grupo parlamentario a los diputados imputados. Lógicamente, la propuesta no llegó a ningún sitio: Fabra no iba a renunciar a su mayoría absoluta, ni entonces ni ahora, ya que es el único instrumento con el que puede sacar adelante decisiones como la de cerrar RTVV.

¿Qué gana el PSPV tendiendo la mano al PPCV en estos momentos? ¿Sentido de Estado? ¿Imagen de moderación? ¿Alejar fantasmas? Parece que el prejuicio del “PPSOE” no les pesa lo suficiente. Ni siquiera las encuestas más optimistas otorgan mayoría al PSPV para superar a los populares, incluso les restan diputados, por lo que un entendimiento con Compromís y Esquerra Unida es la única salida posible para forzar la salida del PP del gobierno valenciano. Vamos, que el Imperio Romano sólo saldría de Judea si todos los frentes judaicos, alianzas judaicas, ententes rebeldes de Judea y demás se unen.

Además, el PSPV necesita urgentemente armar un discurso que le permita liderar la oposición con más razones que el mero hecho de que tiene más diputados que sus otros dos virtuales socios. Compromís gana día a día la batalla mediática con sus críticas a los populares, se está haciendo fuerte en otros ámbitos, como el universitario y es, de facto, la verdadera fuerza de oposición a Alberto Fabra. Aunque un “sorpasso” de Compromís a los socialistas es más una ficción que una realidad a día de hoy, es llamativo que esa idea ya esté en el debate. Por su parte, Esquerra Unida mantiene una presencia activa en las calles y en los movimientos sociales y también tiene unas buenas perspectivas electorales.

De hecho, da la sensación de que aunque el PSPV liderará finalmente el tripartito por una cuestión puramente numérica, podría ser la pata más débil de ese hipotético gobierno. O incluso comprometerlo, en el caso de que continuaran perdiendo intención de voto de cara a 2015. En justicia, hay que decir que los socialistas no son los únicos que aborrecen de la idea de un tripartito: sus socios también han tratado de marcar distancias, por diferenciarse y por viejos rencores. Puede ser que al final el tripartito, si es que llega, sea una UTE forzosa.

Más vale que se hagan a la idea de que la legislatura no se podrá basar únicamente en sacar a la luz toda la porquería que puedan encontrarse en los cajones del Palau de la Generalitat. Estaría bien gobernar, no acuchillarse entre ellos y ofrecer algo diferente a lo que llevamos teniendo desde hace 20 años. A lo mejor, incluso, podría ser un gobierno progresista y auténticamente de izquierdas. ¡Fíjate tú!

En definitiva, que al final no les pase esto…

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