Las religiosas de Segorbe conocieron las “insinuaciones” de un educador a una menor pero no lo denunciaron

Un cartel que anunciaba “cumpleaños” con dibujos de tartas de colores y dos pósters con payasos y el lema “la ternura es la cercanía del corazón”. Así estaba adornada la pared que sirvió de telón de fondo para la rueda de prensa que el jueves ofrecieron los trabajadores y las religiosas del centro de menores “La Resurrección” de Segorbe. La escenografía y las lágrimas de varios educadores pretendían reforzar el primer mensaje de Concha García, la directora del centro: “Aquí hay un ambiente de familia”.

La comparecencia era la respuesta de la Congregación Terciarias Capuchinas -propietaria del centro- a la vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra, que el miércoles explicó en Les Corts Valencianes por qué los 18 menores acogidos en La Resurrección fueron trasladados de centro a principios de mayo.

Según Oltra, se produjo un presunto acoso sexual por parte de un educador a una de las menores residentes. La respuesta de la dirección fue despedir al trabajador, pero no informó a la Fiscalía ni a la Conselleria de Políticas Inclusivas. Esto, sumado a otras graves irregularidades detectadas por la Inspección, llevó a la Generalitat a tomar la decisión de trasladar a los niños.

No llegó al “nivel” para ser denunciado

Las religiosas gestoras del centro explicaron el jueves que conocieron las “insinuaciones” de un educador a una adolescente residente pero no consideraron que esta actitud tuviera “relevancia penal”. García explicó que la menor le mostró los mensajes en su móvil, que contenían intentos del educador por quedar con ella fuera del centro, así como el ofrecimiento del regalo de una camiseta al que ella se negaba.

El trabajador fue entonces despedido “para preservar la integridad de la menor”. El tema no fue llevado a la Fiscalía ni se informó de ello a la Generalitat porque García no creyó que hubiera pasado “nada que hubiera llegado a ese nivel”, en referencia al acoso sexual.

García explicó que ella no conoce el detalle de “los hechos concretos”. Tanto ella como la representante de la Congregación, Regina del Peral, insistieron en que el acercamiento del educador a la menor nunca se produjo en el centro, sino “en periodo vacacional, cuando la obligación de tutelar a los niños es de los padres”. Del Peral aseguró que fue “un hecho puntual” y que se despidió “con contundencia” al trabajador.

“Nuestras adolescentes son como son”

Preguntadas si es cierto que la directora justificó el incidente en que a la chica tenía “especial tendencia hacia los hombres” -tal y como figura en el expediente del caso-, del Peral explicó con media sonrisa que “nuestras adolescentes son como son, eso son datos que a veces se observan”. Añadió que eso “no debe justificar nada, ni la conducta del educador ni la de la menor. Hacia la menor siempre debemos un respeto, sean cual sean sus características”.

Después del despido, la Congregación dio por zanjado el episodio. Según relató Mónica Oltra, los hechos llegaron finalmente a la Fiscalía de Castellón porque una profesora de la niña, ajena al centro, tuvo sospechas y puso el asunto en conocimiento de la Generalitat. Gracias a la investigación se conoció que el supuesto agresor enviaba mensajes durante las vacaciones a la menor, invitándola a ir de compras con él y a recogerla en su coche para ir a dar un paseo.

“Si no quieres, vas a chupar pollas toda la vida”

El educador la presentaba ante sus amigos como su novia e intentaba besarla, así como le tocaba el culo al pasar por su lado. El hombre, según la declaración de la joven de 16 años, le decía que era abogado y trabajaba para una discoteca y le amenazaba con “amargarle la vida en el centro de acogida” si contaba algo. “Si no quieres, vas a chupar pollas toda la vida”, le espetó presuntamente.

Las religiosas confirmaron que el supuesto agresor era abogado, pero aseguraron que fue contratado porque estaba “habilitado” como educador. Explicaron que el hombre trabajó en el centro durante diez años, y que tuvo en 2010 y en 2014 dos problemas con la Justicia que se resolvieron a su favor.

Según detallaron trabajadores del centro, el primer tropiezo judicial fue de carácter personal. El segundo fue la denuncia de la madre de un interno. Según explicó Oltra, el hombre fue miembro del PP de Segorbe y compañero de corporación de Miguel Barrachina, actual presidente electo del partido en la provincia de Castellón.

Inspeccionada e inspectora

Peral, por su parte, reconoció la veracidad de la acusación de Oltra, que afirmó el miércoles que ella fue al mismo tiempo miembro de la Congregación e inspectora en la Generalitat de los centros propiedad de esta misma orden religiosa. Peral matizó que fue así por su condición de funcionaria, y que siempre la acompañaba un técnico que era quien hacía los informes.

Las religiosas acusaron a Oltra de “parcialidad”, así como de “difamaciones” y “falta de veracidad y de contraste” porque, según afirmaron, no se recabó la versión del centro. Negaron el resto de irregularidades denunciadas por la inspección, como las duchas frías y la comida caducada.

David Pérez, portavoz de los trabajadores, explicó que el centro intenta imitar la rutina de una familia. A veces, hay que actuar “con firmeza”, por ejemplo “cuando un menor está con síndrome de abstinencia y no puedes darle lo que pide”. Comparó estos momentos con el programa televisivo “Hermano Mayor”.

Instalaciones en buen estado

La Congregación aseguró que Oltra no debió desvelar la información sobre el expediente del presunto acoso sexual porque es información confidencial. Por ello, trasladará a la Fiscalía la intervención íntegra de la vicepresidenta. También la denunciarán por supuesto ataque al honor, intimidad personal y propia imagen de los trabajadores.

Además, intentarán que los niños vuelvan por la vía contencioso administrativa y por la vía civil. “Queremos que los niños vuelvan” fue una de las frases más repetidas por las religiosas y los trabajadores.

La comparecencia se produjo el mismo día en que el centro celebró una “jornada de puertas abiertas”. Numerosos habitantes de Segorbe se acercaron a ver el centro, y fueron acompañados por los educadores en una visita a las instalaciones. Muchos de ellos mostraron su indignación ante el traslado de los niños y sus elogios ante el estado de las estancias.