Las claves informativas de la semana en la Comunitat Valenciana.
La espantada ultra
El bipartito se rompe un año después de su constitución
Vox obedece a su líder Abascal y deja solo al PP de Mazón en el Consell
La primera crisis del Consell en esta decimoprimera legislatura. El miércoles, el que preside Carlos Mazón, del PP, era según sus miembros un gobierno sólido, aunque los representantes de Vox se declararan dispuestos a obedecer lo que dispusiera su líder en Madrid, Santiago Abascal, que algo se traía entre manos. El jueves, ese gobierno “sólido” se había roto, junto a otros ejecutivos autonómicos en el conjunto de España, por la espantada de la extrema derecha con la excusa del reparto en la península, aceptado por el PP, de grupos de menores migrantes procedentes de Canarias.
La ultraderecha actuó como tal y decidió hacer de sus posiciones xenófobas contra la inmigración el motivo de una ruptura aparatosaque dejó, de la noche a la mañana, solos a los populares en el Consell. No es que los de Vox en el Gobierno valenciano estuviesen entusiasmados precisamente con la idea de dejar sus cargos, más bien al contrario. En eso se ve que coincidían Vicente Barrera, José Luis Aguirre y Elisa Núlez con otros integrantes de gobiernos autonómicos que Abascal acabaría sacrificando en el altar de la extrema intransigencia. La cara de Barrera, el torero que ha sido fugaz vicepresidente valenciano, en la escenificación de la comparecencia del líder nacional, con hora y media de retraso debido al malestar y las reticencias que encontró su decisión de romper con el PP, lo decía todo.
Había, además, una especial sintonía en el Gobierno de Mazón entre la derecha y la extrema derecha. Pocas horas antes de la ruptura, en medio de la expectación por lo que pasaría, el PP y Vox aprobaron en las Corts Valencianes una norma ignominiosa, la denominada ley de "concordia", que deroga la ley de memoria histórica valenciana y blanquea la dictadura franquista. Una ley con la impronta de Vox que maldita la falta que le hacía aprobar al PP si sus socios iban a dejarlo acto seguido en la estacada.
Anunciada la ruptura del pacto por el caudillo de Vox desde Madrid, Mazón actuó con la misma rapidez para destituir a los tres conselleres ultras de su Gobierno que cuando firmó el primero de los pactos autonómicos con la extrema derecha hace poco más de un año para armar de forma exprés un bipartito cuya ejecutoria ha servido para bajar impuestos a las rentas altas, hacer recortes en Educación, Sanidad y Servicios Sociales y desmontar las principales leyes del Gobierno del anterior Pacto del Botánico, reduciendo la promoción del valenciano o la protección del medio ambiente.
En la mañana del viernes ya estaba el líder valenciano del PP en condiciones de anunciar la nueva composición del Consell. No habían pasado ni doce horas desde que Abascal hizo público el portazo de Vox. Y la verdad es que no le hacía falta más tiempo vista la solución por la que optó: dejar solo la vicepresidencia de Susana Camarero, cambiar a Salomé Pradas de Medio Ambiente a Justicia y sustituirla por un director general, Vicente Martínez Mus, y poner de conseller de Agricultura al portavoz parlamentario Miguel Barrachina. En un nuevo ejemplo de su aprecio por la Cultura, que entregó a Vox en la negociación del pacto exprés hace un año, ahora la endosa al polémico conseller de Educación, José Antonio Rovira.
Más de uno, en el PP y fuera de él, se habrá preguntado por qué no ha aprovechado Mazón para reforzar la estructura institucional más a fondo y fichar a figuras que dotasen de más peso político y social un Consell que ha de afrontar la inédita situación de gobernar en minoría. Al fin y al cabo, lo que ha hecho es remendar a toda prisa una nave cuya tripulación solo incluye a su núcleo de confianza.