Alexandra, la excepción que demuestra que es posible conciliar la maternidad con el deporte de élite
Alexandra Do Nascimento, una brasileña de 41 años que fue nombrada mejor jugadora del mundo en 2012 y se proclamó campeona del mundo con su selección en 2013 y con cinco participaciones en los Juegos Olímpicos a sus espaldas, fichó el pasado verano por el Club Balonmano Elche, un equipo de la Primera División española en cuyo palmarés destacan una Copa de la Reina (2020-2021) y una Supercopa de España (2020-2021), además de dos subcampeonatos de liga. Actualmente, el equipo está situado en la parte noble de la tabla (quinto puesto) y se ha clasificado para disputar los cuartos de final de la Copa de la Reina y la EHF European Cup.
Sin embargo, la llegada de Alexandra a Elche no llama solo la atención por su calidad y por su nivel, sino por las condiciones en las que se produjo. La deportista brasileña estaba embarazada de su hija Lia, circunstancia que no impidió su contratación por parte de la entidad alicantina, que no sólo no puso ningún inconveniente a su situación como gestante, sino que está poniendo todas las facilidades que están a su alcance para que Alexandra pueda conciliar y compatibilizar la maternidad y su amor por el balonmano.
Es más, el Club Balonmano Elche presume de esta circunstancia y hace apenas un par de semanas publicaba en sus redes sociales un mensaje en el que, acompañado de una foto de la deportista con su hija en brazos en el aeropuerto, se podía leer: “Desde el Club Balonmano Elche, queremos mandar nuestro apoyo a todas las madres deportistas. Desde hace poco Lia es la nueva incorporación al Club Balonmano Elche. Con solo 4 meses la pequeña viaja con el equipo a todas las concentraciones para hacer posible la conciliación entre la vida profesional y familiar. Lia, hija de la jugadora Alexandra Do Nascimiento, convive con el resto del equipo técnico en la rutina y entrenamiento de este deporte de élite. La dirección del club contrató a Do Nascimento cuándo estaba embarazada y le abrió un abanico de posibilidades para que su conciliación se hiciera posible con el cuidado de su hija. Entre los valores del club está el apoyo a la mujer deportista”.
Alexandra se muestra muy agradecida con el club, con su presidente (Juanjo Ávila) y su entrenador (Joaquín Rocamora), que asegura le han dado toda la confianza y las facilidades para poder seguir con la práctica de su deporte al máximo nivel a la vez que ejerce de madre: “Hay muchas mujeres que quieren ser mamá, pero no pueden”. Alexandra reconoce que no es fácil para una deportista de élite, ni para una profesional, dar el paso hacia la maternidad, por lo que puede suponer en su carrera: “Es muy difícil compatibilizar tu trabajo con ser madre, yo misma pensaba que una vez hubiera nacido mi hija no podría seguir jugando”.
Tal y como reconoce la brasileña, su situación “no es nada habitual”. De hecho, explica que ya hace unos siete años que se había planteado junto a su pareja, el también jugador de balonmano chileno Patricio Martínez, la posibilidad de ser madre: “Pero lo tenía muy difícil, con mi familia en Brasil y la de mi marido en Chile, además estábamos siempre de viaje y pensé, que no podría volver a jugar”. Fue después de los Juegos Olímpicos de Tokio, en el verano de 2021 y con casi cuarenta años, cuando tomaron la decisión de intentar tener un hijo.
Tras quedarse embarazada continuó entrenando con su anterior equipo (el conjunto francés del Bourg-de-Péage Drôme Handball) hasta los cuatro o cinco meses de gestación: “Echaba de menos el balonmano y, después de analizar todos los aspectos con mi marido, decidí intentar volver a jugar en cuanto naciera Lia, siempre teniendo en cuenta que ella sería mi prioridad”. De este modo, en agosto, cuando nació la niña, comenzó a mirar opciones: “Aparecieron algunas posibilidades en Francia, en Segunda División y el Elche, donde estaba mi cuñada trabajando”. “Después de reunirme con Juanjo (Ávila) me dijo que para ellos sería su primera experiencia de estas características, así que ambos iríamos aprendiendo sobre la marcha”, apunta Alexandra, quien asegura que sintió que su hija “no era un problema, y que ambos entendíamos que lo mejor para Lia iba a ser lo mejor para mí y para el club”. La brasileña aceptó la propuesta del Club Balonmano Elche y el 1 de octubre pasado volvió a los entrenamientos.
En este proceso de adaptación y aprendizaje, el club alicantino intenta facilitar la conciliación de Alexandra, que tiene a su disposición una persona que cuida de Lia mientras su madre está jugando o entrenando. Además, la pequeña bebé de cinco meses viaja con Alexandra y el resto de componentes de la plantilla en todos los desplazamientos, “mi intención es darle el pecho hasta los nueve meses, por lo que tiene que estar conmigo cuando sea necesario”. Hasta el momento, asegura, la experiencia está siendo muy positiva, “se porta muy bien en los viajes, como cuando fuimos a Serbia, un desplazamiento muy largo”. “Mis compañeras también me ayudan mucho, y Lia está contenta”, explica la deportista brasileña, quien señala que su hija, “como dice Rocamora, es la mascota del equipo”.
Conforme la niña crece, las cosas son más naturales y la planificación es más sencilla: “Soy muy disciplinada y un bebé supone que en cualquier momento pueden pasar cosas que no esperas, pero nos estamos adaptando muy bien. Evidentemente, dispone de menos tiempo para entrenar, ”trabajo mi cuerpo cada día, y también con el psicólogo, pero antes estaba sola y me quedaba más tiempo en la cancha entrenando, practicando tiros, estirando... Ahora soy la primera en acabar para poder volver a coger a mi hija en brazos; me tengo que arreglar yo y arreglarla a ella... estamos todos en un aprendizaje continuo y, obviamente, ella es la prioridad, soy incapaz de separarme de ella. Si un día Lia está enferma y no puedo viajar, no lo haré, y en el club son conscientes y lo aceptan“.
Lo que tiene claro Alexandra es que, si llega a saber que la experiencia iba a ser la que está siendo, hubiera tomado la decisión antes, “y si fuera más habitual, serían más las jugadoras profesionales que se quedarían embarazadas”. “Evidentemente, hay mucho miedo entre las deportistas a ver truncada su carrera por quedarse embarazada, y por eso retrasamos la maternidad”, sostiene.
Por lo que respecta al futuro, a la próxima temporada, “ya veremos qué hago, hay que darle tiempo al tiempo”. “De momento, estoy enfocándome en esta temporada y en entrenar para ponerme al cien por cien y la temporada que viene, ya decidiremos”, concluye.
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