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El anhelo por la prórroga del bono joven gratuito: “He podido ahorrarme cerca de 50 euros mensuales para ir a la universidad”

Imagen de archivo de viajeros esperando un convoy de Metrovalencia en la estación de Nou d'Octubre

Leila El Moudni Guerrero

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A falta de catorce días para que se termine la gratuidad del abono joven, el Consell sigue sin esclarecer si se volverá a prorrogar una de las medidas estrella del anterior gobierno de Ximo Puig que nació en 2022 para paliar la coyuntura económica del momento. Los más jóvenes esperan volver a tener entre sus manos esa tarjeta que les permite desplazarse ilimitadamente por el núcleo urbano de Valencia y por otros municipios donde está instalada la red de Ferrocarriles de la Generalidad Valenciana (FGV).

Isabel Giménez hace el mismo trayecto todos los días para poder llegar a la Facultat de Filologia, Traducció i Comunicació, donde cursa el grado de Filología Catalana. Desde Nules hasta llegar a la capital del Túria debe realizar un transbordo de dos transportes diferentes: un tren de cercanías y un bus de la EMT (Empresa Municipal de Transportes) para llegar a su destino final. “Con Renfe me he ahorrado abonar 222 euros cada tres meses y con el autobús 25 euros”, explica. Desde septiembre de 2022, el Gobierno central puso en marcha una bonificación gratuita para viajeros frecuentes de la red ferroviaria estatal. A diferencia de este, el bono dependiente de la Generalitat Valenciana solo es accesible para menores de 30 años y válido en Tram de Castelló, Metrobús, Metrovalencia, Tram d'Alacant y autobuses urbanos e interurbanos.

“Agradezco que se puedan hacer viajes ilimitados porque antes no lo eran. Gastaba una tarjeta mensual con un trayecto de ida y la vuelta al día. No podía desplazarme más”, explica la estudiante. Desde la última ampliación del título unipersonal, en junio de 2023, se han contabilizado 18 millones de viajes, cifra que ha supuesto un ahorro de 15 millones de euros para las familias de la Comunitat Valenciana.

Claudia (nombre ficticio) también necesita su abono para acudir a la universidad. Reside en un pueblo de la Ribera Alta y asegura que prefiere usar el transporte público antes que su coche particular: “Que sea gratuito me ha facilitado poder ir a mi centro de estudios con cero coste. Me he ahorrado cerca de 50 euros al mes, que es lo que invertía en las tarjetas mensuales, y ahora puedo gastar ese dinero en otras cosas de las que antes me privaba, como el ocio”, manifiesta. Para los usuarios de más de 30 años también se introdujo un descuento de hasta un 50% (vigente hasta julio de 2024) en las tarifas anteriores. Los precios oscilan, para la tarjeta SUMA 10, entre los cuatro y los veinte euros dependiendo de la zona; mientras que las tasas de la SUMA mensual parten de 17,50 euros y llegan hasta los 65,50 euros. A esto, Giménez añade que existen otras necesidades y gastos a los que destinar el dinero como “la compra de libros obligatorios para la carrera o necesidades médicas que no cubre la Seguridad Social”.

Asimismo, la estudiante insiste en que es una de las mejores iniciativas, destinada a los más jóvenes, que ha podido aprobar el gobierno: “No todos los estudiantes tienen un sueldo o sus familias poseen una renta estable para pagar mensualmente o trimestralmente estas cifras”.

Aumento del uso del transporte público

“He dejado de lado mi vehículo para ir al trabajo. Lo usaba siete veces a la semana y destinaba alrededor de 150 euros al mes en combustible. Creo que es una oportunidad que nos permite a los más jóvenes poder ahorrar y pagarnos un alquiler. Debería ser permanente”, manifiesta Mireia S., (25 años), trabajadora en hostelería.

Concretamente, la red de ferrocarriles valenciana evita anualmente 90.633.599 desplazamientos de vehículos privados por Valencia y Alicante, según cifras del servicio que gestiona Metrovalencia y el Tram d'Alacant.

Además, cada año se impide la emisión a la atmósfera de 114.681 toneladas de dióxido de carbono, lo que “demuestra que el transporte ferroviario es el más ecológico, el más sostenible y el de mayor respecto actualmente”, según Europa Press.

En el caso de Metrovalencia, este servicio frenó el desplazamiento de 75 millones de coches en la capital valenciana y en su área metropolitana. Concretamente, transportó 247.924 usuarios al día, cifra que superó los 300.000 durante las jornadas laborales.

En base a ello, 33,8 millones de litros de combustible se dejaron de comprar, lo que se traduce en un ahorro significativo de 54,1 millones de euros en 2023 al precio de hoy en gasóleo y gasolina.

Rosa (nombre ficticio), funcionaria en Metrovalencia, explica que le gustaría seguir repartiendo estos pasajes: “Favorece tanto al medio ambiente como a la economía de la gente. Creo que es una de las razones por la que se debería seguir apostando. Habré repartido cerca de 300 bonos y lo que más me alegra es la felicidad con la que se van los más jóvenes cuando saben que podrán visitar la ciudad o ir a ver a sus amigos a otros pueblos sin gastarse mucho dinero en un servicio que es público”.

Respecto al transporte interurbano, la EMT alcanzó un total de 100.762.227 pasajeros en 2023, cifra más alta en los últimos 15 años para la empresa municipal. Además, ha crecido durante el año pasado un 13% sobre 2022, y un 4% sobre 2019.

Tanto Isabel como Mireia y Claudia esperan que este incentivo permanezca en vigor como alternativa a la dificultad de acceder a una vivienda en alquiler y poder desplazarse al lugar de trabajo o de estudios sin que cueste “un ojo de la cara”.

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