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Temporero de la naranja: un fijo discontinuo que trabaja a destajo, o cinco horas y cobra 57 euros al día

Dos personas recogen cítricos en un campo de naranjas en una imagen de archivo.

Miguel Giménez

València —

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La producción de cítricos en la Comunitat Valenciana en la campaña 2022/2023, la última de la que se tienen las cifras completas, se situó en 2.907.509 toneladas, una fruta que se destinó principalmente a la exportación, según los datos publicados por la Conselleria de Agricultura, que preveía para la pasada campaña 2023/2024 unas cifras ligeramente inferiores a causa de la sequía. Cada año, alrededor de 45.000 personas trabajan en el sector citrícola, tanto recolectores (55%) como en los almacenes (45%), en una campaña que empieza en el mes de septiembre (con la mandarina) y se alarga hasta el verano siguiente (con la naranja de variedad Valencia).

El perfil del trabajador del campo o 'collidor' es, principalmente, el de un hombre de entre 35 y 50 años con experiencia en la recolección de cítricos. Y, aunque cerca de dos terceras partes son españoles, cada año se pueden ver más trabajadores extranjeros en el campo, procedentes de diferentes lugares del mundo: europeos del Este, magrebíes, subsaharianos, sudamericanos o incluso paquistaníes. Precisamente, hace unos días tres temporeros paquistaníes fallecieron arrollados por un camión al que le fallaron los frenos cuando estaban trabajando en un campo de cítricos en la localidad valenciana de Benifairó de les Valls, en el Camp de Morvedre.

La jornada laboral de un 'collidor' en el campo es de entre cinco y seis horas diarias (dependiendo de la temporada) y se trabaja de lunes a sábado. En cuanto a los salarios, hay dos modalidades: a jornal, en la que los temporeros perciben 11,41 euros por hora (entre 57 y 65 euros al día, dependiendo de si hacen cinco o seis horas), tal y como marca el convenio colectivo (12,45 euros en el caso de los capataces); y 'a destajo', en el que los trabajadores cobran según la cantidad y la variedad de cítricos que recolecten. El trabajo en el campo valenciano, tal y como reconocen los sindicatos, está regularizado en un altísimo porcentaje: “El control que ejercen los inspectores, aunque harían falta más porque no se llega a todo, la Guardia Civil o la Policía Autonómica hace muy difícil que haya trabajadores sin contrato en el campo, aunque eso no quiere decir que no los haya, sobre todo en pequeñas explotaciones”.

La mayoría de estos temporeros tienen contratos fijos-discontinuos y llevan años trabajando en el campo: “Las nuevas contrataciones se suelen hacer a través de empresas de trabajo temporal”, explica Delia García desde UGT-PV (precisamente, esta misma semana la empresa GI Group buscaba a 350 personas para trabajar en la campaña de recogida de cítricos en la Comunitat Valenciana). “Que estos trabajadores tengan contrato no quiere decir que las condiciones sean las idóneas”, explica desde CCOO PV Carmen Benavent, quien advierte que todavía se dan situaciones de explotación, “incluso sexual”. “Cada vez es más difícil encontrar gente para trabajar en la naranja porque la gente busca una estabilidad que el campo no da, porque el trabajo depende de la campaña y del tiempo, y los jóvenes no suelen durar mucho tiempo. ”¿Por qué no se pueden tener en la agricultura las mismas condiciones laborales que en una fábrica?“, se pregunta.

El perfil del 'collidor' cambió con la burbuja inmobiliaria

Los trabajadores que se dedicaban a la naranja antes de la burbuja del ladrillo eran españoles. Sin embargo, con el 'boom' inmobiliario y las condiciones económicas que ofrecían la construcción y los servicios, muchos de estos empleados dejaron el campo para dedicarse a actividades mucho más productivas económicamente hablando. Esta circunstancia abrió la puerta a los trabajadores migrantes, que en estos años han ido asentándose como recolectores. Con el pinchazo de la burbuja y la crisis de 2007, muchos de esos trabajadores que habían abandonado el campo volvieron o intentaron volver a la naranja. En la actualidad, el mercado laboral en el campo valenciano está muy estabilizado, con trabajadores que llevan más de una década recolectando cítricos. Los nuevos 'collidors' suelen ser migrantes que buscan un contrato y una relativa estabilidad laboral. Como reconoce Enrique Bellés, director de Cooperatives Agro-Alimentàries de la Comunitat Valenciana, para trabajar en la campaña citrícola se busca gente con experiencia, de ahí que se apueste por la continuidad de la gente campaña tras campaña.

Explotación laboral hacia la persona migrante en el campo europeo

Un informe de Oxfam alertaba hace unos meses de la situación de explotación laboral a la que se enfrentan millones de personas migrantes que trabajan en el sector agrario en la Unión Europea. Concretamente, cifraba en el 26% el porcentaje de trabajadores temporales extranjeros en el campo europeo (2,4 millones de personas sobre una masa total de 9,2 millones de empleados). El informe alertaba de salarios precarios y penosas condiciones sanitarias y habitacionales, además de casos de violencia, especialmente contra las mujeres.

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