UGT exigió ayer un plan nacional de inclusión tecnológica que garantice que la cuarta revolución industrial «no deja a nadie atrás», así como implantar un impuesto a las empresas por la robotización de sus procesos productivos.
La secretaria confederal de UGT, Isabel Araque, inauguró la jornada «La 4ª Revolución Industrial y el futuro del trabajo», organizada por UGT-PV, en la que también participaron el exsecretario general del sindicato Cándido Méndez, que advirtió que España y Europa están «perdiendo el tren de la digitalización».
A la jornada de formación acudieron el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y el conseller de Infraestructuras, Arcadi España.
Aranque reclamó un plan nacional que incluya medidas para garantizar que la reordenación del empleo que provocará la digitalización «no cree una brecha entre los trabajadores que polarice el trabajo», una reducción de la jornada laboral semanal sin descenso de sueldos porque «se producirá más con menor cantidad de mano de obra», la introducción definitiva de las mujeres en las carreras TIC y que llegue la conexión de internet a los 4 millones de hogares que aún no la tienen, entre otras medidas.
Del mismo modo, apostó por implantar un impuesto a las empresas para los robots que garantice «el reparto de riqueza y equilibrio entre la producción y el trabajo» que les generará el beneficio de productividad por la automatización de puestos de trabajo.
«Es indudable que la introducción de las nuevas tecnologías, como la robótica o la inteligencia artificial, reportará beneficios como el aumento de la productividad o de la innovación pero también existen otras eventualidades y riesgos, que podrían afectar negativamente al volumen del empleo e incrementar la desigualdad salarial entre aquellos que desarrollen suficientes competencias digitales y los que no», advirtió.
Cambio de modelo
Por su parte, Méndez lamentó que tanto Europa como España están «perdiendo el tren» con la digitalización, que «está cambiando los modelo de empresa y la tipología del empleo hacia una polarización del mercado laboral con trabajadores muy cualificados y altos sueldos y empleos muy precarizados». Así, señaló que «la digitalización de las relaciones laborales es un hecho» y por ello «se necesita de un estudio y análisis, primero global y luego individual de todos y cada uno de los elementos que conforman esta revolución».
Por otro parte, Méndez destacó que estamos ante un momento económico «complicado» pero consideró que España «aún debe tener confianza en su capacidad de crecimiento» porque sigue siendo «superior» a la media europea. No obstante, advirtió de que la española es «una de las economías más abiertas» de Europa, con lo que está más expuesta a las consecuencias externas como el Brexit o a los aranceles consecuencia de la guerra comercial entre China y EE UU.