Nuevo lío a la vista a cuenta de la polémica ampliación del Puerto de València. Los cambios implementados por la Autoridad Portuaria de Valencia (APV) en la configuración de la futura terminal de contenedores obligaron a buscar un nuevo emplazamiento para la estación de cruceros que ahora opera en el dique norte. Por este motivo, la APV sacó a concurso la construcción y explotación de una nueva terminal de pasajeros, principalmente para ferris, pero también para dar cabida a los cruceros, en los terrenos que ocupaban los antiguos astilleros de Unión Naval, un procedimiento que está en los tribunales al haberse aprobado sin los pertinentes informes ambientales.
La construcción y explotación de la nueva infraestructura se adjudicó mediante una concesión de 35 años ampliable a 50 a Baleària, que incorporó como socio a Global Ports Holding (GPH) para gestionar toda la parte de cruceros. De esta forma, la infraestructura queda ubicada entre el Muelle de Poniente y el Muelle Perfecto Palacio, y contará con aproximadamente 100.000 metros cuadrados. La inversión prevista por la naviera valenciana radicada en Dénia para desarrollar este proyecto superará los 37 millones de euros, aunque casi un año después de haberse adjudicado no han podido arrancar las obras.
Según información recabada por elDiario.es, los motivos de los retrasos son, entre otras cuestiones, las presiones que estaría ejerciendo MSC, principal operadora del Puerto de València, para disponer de un espacio para atender a su negocio crucerístico, bien sea en el muelle de cruceros de la nueva terminal o bien sea en otra terminal exclusiva aledaña a la que se ha adjudicado Baleària.
Esta situación ha creado un enorme malestar en el seno de Baleària que incluso habría contemplado la opción de renunciar a la adjudicación, opción que de momento no está sobre la mesa por la millonaria penalización económica que conllevaría. Por este motivo, la primera opción de la empresa valenciana sería buscar una solución negociada.
Sin embargo, la solución no es sencilla puesto que según diferentes informes de maniobrabilidad recabados por consultoras como Seaport Solutions, la introducción de un mayor volumen de cruceros del ya previsto y, sobre todo, de un nuevo muelle aledaño para estos enormes buques de pasajeros estrangularía significativamente el normal funcionamiento de la entrada y salida de los ferris de Baleària con destino principalmente a las islas Baleares.
Además, la demanda por sorpresa de MSC de un espacio para cruceros, tras no haberse presentado al concurso de la nueva terminal que se adjudicó Baleària, supone una dura e inesperada competencia para Global Ports Holding (GPH), socio de la valenciana.
La situación ahora mismo es de alta tensión entre la APV, Baleària y MSC y todos los escenarios son factibles, por lo que habrá que ver cómo aborda esta delicada cuestión la nueva presidenta del ente portuario, Mar Chao. Con toda probabilidad, una posible solución de consenso podría ser buscar una ubicación alternativa para MSC que no interfiera en la operatividad de la terminal de Baleària, pero está por ver que la multinacional suiza, con enorme peso e influencia en el Puerto de València, más aún desde que se asoció con el naviero Vicente Boluda, consejero de la APV, acepte esta opción.