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IVI: el centro de reproducción asistida que empezó hace 30 años en un pequeño local de València y es líder mundial tras traer al mundo 250.000 bebés

Los inicios nunca son fáciles en ningún ámbito de la vida, mucho menos en la investigación en la que tan poco se ha invertido históricamente en España. Particularmente en el ámbito de la reproducción asistida, ha sido una especialidad que ha tardado en entrar plenamente en la cartera de servicios públicos, quizás por una falta de conciencia de la dimensión del problema social que suponía.

Los profesores José Remohí y Antonio Pellicer, fundadores del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) en marzo de 1990, sí que supieron detectar esta carencia. Se puede decir que fueron unos visionarios puesto que además la legislación española permitía aplicar técnicas a las que no se podía acceder en otros países europeos.

Ambos, realizaron la especialidad de Obstetricia y Ginecología en el Hospital Clínico de València y completaron su formación más enfocada en la medicina reproductiva principalmente en Estados Unidos, país del que importaron el modelo que aplicarían en IVI para cubrir ese déficit asistencial que existía en la sanidad pública.

Y así empezaron en un pequeño local ubicado cerca de la calle Guardia Civil (Benimaclet) que con el paso de los años y el aumento de la demanda de tratamientos se fue ampliando hasta los 450 metros cuadrados. Finalmente, por falta de espacio, se trasladaron a la clínica actual de 3.500 metros cuadrados ubicada en la plaza de la Policía Local, número 3 (Campanar).

Los dos primeros años de actividad fueron los más duros. Remohí y Pellicer hicieron una fuerte apuesta por la investigación de forma que todo lo que se ganaba se reinvertía para tratar de ofrecer siempre las técnicas más punteras e innovadoras, por lo que necesitaron del apoyo económico familiar para sustentar el proyecto.

Pero la evolución fue espectacular, tanto en lo que a pacientes se refiere, como en la aplicación de tratamientos pioneros y en consecuencia en la apertura de nuevas clínicas por toda España.

En 1990, primer año de vida de IVI, se practicaron 400 tratamientos, mientras que actualmente solo en València se atiende a 4.500 pacientes de media al año. Otro elemento fundamental en este sentido ha sido la normalización por parte de la sociedad de estos servicios, ya que al principio existía un cierto tabú.

En cuanto a la evolución de las técnicas, se ha pasado de cifras que rondaban el 6% a poder asegurar el embarazo con donación de óvulos hasta en el 96% de casos con un máximo de tres ciclos. Pero ha habido más avances, como los relacionados con los tratamientos de estimulación ovárica para extraer ovocitos en número suficiente que poder fecundar. Antes, se trataba de procedimientos mucho más agresivos que las actuales terapias, más suaves y personalizadas en función de las características de la paciente.

Además, existen técnicas de ultracongelación, como la vitrificación de ovocitos, que permiten a las mujeres garantizarse una reserva de fertilidad y proyectar la maternidad de cara el futuro o ser madre después de los tratamientos antitumorales, una verdadera revolución social.

Otra muestra de esta revolución es que ya no solo se trata a parejas heterosexuales, como sucedía en los inicios. Cada vez hay más mujeres sin pareja que se acercan al IVI para ser madres y también son más las mujeres del mismo sexo que se acercan a tener descendencia.

En los últimos años se ha detectado un aumento de la demanda de los tratamientos con estudio genético, de preservación de la fertilidad por el retraso en la edad de la maternidad y los tratamientos con óvulos dados por el mismo motivo.

En 2017, IVI era ya el grupo de medicina reproductiva más grande de España y con más presencia de Europa. Ese año Remohí y Pellicer vendieron un 30% de las acciones de la empresa a la estadounidense Reproductive Medicine Associates of New Jersey (RMANJ), con lo que el grupo, ahora IVIRMA pasó a convertirse en el más grande a escala mundial.

En la actualidad cuenta con 80 clínicas en 9 países del mundo (Estados Unidos, Panamá, Brasil, Chile, Portugal, España, Italia, Reino Unido y Dinamarca) que acogen a pacientes de 180 países y desde 1990 se ha ayudado al nacimiento de 250.000 bebés.

En venta por 2.000 millones

Como informó elDiario.es el pasado 1 de febrero, Remohí y Pellicer han decidido poner a la venta su mayoría accionarial con la idea de dar un nuevo impulso a la compañía. De hecho, una de las condiciones que se han puesto para hacerla efectiva es que como mínimo se mantenga la estructura actual. La plantilla del grupo está en torno a unos 2.500 empleados.

El proceso estará pilotado por las asesorías Morgan Stanley y Arcano y se prevé que la transacción se cierre antes del próximo verano por una cifra que podría alcanzar los 2.000 millones de euros, teniendo en cuenta que a mediados del pasado año Vitrolife compró la firma de reproducción asistida Igenomix, que factura 90 millones de euros anuales, por 1.250 millones.

En este sentido, IVI-RMANJ factura de media unos 300 millones de euros al año y se espera que cierre 2021 con un ebitda (beneficio neto) de 135 millones de euros, lo que da una idea de hasta dónde puede llegar su cotización.

Hasta ahora, una docena de fondos internacionales se habrían puesto en contacto con Morgan Stanley y Arcano para realizar una oferta de compra. Entre los interesados estarían Carlyle, CVC, KKR, PAI Partners, Bain Capital, Blackstone, Partners Group y Permira.