La Real Academia Española plantea dos acepciones sobre la palabra tacaño. La primera, la más actual y usada, se refiere a una persona que “escatima excesivamente en gasto”. La segunda, en desuso, tiene un fondo que trasciende la materia económica: “Astuto, pícaro, bellaco, y que engaña con sus ardides y embustes”.
Ambas, pero sobre todo la segunda, se pueden aplicar al comportamiento del expresidente de la Generalitat y exministro, Eduardo Zaplana, según las conversaciones entre sus amigos y testaferros intervenidas por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil y presentes en el sumario del caso Erial. Un verdadero retrato al personaje.
Los pinchazos de los miembros de la trama Erial a los testaferros de Eduardo Zaplana han servido para seguir el rastro del dinero pero, también, para entender las relaciones y los roles que cada uno tenía en la red. En la conversación presente en el sumario y que reproduce eldiario.es, Joaquín Barceló, reconocido por los investigadores como testaferro, habla con Juanma, uno de los amigos del grupo que se queja amargamente de la actitud del expolítico y exdirectivo de Telefónica.
La Guardia Civil destaca esta llamada y la califica de relevante para la causa porque “indica el contexto general en el que se desarrollan las relaciones entre algunos de los”. Los agentes de la UCO la resumen en una frase: “Cada vez que te llama es para pedirte o meterte en líos”.
En la conversación, Juanma, al que no identifica la Guardia Civil pero que forma parte del grupo de amigos de Benidorm del exministro, explica a Barceló que está harto de Zaplana: “La última vez que me invitó todavía está Mitsouko (secretaria de Zaplana también investigada en la causa) pidiéndome los dineros del avión”, explica el amigo. El expresidente le habría invitado a un viaje a Londres, aunque finalmente acabó reclamando el dinero del hotel y los gastos del viaje.
Esta actitud no fue la única en el viaje a Reino Unido. Además, de la charla telefónica que Barceló se toma a broma y ratifica como si fuera un comportamiento habitual con otras personas, se desprende también el elevado ritmo de vida del expolítico. Noches de hotel en Londres a 600 euros, habitaciones en Kiev por 3.500 y viajes en avión en primera clase.
En otro fragmento de la conversación, el intelocutor Juanma también relata cómo le quiso cobrar el viaje a Sudáfrica para presenciar el Mundial de fútbol de 2010 que acabó ganando la selección española. “Lo mismo que en Sudáfrica. Dice, vámonos y me pasa una factura de dos millones de pesetas”, explica el indignado amigo. Sobre ese viaje explica que el desplazamiento iba a ser para cuatro días, pero que se vuelve a España nada más llegar para después volver a perdirle regresar. Algo solo al alcance económico de pocas personas.
Reproducción íntegra de la conversación telefónica:
Juanma (X): O tiene un morro que se lo pisa o ha perdido el norte.
Joaquín Barceló: Con el morro que ha tenido siempre.
X: Déjalo, déjalo que... Que cada vez está peor.
J: ¿Y ahora dónde está?
X: Ni puta idea, yo no he vuelto a verlo ni he vuelto a hablar con él desde aquel día. Gracias a Dios, mejor.
J: Madre de Dios.
X: No, porque cada vez que te llama es para pedirte o meterte en líos.
J: (risas)
X: Porque no llama para decirme, oye, vamos a ver un partido de fútbol o vámonos a comer o reírnos, ¿sabes? No. El llama, ¿te has enterado, sabes?
J: Ostia.
X: Tu sabes, tu... Siempre está igual. Mierda, a tomar por culo.
J: Madre de Dios, Madre de Dios. Va a ver la Champios League, ¿sabes cuánto vale la noche en una habitación?
X: Calla calla.
J: ¿En Kiev? 3.500 euros.
X: Eso sí, me dijo a mí, no sé qué día, y al Gasofa, y a mí. Si todo va bien... Os invito a... Y le dije yo, yo lo tengo mal.
J: (risas)
X: Se quedó, así... pillado ¡Qué me invita! La última vez que me invitó todavía está Mitsouko (secretaria de Zaplana) pidiéndome los dineros del avión.
J: (risas)
X: ¿Sabes? La última vez que me invitó. ¿Sabes?
J: (carcajadas)
X: A tomar por culo.
J: sí sí sí.
X: Aunque me invite... ¿Qué cojones? Que no, que no, que no. Que la última vez que me invitó todavía está llamándome Mitsouko para el dinero, que no. Oye, que los de la agencia que llaman. A mi qué cojones me dices tú, que pague él.
J: (risas) Habla con él.
X: Vamos a ver un partido de fútbol y voy a pagar lo que no está en los libros.
J: Madre...
X: Lo mismo que en Sudáfrica. Dice, vámonos y me pasa una factura de dos millones de pesetas.
J: (Risas).
X: ¿Sabes? Me cago en la puta madre.
J: (Risas).
X: Como otra vez que me dice, ¿Nos vamos a Londres? ¿Te vienes conmigo a Londres? Esto hará siete u ocho años, y como estaba mi hija trabajando en Londres , en el 2009, digo, pues vale... Vamos a ir tres días. Bueno, y allí llegamos a Londres y era todo... El hotel valía 600 euros la habitación por noche.
J: Cojones, cojones.
X: Sí. Y yo la primera noche la paso y pasa la segunda y digo, vámonos de aquí, si total y dice, no... Es que había quedado con Agag, con todos estos que monta él negocios e historias.
J: Esos que no conocen a los de Gürtel, vamos.
X: Sí, eso sí.
J: (Risas).
X: La mujer de Aznar (inteligible) y me dijo... Y nos vamos al final yo digo, convenzo y nos volvemos a Madrid. Y al poquito tiempo comienza a llamarme Mitsouko que debía no sé cuánto. No solo... me decía a mí que debía el viaje, porque yo pensaba que me invitaba, no. Es que había reservado tres noches más de hotel ¿eh?
J: sí sí
X: Me lo reclamaba también, a 600 euros la noche, tres por seis, 18.
J: Madre de Dios.
X: 1.800 euros, el dormir, más el avión en primera clase.
J: Ni pegas la vuelta el mundo a su manera y está preparado.
X: ¿Sudáfrica? Nos vamos para 4 o 5 días y al primer partido dice que se vuelve ¿eh?
J: (Risas)
X: Dice, estoy una noche en Sudáfrica y vuelvo. Y a los dos días dice que nos volvemos a ir y le digo, que te den por saco.
J: (Risas)
X: A los dos días me dice que si nos volvemos a ir ¿sabes?
J: Algo tendría aquí.
X: Venga, anda. Que lo aguante su abuela. En fin.
J: Bueno.
X: Pues para tí todo.
J: No no, yo estoy bien como estoy.
X: Yo a ver, si me lo saco de encima... Y hombre, es mi amigo, yo le quiero pero...
J: No, si ya...
X: No no no.
J: Negocios de esos no.
X: Esa presión y esas tonterías, estoy hasta los huevos ya. No aguanto más.
J: Ya.