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“El consumo desmedido de ropa nos crea la falsa ilusión de que aún existe la clase media”

Laura Opazo

Eva San Martín

20 de septiembre de 2020 23:21 h

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“Hasta hace unos años, desconocía los efectos tan devastadores que conlleva la fabricación de ropa; y vivía en una burbuja de consumo que pensaba que solo afectaba a mi cuenta corriente”, admite Laura Opazo en Armario Sostenible (Zenith). 

Criada en Ourense, publicista reconvertida en divulgadora de la llamada moda sostenible, su libro repasa el universo de la moda ética, su impacto en la ecología y en los salarios de los trabajadores de todo el mundo. 

También da sus claves, muy prácticas, para vestir de forma más consciente. ¿El enemigo a combatir? Según Opazo, el marketing y el lavado verde de imagen de algunas marcas, o greenwashing

¿Cree que comprar ropa es compatible con la protección del planeta y de los derechos humanos de los trabajadores? 

Todo proceso de producción implica el uso de recursos y una serie de procesos que generan impactos. Pero la moda sostenible es menos lesiva medioambientalmente y protege el empleo. Aun así, si tenemos que ser estrictos, lo más sostenible sería no comprar ropa nueva. El consumo sostenible empieza por reutilizar.

Entonces, ¿qué opciones tenemos para hacernos con un armario sostenible?

Por ejemplo, acudir a una tienda vintage o de segunda mano, puesto que todos los recursos empleados en fabricar esa ropa ya han sido invertidos. O usar la ropa de alquiler, cada vez más en auge, y que permite que diferentes consumidores utilicen una misma prenda en diferentes meses. Esto evita la compra compulsiva; así como acumular y tirar ropa cuando esa prenda ya no tenga lugar en nuestra vida o nuestro armario. 

En su libro cita claves para vestir de forma más sostenible; entre ellas, escoger una etiqueta ecológica o buscar fibras más naturales. Todo esto suena caro para un ciudadano medio. ¿No cree?

Es un error pensar que la moda low cost sale barata. Su nombre encierra una incongruencia: aunque para el consumidor resulte asequible en términos económicos, tiene un coste elevadísimo en términos medioambientales y sociales que hace que lo barato al final salga terriblemente caro. 

La clase media está en peligro de extinción, pero abundan los servicios rápidos de bajo coste: acabamos consumiendo desmedidamente y tenemos esa falsa ilusión de seguir perteneciendo a ella. Y no nos damos cuenta de que el consumo tiene efecto boomerang; pagar tan poco repercute no solamente en salarios miserables para los demás, sino también para nosotros mismos. 

Además, la industria de la moda rápida ha marcado unos precios de mercado bajos; y todo lo que se salga de ellos nos parecerá caro; aunque objetivamente sea su precio justo. [Leer, ¿qué me pongo para ser amable con el planeta?]

Vayamos a lo práctico, lo que podemos poner en práctica desde hoy mismo. Usted dice que lo primero es ordenar el armario. ¿Cómo nos ayuda vivir en oasis de calcetines perfectamente doblados a ser más sostenibles? 

Mucho. Infrautilizamos la ropa que tenemos en el armario. Algunos estudios indican que el 20% de las prendas han sido utilizadas tan solo en una ocasión, y la mitad hace un año que no se usa. La media de puestas de una prenda son siete y, en algunos casos, esta cifra está muy por encima del uso real.

Uno de los motivos por los que pasa esto es porque no sabemos ni lo que tenemos. Por eso, lo primero es hacer una exhaustiva organización del armario: además ser práctico, nos va a enfrentar con nuestros propios errores y con el tipo de consumidor que somos. Y nos enseña a tomar decisiones más conscientes e inteligentes de cara a futuro. 

Usted habla del armario cápsula, ¿qué es y por qué ayuda a cuidar del planeta?

El armario cápsula consiste en tener menos prendas pero que mariden entre sí; que sean estilosas, de calidad, funcionales y que vayan con nuestra esencia personal. No tienen que ser las mismas para ti que para mí; aunque se dice que un pantalón negro, un vaquero y un buen jersey de lana tienen un lugar indiscutible en cualquier armario. Y nos salvan la papeleta de vestir a diario. Por el contrario, las piezas más especiales normalmente nos cansan antes y solo nos resuelven situaciones muy puntuales. 

Todo esto del armario sostenible suena bien, pero le pido sinceridad: ¿cuál es su conclusión tras escribir este libro? ¿Sigue pensando que es posible vestir sin dañar al planeta? 

Pues que, igual que la moda avanza en una dirección sostenible, el marketing también trabaja para seguir metiéndose en nuestras entrañas y lograr generar en nosotros el deseo de consumir. Nadie quiere perder rentabilidad. Y de nada sirve apostar por firmas de moda sostenible si seguimos consumiendo como lo hacemos. 

Una filosofía de vida más sostenible parte de reaprovechar, reutilizar y reciclar; pero también de reducir. Creo que es fundamental el autoconocimiento para no sucumbir de forma bulímica al consumo; nos ayuda a anteponernos, y a crearnos un discurso propio sin seguir las tendencias ni caer en las trampas del mercado. 

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