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Macetas de terracota: cómo transformarlas y hacer que envejezcan rápidamente

Macetas de terracota: cómo transformarlas y hacer que envejezcan rápidamente

Eva San Martín

1 de agosto de 2021 06:01 h

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Pequeñas latas, un colador viejo y hasta una caja de madera pueden ser transformados en una bonita maceta para tus plantas de interior. Pero una pequeña maceta de terracota también puede resultar sorprendentemente barata. Y añadir el carácter que le falta es tan fácil como untarla en yogur natural o dejarla a remojo en agua con fertilizante. O, si lo tuyo es el estilo nórdico, píntala de blanco. 

¿Por qué una maceta de terracota? Lo más importante: porque a tus plantas les gusta. Puesto que la arcilla es porosa, el agua y el aire pueden traspasar la superficie. Esto permite que el suelo se airee (que respire), lo que previene que las raíces se encharquen, o que aparezcan hongos y otras enfermedades frecuentes cuando nos pasamos con la regadera. [¿Mataplantas? Aquí tienes los trucos para rescatar una planta que has ahogado con tanta agua.]

Además, las macetas de terracota resultan fáciles de conseguir en cualquier vivero, tienda de plantas y hasta en tiendas de muebles. Y resultan relativamente baratas: por tres euros puedes hacerte con una maceta de 12 centímetros de diámetro, con su plato incluido. Por no hablar de que se trata de un material que, ya tal cual, parece combinar de maravilla con tus otras macetas o muebles del salón. Es como ese pantalón vaquero que nunca pasa de moda.

Como muchos objetos que consideramos valiosos (incluido el vaquero), las macetas de terracota envejecen bien y con carácter. La arcilla oscurece y adquiere unas algunas tonalidades blancuzcas, por los depósitos dejados por el fertilizante y los minerales del agua.

Por suerte, no hay por qué esperar a que la naturaleza haga su trabajo.

1. Envejece tu maceta de terracota con fertilizante

Podemos acelerar la aparición de los depósitos blancos en la superficie, rellenando nuestra maceta de terracota con una disolución concentrada de agua con fertilizante. Las macetas que envejecen de este modo son seguras para plantas, ya que las sales depositadas no vuelven a la tierra donde crece tu planta.

Todo lo que necesitas es un corcho de vino, una vela, agua, y fertilizante líquido. Empieza por taponar el agujero inferior de drenaje con el corcho. Si no cabe, puedes recortarlo con ayuda de un cuchillo. Cuando lo tengas, terminar de sellar el agujero con cera de vela derretida. 

Y deja que se enfríe por completo antes de rellenar tu maceta con agua. Añade una cantidad de fertilizante cinco veces superior a la recomendada en el bote (además, el agua dura o calcárea acelerará el proceso), y mezcla bien hasta que quede disuelto y repartido por el agua. Deja la maceta en un lugar sombreado, y rellena el agua a medida que lo necesite.

Cuanto más tiempo dejes reposar tu maceta, más intenso será el efecto de envejecimiento. Cuando obtengas el resultado que buscabas, retira el agua, la vela y el corcho. ¡Ya está lista para alojar tu planta de interior preferida!

2. Yogur para envejecer una maceta de terracota

El yogur natural aporta un aspecto envejecido muy bonito a una maceta de terracota nueva. Y el proceso resulta tan sencillo como untarla bien con el lácteo. Si buscas un efecto más llamativo, utiliza la maceta seca. Pero si quieres atenuar un poco el aspecto final, prueba a sumergirla en agua durante unos 15 minutos antes de empezar.

Por lo demás, solo necesitas un pincel o brocha de esponja para untar por completo de yogur la superficie. Cuando la tengas, deja tu maceta a la sombra hasta lograr el aspecto deseado, al menos durante un mes.

Un yogur desnatado funcionará, pero obtendrás un resultado más contundente con un yogur entero, ya que la capa que apliques será más gruesa, y se escurrirá menos.

Otro truco: si buscas un resultado más natural, prueba a variar el grosor de la capa de yogur, así como la dirección del pincel.  

3. Y si prefieres lo nórdico, píntala de blanco

O puedes transformar tu maceta con un poco de color. Solo necesitas un bote de pintura en aerosol blanco. Y, si quieres añadir algún tono más (por ejemplo, a la base), un cepillo o brocha de esponja, además de pintura acrílica del color que quieras.

Empieza con una maceta de terracota limpia y seca, y cubre con una capa de aerosol blanco. Puede que necesites aplicar dos capas para un resultado más cubierto.

Cuando la maceta esté seca, puedes dejarla tal cual (en blanco) o añadir un borde de color, por ejemplo, en la base, con el pincel de esponja mojado en la pintura acrílica. Puedes hacerlo a mano (sin guías) para un resultado más natural. Deja secar unos días, ¡y lista!

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