Siete vinos ecológicos o 'naturales' por menos de 25 euros
Los vinos naturales –una denominación lógicamente artificiosa, pues todos los vinos son naturales–, son aquellos que surgen por fermentación espontánea con levaduras autóctonas y atienden en su consecución una serie de patrones que buscan el respeto del medio ambiente. Están tan de moda últimamente que hay hasta una app llamada Raisin que geolocaliza establecimientos especializados.
Un ejemplo es el Bar Brutal de la calle Princesa, el corazón del barcelonés barrio del Borne. Allí nos dejamos guiar por David García, uno de sus sumilleres, para descubriros tres blancos, dos oranges, un espumoso, un dulce y un tinto ligerito.
Ciertamente un vino natural, por el hecho de ser natural, no es mejor que uno elaborado con componentes y químicos industriales, pero es bastante probable que los que te presentamos te gusten si para ti es importante la sostenibilidad del medio, es decir el no contaminar ni maltratar la tierra o la planta sólo para que el fruto salga más potente y dé más rentabilidad.
“Frente a la economía como prioridad, los artesanos de los vinos naturales persiguen la máxima expresión del terruño y de la variedad sin ningún tipo de intervención ni tecnología, que tiende a homogeneizar el producto final”, comenta García.
La mayoría de ellos pretende dar a luz “vinos que sean alimento, fáciles de beber, muy refrescantes, jóvenes, desnudos. Lo que es, es”, adelanta este experto antes de presentarnos sus propuestas. Aunque también “hay vinos naturales complejos y contemplativos, nada fáciles”, advierte.
Tres blancos fresquitos
SP 2018 de Partida Creus es un zumo de uva fermentada de la variedad subirat parent (también conocida como malvasía). Lo elabora un matrimonio italiano afincado desde hace más de una década en el Baix Penedés, Tarragona. Es un poco más etéreo, más sutil que la aromática malvasía habitual y, sobre todo, muy refrescante, con esa acidez elevada para tratarse de un vino mediterráneo. 12% Vol y 16,15 euros.
Xerinola 2018 es otro blanco a base de xarel·lo y malvasía de Sitges de recogida un poquito temprana, con un punto a pimienta blanca más que negra (típica del xarel.lo). Artesano Vinters es un proyecto muy pequeño de Mike Shepherd, un neozelandés afincado en Tarragona que hace vinos muy honestos, siempre sin sulfuroso añadido. Es un vino de calidad-precio increíble. Bueno, bonito, barato, muy refrescante, sin pretensiones. 11,5% Vol y 13 euros.
Tiques 2018 es un 100% xarel.lo del Penedés. Joan Rubió era el enólogo de Recaredo y profesor de biodinámica en la escuela de sumillería en Barcelona. Tiques es su proyecto personal natural desde hace más de una década. En este blanco suave y elegante hace la típica “infusión” de hasta siete días de maceración con sus pieles, para darle un poco más de textura, y luego lo fermenta en ánfora. Queda un vino muy correcto que entienden tanto los amantes del vino natural que buscan rarezas, como los bebedores de vino más tradicional, aunque su precia ya pica. 10% Vol y 24,20 euros.
Dos “orange” por su maceración peculiar
Los vinos orange se llaman así porque se macera la uva con sus pieles, dándole un color y sabor que no es ni blanco ni rosado.
Tenta2 2018 es de Bodegas Microbio, del pueblo de Nieva, Segovia. Ismael Gozalo trabaja varias referencias de verdejos y cada añada lanza alguna nueva. Este, en concreto, resulta muy mineral y afilado, se ha ido ajustando con el tiempo en botella y ahora se bebe muy rico. No se parece en nada a un verdejo habitual debido a sus seis meses de maceración pelicular y a que está fermentado y criado en ánfora. 13,5% Vol y 21,20 euros.
La Bufarrella 2018, de finca La Salada, en el Penedés, es un xarel·lo 100% con despalillado total y seis meses de maceración con sus hollejos, pero como la piel de esta variedad es muy fina y aparte hay una extracción muy ligera, sale muy blanco. Es quizá, el vino más conocido y delicioso de Toni Carbó, pero lo cobra justo por lo que le cuesta producirlo. 12,5% Vol y 16,70 euros.
Un cava que levanta el espíritu
Anónimo Ancestral 2018 también es de Partida Creus, que apuesta por espumosos que se puedan tomar a todas horas, muy frescos y fáciles de beber. Lo saca de una viña en co–plantación con xarel·lo, macabeu, parellada, moscatel y ull de llebre (tempanillo) y sigue el método ancestral de embotellar en medio de la fermentación alcohólica, dejando aún azúcar del mosto para que, al fermentar ya en botella, produzca CO2 y así salga un espumoso naturalmente. De esos que, si estás bebiendo tinto y abres esto, se te levanta el espíritu. 12,5% Vol y 17,75 euros.
Un tinto ligerito para el verano
Migan 2018 de la colección Vinos Atlánticos de los enólogos de Envínate. Los tintos de Tenerife son, para David García, “muy particulares y quizás los más místicos, por el suelo volcánico y la latitud; normalmente, para que estos vinos alcancen su punto óptimo de bebida, hay que esperar dos o tres años como mínimo, pero está delicioso para beber ahora también, con esa mineralidad, ese ahumado en nariz”. 12% Vol y 24,50 euros.
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