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¿Cuáles son los niveles normales de glucosa en sangre?

El azúcar, un asesino silencioso

Marta Chavarrías

21 de febrero de 2022 06:01 h

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El azúcar en sangre, o glucosa sérica, es la principal fuente de energía del cuerpo. Es importante porque se puede convertir de forma rápida en energía y porque el cerebro y los nervios necesitan un suministro constante.

Obtenemos glucosa de los alimentos que ingerimos, sobre todo de los ricos en carbohidratos, como el arroz o el pan. La absorción y almacenamiento de la glucosa la regulan de forma constante una serie de complejos procesos del sistema digestivo. Cuando la glucosa ingresa al torrente sanguíneo, una hormona denominada insulina ayuda a moverla hacia nuestras células. La insulina ayuda a regular los niveles de azúcar en la sangre. 

Cuando este proceso funciona de forma eficaz, los músculos y órganos tienen el combustible que necesitan sin que quede demasiada glucosa en la sangre; si comemos más azúcar del que necesitamos, la hormona ayuda a almacenar la glucosa en el hígado hasta que se necesita para obtener energía.

Los valores normales de azúcar en sangre

¿Cuál es el rango normal para los niveles de azúcar en la sangre? La respuesta apunta a unos valores a los que deberíamos dirigirnos como pauta general. Se consideran plenamente normales los valores de glucosa en ayunas que no superan los 100 mg/dl

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un rango normal para el azúcar en la sangre en ayunas (la cantidad de glucosa en la sangre al menos ocho horas después de una comida), está entre 70 y 100 mg/dl. Entre 100 y 125 mg/dl se habla de glucemia basal alterada y de 126 mg/dl o más son diagnósticos de diabetes.

Debe tenerse en cuenta que lo que constituye un nivel normal de glucosa en la sangre varía de una persona a otra, en función de factores como la edad, si se realiza algún tipo de actividad física, si se toman medicamentos, si existe alguna afección médica subyacente o del estrés. Además, obtendremos lecturas distintas en función del momento del día en el que nos tomemos la medida. 

Controlar estos valores puede ayudar a saber cuándo pueden ser demasiado bajos o muy altos. Es una forma de conocer el cuerpo y cómo funciona. No solo nos ayuda a mantenernos saludables sino también a prevenir complicaciones graves porque, por ejemplo, demasiado azúcar en la sangre daña los vasos sanguíneos, lo que dificulta que la sangre fluya por el cuerpo.

Cuando los niveles son bajos

Cuando los niveles de azúcar en sangre son demasiado bajos, generalmente por debajo de 72 mg/dl, podemos experimentar lo que se conoce como hipoglucemia. Aunque los síntomas de una hipoglucemia varían de una persona a otra, los más comunes suelen ser:

  • Sudoración
  • Sensación de hambre 
  • Debilidad
  • Palidez
  • Sensación de mareo
  • Temblores y nerviosismo
  • Palpitaciones
  • Irritabilidad 

Debido a que el cerebro humano necesita un suministro constante de glucosa, tener unos niveles bajos también puede provocar confusión, desorientación y dificultad para concentrarse.

Los niveles de azúcar en sangre bajos pueden deberse a factores como no comer lo suficiente, reducir la cantidad de carbohidratos ingeridos, consumir alcohol o aumentar la actividad física.

La hipoglucemia debe tratarse de inmediato por lo que es muy importante atender a cualquiera de este tipo de síntomas. 

Cuando los niveles de glucosa son altos

Por otro lado, cuando los niveles de azúcar en sangre son demasiado altos se denomina hiperglucemia. Ocurre cuando el cuerpo no tiene suficiente insulina. Como advierte la Asociación Británica de Diabetes, cuanto más altos sean los niveles de azúcar en la sangre y más tiempo permanezcan altos, mayor será el riesgo.

Sin insulina, la glucosa no puede entrar en las células y se acumula en el torrente sanguíneo.

Los síntomas más comunes de este problema incluyen: 

  • Ganas frecuentes de orinar
  • Aumento de la sed
  • Dolor de cabeza
  • Fatiga 
  • Dificultad para concentrarse

Varios factores pueden causar niveles altos de glucosa, como la diabetes, una enfermedad crónica caracterizada por un aumento en los niveles de la glucosa por encima de lo que se considera normal. 

Se produce por una producción insuficiente o deficiente acción de la insulina. Lo que ocurre en estos casos es que la glucosa, en lugar de penetrar en las células, se queda en la sangre.

Es muy importante tratar una hiperglucemia para evitar el desarrollo de cetonas en la sangre, un tipo de sustancia química que produce el hígado cuando descompone la grasa y cuyos niveles altos en sangre son señal de que algo no anda bien. 

Esto puede ocurrir por motivos como consumir más carbohidratos de los recomendados, no tomar suficiente insulina si se padece diabetes, no realizar actividad física, la deshidratación y por efectos secundarios de algunos medicamentos como esteroides.

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