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Doce macetas para tus plantas con elementos que te sobran en casa

Pixabay

Eva San Martín

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Es fácil enamorarse de las macetas. Te dan los placeres de la jardinería sin partirte el lomo. No hace falta tener un jardín para darse el gusto de bregar con ellas; ni siquiera necesitas ser jardinero para obtener una maceta resultona. Y son geniales para empezar un minihuerto en tu cocina. Su golpe maestro: la lealtad.

Van contigo donde necesitas, aunque te cambies de casa. Pero también suelen ser caras; si te ciñes a una maceta pequeña de simple terracota, salvas el mes. La cosa se complica si quieres macetas más grandes o si buscas algo especial. Respira: una lata de aluminio, un viejo colador y hasta una botella de plástico pueden transformarse en una maceta bonita. Incluso puedes crearlas desde cero con algo tan sencillo como un poco de cemento o unos palés.

1. Latas de aluminio

Guarda unas latas de aluminio, y límpialas. Si tienen etiqueta de papel, puedes quitarla o dejarla para que se desgaste con el tiempo, y coja solera. Utiliza un martillo y un clavo para perforar unos agujeros en la base y que drene el agua. Llena tu lata con tierra para plantas. Tu maceta se irá oxidando con el tiempo pero es parte de su encanto. Si prefieres, puedes forrarla con tela. [Aprende otros usos para tus viejas latas de aluminio.]

2. Colador

Un colador metálico puede transformarse en una maceta. Necesitas cubrir la base y los agujeros inferiores de los lados con un filtro de café o tela de yute u otro tejido que permita la salida del exceso de agua. ¡Lista!

3. Un palé

Valen para todo, también para fabricar macetas bonitas a medida; ¡incluso de gran tamaño! Desmóntalo y corta los listones del tamaño que quieras. Puedes conservar los refuerzos del propio palé para darle consistencia a tu macetero. Después, líjalo y dale un barniz.

4. Botella de plástico

Si quieres un macetero más bien ancho, coge una botella de cinco litros. Corta la parte superior junto con unos 15 centímetros (cm) del cuerpo y sustituye el tapón por un tejido que permita el paso del agua. Anúdalo con un poco de cuerda. Inserta la parte cortada dentro de la otra pieza, de modo que el tapón quede debajo.

Este sencillo mecanismo impedirá que tu planta se ahogue, y evita que el exceso de agua acabe en el suelo, porque queda retenido en la base de tu maceta. Después puedes pintarlas o forrarlas con una tela bonita. Llena la maceta de tierra y planta lo que prefieras. Para hacer tus macetas de distintos tamaños, escoge botellas distintas. [En este artículo resolvemos la duda: ¿qué es mejor una botella de plástico o el tetrabrik?]

5. Cuerda

Enrolla la cuerda que prefieras alrededor de la maceta anterior o de otra que ya tengas con ayuda de cola o silicona. También puedes usar un recipiente de cristal. Pero recuerda: si no tiene agujeros, tendrás que escoger suculentas o cactus, es decir, especies que puedas regar poco para que no se encharque la maceta.

6. Cartón de leche

Barato y sencillo. Corta la base del brik de leche y haz unos agujeros en la base para que salga el agua. ¡Ya lo tienes! Para decorarlo, corta unos retales y pégalos al envase con un poco de cola.

7. Cemento

Si te sobra cemento de alguna chapuza doméstica, aquí tienes una idea estupenda para aprovecharlo. Esta técnica tiene la enorme ventaja de que puedes modelar tus macetas como quieras, y hacerlas de diferentes tamaños, incluso bastante grandes. El único requisito es encontrar el envase adecuado, que te servirá de molde. Las puedes dejar tal cual, o pintarlas.

8. Plastilina

Aprovecha la plastilina para crear macetas bien chulas; mejor, dicho, para decorarlas. Crea pétalos con plastilina de diferentes colores y adhiérelos con cola a una maceta del montón para transformarla en un objeto cautivador. Después, cúbrela con cola transparente o esmalte, para que te dure más tiempo y no capture suciedad. O diseña un mosaico de plastilina para tu planta.

Si te gusta el estilo rural o de granja, esta es tu idea. Solo necesitas meter tus macetas baratas dentro de una caja de madera para introducir este estilo rústico en casa. E incluso puedes colgarlas; usa cuerdagruesa para respetar el toque granjero.

10. Tapones de vino

Has leído bien: un pequeño tapón de corcho puede convertirse en una minimaceta para suculentas o para plantas aéreas como las tillandsia, que se alimentan a través de las hojas.

11. Un tronco

Lo más laborioso es vaciar el tronco con un taladro. Después hay que retirar bien todas las virutas y aplicar un barniz antihumedad y antihongos para poder rellenarlo de tierra sin que se pudra.

12. Taza bonita

Si se te ha rajado una de tus tazas preferidas, o ha perdido el asa, recupérala para tus plantas de interior. Solo necesitas hacerle unos orificios con un destornillador y un martillo.

Las macetas son geniales para cultivar aromáticas; sobre todo, variedades adaptadas al clima mediterráneo y las condiciones más secas, como el romero o la salvia. Si quieres un poco de color, inténtalo con la lavanda. Tus plantas no crecerán tanto como lo harían en un jardín, pero aun así pueden impresionar; y te seguirán a todos lados. Como las mejores historias de amor.

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