Garrapatas y perros: ¿cómo protegerlos este verano?
Ya está aquí el calor y, con él, las vacaciones que se acercan, los paseos al atardecer... ¡Y las garrapatas! “Estos insectos no solo implican una mordedura para los perros o una herida, el principal peligro de las garrapatas para los perros es que pueden transmitirles enfermedades víricas o bacterianas, como la rickettsiosis, que ponen en riesgo su salud”, explica el veterinario David Menor, doctor en Etología y profesor de la Universidad de Córdoba.
Y mientras que todos, humanos y perros, disfrutamos de los paseos al aire libre, es importante asegurarnos de que nuestro amigo peludo esté bien protegido contra estos parásitos.
Garrapatas en perros: ¿cómo se identifican?
Las garrapatas son fáciles identificar, ya que no son picadoras, sino que muerden, y, cuando lo hacen, lo que vemos es el propio bicho adherido: un ácaro parecido a una lenteja que introduce un sistema de anclaje en el cuerpo de nuestros perros y que crece o engorda a medida que chupa la sangre.
No solo a ellos: las garrapatas también nos afectan a los humanos y pueden mordernos. Pero no hay que asustarse: las que habitan en perros raramente nos transmiten enfermedades, algo más habitual en las garrapatas de animales silvestres o las que muerden al ganado.
Proteger al perro de las garrapatas: collares y pipetas
Existen varias opciones para combatir a los parásitos, proteger a nuestros perros de las garrapatas y evitar problemas de salud en nuestros camaradas perrunos. Entre las más clásicas y efectiva se encuentran los collares antiparásitos: actúan como un repelente, son impermeables y constituyen una opción estupenda para proteger a los perros no solo de garrapatas, también de pulgas, piojos y mosquitos.
Los hay de varios tamaños y se puede cortar en caso de querer ajustarlo. Incluso los hay para gatos: pero si vivimos con un felino hay que asegurarse de comprar una opción para ellos y preguntar antes a nuestro veterinario: no valen los de perro, ya que son tóxicos para nuestros amigos ronroneantes (y esto vale para todos los medicamentos).
Otra opción son las pipetas: un líquido insecticida graso que se adhiere a la piel de nuestro amigo, lo que facilita su protección durante un tiempo. “Tanto las pipetas como los collares funcionan bastante bien”, apunta Menor. Mientras que el collar tiene una duración de entre seis y ocho meses, las pipetas suelen tener un tiempo recomendado de uno o dos meses.
Además, tenemos pastillas contra las garrapatas del perro; un medicamento para ingerir que damos a nuestros compañeros de forma periódica y que actúa durante uno o tres meses. El problema: para que haga efecto, nuestro perro necesita metabolizarlo.
“Todo el tratamiento tiene que pasar por el hígado antes de hacer efecto, por lo que es más molesto para su organismo que un tratamiento tópico que aplicamos directamente en la piel”, añade Menor, más partidario del collar, si funciona bien.
Y no olvidemos revisar a nuestro amigo tras los paseos
Y tan importante como prevenir, es revisar a nuestro amigo perruno tras los paseos. “Lo que hace el collar es evitar que la garrapata muerda y se enganche, pero no impide que las encontremos caminando por el cuerpo de nuestro perro”, incide el veterinario.
Por eso, si salimos a caminar por una zona con plantas altas o de pasto, o damos un paseo por el campo, en una zona con vegetación silvestre o seca, no está de más echar un vistazo a nuestro perro a la vuelta, y evitamos problemas.
Aunque deberíamos tener cuidado siempre: lo que hace la garrapata es buscar una planta de altura media y se engancha cuando pasamos cerca. Y no solo los perros: si damos un paseo por una zona de senderismo deberíamos revisarnos todos: “También nosotros podemos llevar alguna garrapata enganchada”, advierte Menor.
A mi perro le ha mordido una garrapata: ¿cómo la quito?
Y si llegamos tarde, y encontramos una garrapata ya enganchada en el cuerpo de nuestro perro, no intentemos arrancarla sin más. Las garrapatas cuentan con un sistema de anclado que se puede quedar en el interior de la piel si se arranca.
Al contrario: utilicemos el truco del aceite contra las garrapatas. Puesto que respiran por el cuerpo, lo que funciona muy bien es asfixiarlas con una gota de aceite de cocina o vaselina y esperar. “Si aplicamos una gota de aceite, el insecto no tiene forma de respirar, su sistema de anclado se retrae y se va a soltar”, explica el veterinario.
No debemos taparla: lo que pongamos encima absorberá el aceite y no lograremos crear la burbuja que necesitamos. Después, conviene desinfectar la herida, con un poco de yodo diluido en agua.
Si aun así no se suelta, podemos hacernos con unas pinzas especiales para garrapatas que venden en farmacias y tiendas de productos para animales. Estas pinzas tienen una forma especial, que impide que se quede la cabeza dentro y provoque una infección. “Hay que quitarla con cuidado, coger bien la cabeza de la garrapata, y hacer un pequeño giro en el momento de sacar la garrapata de la piel”, concluye Menor.
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