Este año, el premio de pintura digital de la feria de arte de Colorado fue a parar a Jason M. Allen por una imagen llamada “Théâtre D’opéra Spatial” (la foto superior). Hasta ahí todo es normal, las imágenes digitales se han convertido ya en una forma de expresión artística habitual.
Los artistas gráficos utilizan tabletas y pantallas de ordenador para crear sus imágenes, en lugar de pinturas y lienzo. Pero en este caso, ningún artista había pintado la imagen del cuadro.
La obra premiada es la creación de un sistema de inteligencia artificial creada por Midjourney, un laboratorio de investigación independiente. La aplicación de Midjourney es de código abierto y se abrió al público en julio de este año.
Midjourney crea imágenes a partir de descripciones en texto. La aplicación funciona como un chat público en la comunidad Discord, y basta con escribir el comando “/imagine” seguido de una descripción en inglés, en este caso “cumbres nevadas en un día soleado”, para obtener en unos segundos una imagen muy detallada.
También es posible escribir un término más abstracto, como “exultación”, y dejar que la inteligencia artificial cree una imagen a su gusto, si es que las inteligencias artificiales pueden tener gusto.
La creación de imágenes por sistemas de inteligencia artificial apareció hace unos pocos años, al igual que también hay piezas musicales e incluso películas creadas por IA desde hace tiempo. La pregunta es: ¿pagarías por el arte creado por máquinas? La respuesta parece ser afirmativa.
Quién cobra cuando el artista es un robot
En 2018, una obra de arte creada por un programa de inteligencia artificial se vendió en una subasta de Christie's por 432.500 dólares, casi 45 veces su estimación máxima. La pintura, “Retrato de Edmond Belamy”, fue generada por un algoritmo al que se alimentó con 15.000 retratos pintados entre los siglos XIV y XX.
Este es el principio básico por el que opera una inteligencia artificial: consumir una gran cantidad de información para encontrar patrones, y generar resultados siguiendo esas líneas.
En el caso de Midjourney, cada vez que se escribe un comando, el sistema busca por Internet miles de imágenes relacionadas, y obtiene así la “esencia” de lo que el usuario ha pedido.
En muchos sentidos, es así como la mente humana aprende: absorbiendo información y extrapolando. Sin embargo, los derechos de autor de la inteligencia artificial están generando muchas dudas.
Es muy sencillo pedir a Midjourney que imite el estilo de artistas famosos en sus imágenes. ¿Deberían estos artistas cobrar por la inspiración de la inteligencia artificial?
Por el momento, la ley de copyright dice que no. Este año, seis desarrolladores de software de Endel, que no son músicos, fueron acreditados como “compositores” de las 600 pistas de audio generadas por IA que vendieron a Warner Music.
Pero, ¿hay dinero para los artistas? Cualquier fotógrafo o ilustrador puede poner sus trabajos en bancos de imágenes y recibir royalties cada vez que se descargan. Muchos artistas (y no artistas) estaban subiendo imágenes generadas por IA a la agencia Shutterstock, y recibiendo ingresos por ellas, hasta que la empresa decidió poner límites a esta práctica el mes pasado.
El primer paso fue eliminar las imágenes generadas por IA de los usuarios, y el segundo, poner a la venta imágenes generadas por su propio sistema de inteligencia artificial. La empresa afirma que los creadores humanos cuyo trabajo inspiró a la IA serán compensados, aunque mínimamente.
La pregunta no es ya si pagarías por el arte creado por una inteligencia artificial, sino cuándo vas a empezar a hacerlo, si es que no lo has hecho ya.
Es muy probable que la imagen de un banco que descargaste (y pagaste) para imprimir en una camiseta, la música que compraste para un vídeo de presentación o incluso el guión de la película que veas en el cine no tengan a una persona detrás, sino a una máquina. El dinero, eso sí, lo estará cobrando una persona que no es artista.
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