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¿Qué es un colector solar térmico y cuánto cuesta instalar uno?

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Los colectores solares térmicos son unas placas que captan la radiación del sol y la transfieren a los puntos de uso para producir calor. Así, se calientan espacios y agua caliente sanitaria, ya sea para uso del hogar, climatizar piscinas o aprovechar el calor en procesos industriales. 

Este sistema de energía solar, distinto de las instalaciones fotovoltaicas que producen electricidad, funciona de la siguiente manera: el agua fría o glicol (fluido portador de calor) del depósito es impulsada por la bomba del grupo hidráulico hasta el captador.

Gracias a la radiación solar, el agua o glicol se va calentando hasta llegar a los puntos de uso a través de un sistema de tuberías. Este sistema de energía solar supone una opción más para climatizar nuestra vivienda, pero antes de plantearnos instalar un colector solar térmico es probable que nos asalten las dudas;  aquí están las respuestas a algunas de ellas.

¿Existen varios tipos de colectores solares?

Depende de qué es lo que queramos calentar, necesitaremos un tipo u otro de colector. Para calentar una vivienda, aunque existen más tipos, los dos siguientes son los más comunes.

El primero de ellos y el más corriente es “el captador plano, una caja con cubierta de cristal dentro de la cual serpentea una tubería de cobre por la que pasa el glicol”, explica Pascual Polo, director General de Asit, Asociación Solar de la Industria Térmica y coordinador de SolPlat, Plataforma Tecnológica Española de Energía Solar Térmica de baja temperatura. 

El segundo es el captador de tubo de vacío, “formado por colectores insertados en tubos de vacío para evitar las pérdidas de calor”. Este es uno de los puntos diferenciales más evidentes entre esta opción y la anterior, en la que las pérdidas son más habituales. Aunque son más eficientes, “esto se acompaña de un coste más elevado para la instalación y el mantenimiento”, explican en la página web de EcoInventos.

¿Cuál es su precio?

Aunque todo dependerá de las necesidades que pretendan cubrirse. Según Polo, “un equipo para una vivienda independiente de unas cuatro personas puede costar entre 2.000 y 3.000 euros, y si es una instalación en un edificio multivivienda, puede costar alrededor de 1.500 por vivienda”. Siempre según el sistema de instalación utilizado y el tipo de colector.

Este es un aspecto a tener en cuenta, pues es un desembolso inicial de dinero que no solo implica instalar el colector solar térmico, sino también ciertos costes de instalación y mantenimiento que encarecerán el precio.

Respecto a la recuperación de esta inversión, la OCU declara que “si la instalación está bien dimensionada, la inversión se puede amortizar en tan solo 9 años”, mientras que Polo afirma que “se calculan entre 6 y 7 años para la recuperación de la inversión”. Pero destaca que “con las ayudas actuales se reduce a 2 o 3 años”, pues, dependiendo del lugar de residencia, se pueden conseguir diferentes incentivos de las administraciones públicas. 

¿Cuál es su vida útil?

La mayoría de expertos coinciden en que ronda los 25 años, “aunque conocemos casos de más de 40 años de funcionamiento de sistemas instalados en los años 80, eso sí, con su mantenimiento adecuado”, explica Polo.

¿Cómo sé si mi casa es apta para instalarlos?

Para que lo sea, existen dos requisitos imprescindibles. El primero es tener espacio para instalar los captadores. Por regla general, tan solo se necesitan 2 o 4 metros cuadrados. Es decir, uno o dos captadores.

También se necesitará espacio para instalar un depósito o tanque de acumulación para el agua caliente con un mínimo necesario de 150 litros para dos personas y más grande si la familia es más numerosa.

El segundo requisito es que la radiación solar llegue adecuadamente a la ubicación de la instalación, pues su funcionamiento y el periodo de recuperación de esta inversión dependerá, entre otros aspectos, de la zona geográfica.

¿Qué pasa cuando no hay sol?

El funcionamiento de los captadores solares térmicos está expuesto a las inclemencias del clima, además de que su instalación debe tener la inclinación adecuada para recibir la mayor cantidad de luz solar posible.

Si estas inclemencias del tiempo no permiten la entrada suficiente de sol, como suele ocurrir en invierno, existen dos opciones. “Los sistemas de energía solar siempre cuentan con un depósito acumulador, y en función de su dimensionado, pueden mantener el calor durante varios días sin radiación”, describe Polo.

“En el caso de que fueran demasiados días sin radiación, automáticamente entraría a funcionar el sistema auxiliar”, explica Polo. Este sistema auxiliar suele ser una caldera, sea eléctrica o de gas, que proporciona la energía suficiente para generar el total de agua sanitaria demandada si la radiación solar no fuese suficiente.

¿Su uso supone algún ahorro para mí?

Cuanto más sol haya en la zona donde se instalen y más óptima sea la instalación, mayor será el ahorro que supondrá el uso de colectores solares térmicos. Aun así, la normativa para las nuevas edificaciones exige que la instalación solar cubra entre el 60 o 70% de las necesidades energéticas para calentar agua. 

Aunque lo común es que reduzcan el 70% de la factura de la calefacción, Polo asegura que “en la mayor parte de España hay largas épocas del año en las que puede contribuir perfectamente al 100% del ahorro y hay algunas localidades en las que rara vez se utiliza el sistema auxiliar, eso significa que ahorran el 100% mientras no haya otra energía que apoye a la solar”.

Según la OCU, “como la vida media útil de los colectores solares es de 25 años y a los 9 años estarán ya amortizados, se dispondría de 16 años de ahorros netos. Siguiendo con el mismo supuesto teórico, la instalación de un sistema solar proporcionaría 6.278 euros de ahorros”.

¿Y qué hay del medioambiente?

Los expertos coinciden en que la energía solar térmica es una energía 100% natural que no genera ningún tipo de impacto medioambiental. Con ella se reduce la cantidad de dióxido de carbono emitido en la atmósfera porque, como explica Polo, “los sistemas solares térmicos tienen una huella de carbono muy reducida comparada con cualquier otra tecnología energética”.

Asimismo, “los materiales que se emplean en los captadores son fácilmente reciclables y, además, prácticamente todos los que se instalan en España se fabrican aquí o en Europa”.

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