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Táperes: 5 razones a favor del de plástico y otras 5 para el de cristal

Foto: Amazon

Jordi Sabaté

La pregunta no es baladí: ¿plástico o cristal? A primera vista puede parecer que tiene una trascendencia residual, pero si tenemos en cuenta que, según una encuesta de hábitos de consumo de la Federación de Usuarios-Consumidores Independientes (FUCI), el 40% de las españolas y españoles comemos de táper durante la semana laboral, nos daremos cuenta de que afecta a un gran número de personas.

Hace medio siglo que a España llegó el táper y desde entonces su uso no ha parado de crecer, pero es sobre todo con la llegada del euro, que disparó los precios de los restaurantes de menú, y especialmente con la debacle económica de 2008, cuando este utensilio para transportar, calentar y congelar comida ha alcanzado su auge y se ha convertido en una herramienta laboral indispensable para muchos y muchas de nosotras.

Por lo tanto no está de menos ponderar si nos merece más la pena utilizar el tradicional táper de plástico o es mejor pasarnos a los más modernos de cristal, que se están imponiendo en los últimos tiempos. Y lo cierto es que no hay una única decisión, sino que la misma dependerá mucho del perfil de cada trabajador. A continuación te ofrecemos cinco razones a favor de los táperes de plástico y otras cinco que avalan a los de cristal.

A favor de los táperes plástico

1. Son más económicos

Un túper de plástico de calidad y apto para todo tipo de funciones, entre ellas ser lavado en lavavajillas y ser usado en microondas, suele tener un precio medio de entre cuatro y seis euros, mientras que el de vidrio suele costar aproximadamente el doble. Este hecho se compensa, sin embargo, por la durabilidad, que es mayor en los de vidrio pero que, sin embargo, se rompen más debido a golpes y caídas.

2. Pesan menos

Este es un hecho fundamental, junto con la dureza y falta de flexibilidad en el caso del vidrio. Si vamos a cargarlo cada día encima, sea en el bolso o en una mochila, el peso del vidrio junto con la comida se hace notar y puede acabar por cansarnos. En cambio el plástico es ligero y de retorno a casa se agradece que vacío apenas se note su peso.

3. Pueden recibir golpes

En efecto, no se rompen si la mochila o el bolso, o el táper directamente, cae al suelo. Si tenemos además en cuenta que el precio de un táper de vidrio dobla al de plástico, veremos el doble beneficio.

4. Se calientan más rápido

El plástico ofrece menos resistencia al calor, al contrario que el vidrio, que presenta una cierta inercia térmica. Por lo tanto, si calentamos su contenido en un microondas no será necesario utilizar temperaturas tan altas ni tiempos tan largos como en el caso del táper de vidrio. Por otro lado, también será más manipulable a la hora de retirarlo del horno.

5. Se enfrían más deprisa

Del mismo modo, si después de cocinar y poner en el táper la comida queremos introducirla en el frigorífico para que se conserve, deberemos esperar a que el conjunto se enfríe lo suficiente. De lo contrario haremos perder al aparato su eficiencia energética. En el caso del vidrio la inercia térmica a enfriarse es muy alta y obliga a dejar el táper abierto, con lo que aumenta el riesgo de contaminaciones. Por contra, lo cierto es que el táper de vidrio conserva mejor el calor, si eso es lo que buscamos.

A favor de los táperes cristal

1. Son mucho más reciclables

En efecto, el cristal se puede reciclar con facilidad, cosa que no ocurre con el plástico, que es difícilmente biodegradable. En este artículo te dábamos ideas para reciclar tus táperes de plástico y así evitar tener que tirarlos a la basura.

2. No dejan malos olores

La resistencia de las paredes interiores de cristal a los arañazos del estropajo, las rugosidades provocadas por la corrosión de los ácidos de los alientos o las deformidades por exceso de calor, impiden que se acumulen restos microscópicos de alimentos con los años y dejen malos olores crónicos. Por lo explicado, además, los táperes de plástico no tienen por qué caducar, aunque hay que atender al estado de su tapa, que suele ser de plástico.

3. Se pueden calentar sin problemas

Mientras que los táperes de plástico no resisten potencias de microondas superiores a los 500 vatios, en los de vidrio se pueden aplicar temperaturas más altas, lo que permite incluso usarlos para cocinar directamente en el horno.

4. Aguantan los productos ácidos y abrasivos

Muchos alimentos, y más en caliente, tienen jugos que pueden ser muy reactivos por oxidación o reducción, ácidos o alcalinos, y que por tanto pueden provocar alteraciones en las paredes del plástico, aunque sean microscópicas. Por ejemplo, pueden crear microsurcos y rugosidades en las que se introduzcan restos de comida que se fermenten o pudran y que sean difíciles de limpiar. Así, el táper de plástico terminará oliendo por culpa de compuestos como la putrescina y la cadaverina, que en humanos provocan el desagradable mal aliento. Nada de esto sucede con los táperes de cristal.

5. Se evitan migraciones de BPA y otras sustancias

La inercia térmica y química del vidrio y su condición de objeto de composición mineral, sin derivados del petróleo, hace que no pueda liberar al medio ningún tipo de sustancias que puedan actuar de disruptores endocrinos, como es el caso del bisfenol A o BPA

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