Cuando decimos de alguien que “bebe mucho” es por preocupación sobre la salud de esa persona, pero, ¿qué queremos decir realmente con “mucho”? Mientras que algunas personas toman un par de cervezas o copas de vino a diario, otras puede que estén bebiendo alcohol solo durante el fin de semana, pero en grandes cantidades, lo que se llama en inglés “binge drinking”. ¿Cuáles son los efectos sobre la salud de estos comportamientos?
¿Beber a diario o beber el fin de semana?
La respuesta, como suele ocurrir, es que depende de varios factores, como la cantidad total de alcohol ingerida, la frecuencia de consumo y la susceptibilidad individual a los efectos del alcohol. Según la Encuesta sobre Alcohol y Drogas en España (EDADES) 2022, el 76,5% de la población de 15 a 64 años había consumido alcohol en el último año, con una prevalencia mayor en hombres (77,5%) que en mujeres (75,5%).
En el mismo estudio se indica que el 9,6% de la población en España consume alcohol a diario, siendo otra vez más común entre los hombres (13,3%) que entre las mujeres (5,9%). Además, el 15,4% de los encuestados ha practicado el consumo intensivo de alcohol de una sola vez en los últimos 30 días. Este comportamiento tiene además mayor incidencia en el grupo de consumidores más jóvenes, entre 20 a 24 años. Entre los estudiantes de 14 a 18 años, el consumo crece pasando del 36,5% a los 14 años al 73,8% a los 18 años, y en estas edades es cuando se tiende a establecer el patrón de borracheras de fin de semana.
Durante la pandemia de Covid-19 se observaron cambios en los patrones de consumo de alcohol. Según indicó un informe del Ministerio de Sanidad en 2021, el consumo de alcohol disminuyó en ambos sexos durante el confinamiento, con una reducción más notable entre los jóvenes de 15 a 34 años, lo que indicaría que en estas edades el alcohol tiene un elevado componente social.
Un estudio de este mismo años de investigadores del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) en Madrid analizó los distintos patrones de consumo de alcohol y su impacto en la mortalidad. El consumo ocasional o las cantidades bajas e infrecuentes de alcohol no incrementaron la mortalidad significativamente. Sin embargo, las personas que nunca habían bebido, los exbebedores, los individuos con un consumo regular de dos copas al día o más, y los que bebían en grandes cantidades semanalmente, experimentaron un mayor riesgo de mortalidad.
Los mitos del consumo diario moderado
Durante muchos años se han publicado estudios científicos en los que el consumo moderado diario de alcohol, a menudo definido como una o dos bebidas al día para los hombres y una bebida para las mujeres, se ha relacionado con ciertos beneficios para la salud, particularmente en relación con enfermedades cardiovasculares. Uno de los más recientes, publicado en 2019 por investigadores del Hospital Sant Pau en Barcelona y el Instituto de Salud Carlos III en Madrid habla de una relación hormética entre el consumo de alcohol y el riesgo cardiovascular. Esto quiere decir que el consumo elevado es perjudicial, pero el consumo moderado presenta mejores resultados que el consumo cero.
Un comunicado de la OMS publicado el año pasado cuestiona el mito del consumo moderado de alcohol como algo inocuo o incluso beneficioso, afirmando que 'no hay un nivel seguro de consumo de alcohol
Sin embargo, un comunicado de la OMS publicado el año pasado cuestiona esta idea, afirmando que “no hay un nivel seguro de consumo de alcohol”. Los datos en los que se basa esta advertencia proceden de un estudio de 2021 que calculó que el número de casos de cáncer atribuibles al consumo de alcohol moderado (una o dos copas al día) en la UE en 2017 fue responsable de 23.300 nuevos casos de cáncer.
El autor principal del estudio del ISCII, el epidemiólogo Iñaki Galán, del Centro Nacional de Epidemiología, insiste en que el riesgo siempre está ahí, incluso en cantidades moderadas, a pesar de los mensajes que hace años insistían en que el consumo moderado podía tener beneficios: “Es un mensaje que proviene de la industria y que incluso ha calado en los profesionales sanitarios, sobre todo en los cardiólogos. Pero el problema está en que se está utilizando como referencia a los abstemios, que probablemente no beben porque ya estaban enfermos”, explica.
Otros análisis como el publicado en The Lancet en 2022 como parte del estudio Global Burden of Disease han comprobado que los supuestos beneficios de esa copa de vino al día podrían limitarse a los adultos mayores de 40 años, y no se hallaron tales beneficios a edades más tempranas.
El consumo habitual, aunque moderado, también puede provocar tolerancia al alcohol, lo que incrementa el riesgo de dependencia. Además, el alcohol afecta al hígado incluso en pequeñas dosis, pudiendo desencadenar acumulación de grasa hepática según indica una revisión de 2020 y, con el tiempo, daño celular que podría desencadenar en cirrosis.
El consumo habitual, aunque moderado, también puede provocar tolerancia al alcohol, lo que incrementa el riesgo de dependencia. Además, el alcohol afecta al hígado incluso en pequeñas dosis
Como explica el doctor Galán, “el efecto tiene una curva en forma de J, a medida que consumes un poquito más vas teniendo mucho más riesgo de mortalidad general. La patología cardiovascular se va a incrementar de esta forma, pero en los siete tipos de cáncer asociados al consumo del alcohol el incremento es más lineal”, aclara. “La cantidad de cáncer atribuible a un consumo moderado es mucho más baja que la de un consumo excesivo, pero como hay tanta gente que está expuesta a consumos moderados, la carga de enfermedad acaba siendo tremendamente grande”.
La borrachera ocasional
El consumo excesivo ocasional o “binge drinking” se define como la ingesta de más de cinco bebidas para los hombres o cuatro para las mujeres en un periodo corto de tiempo. Esta forma de consumo, más común entre jóvenes, también está asociada con riesgos agudos y a largo plazo para la salud.
A corto plazo, el consumo excesivo puede provocar intoxicación alcohólica grave, pérdida del conocimiento, accidentes y comportamientos de riesgo, como conducir bajo los efectos del alcohol. Un estudio de la RACC de 2017 constata que los conductores implicados en accidentes mortales con prueba de alcohol positiva se concentran en los grupos de edad entre 25 y 44 años. “Sobre todo está asociado con los efectos de causas externas, es decir, la probabilidad de tener un accidente, una caída, verse envuelto en peleas...”, corrobora el doctor Galán.
La cantidad de cáncer atribuible a un consumo moderado es mucho más baja que la de un consumo excesivo, pero como hay tanta gente que está expuesta a consumos moderados, la carga de enfermedad acaba siendo tremendamente grande
Pero, además, las borracheras pueden causar daño en todos los tejidos, incluso en personas jóvenes y sanas. Los daños de las borracheras fueron registrados por un estudio de la Universidad de Lousiana. A largo plazo, la práctica recurrente de estos atracones de alcohol aumenta el riesgo de daño cerebral, enfermedades hepáticas, hipertensión y dependencia del alcohol. “El consumo de alcohol produce un sufrimiento de hígado porque es el que se encarga de eliminar ese alcohol, y luego además está el riesgo neurológico, sobre todo en las poblaciones jóvenes por debajo de 20 años, donde todavía el cerebro se está desarrollando”, advierte el doctor Galán.
¿Es peor beber un poco todos los días o mucho el fin de semana?
En realidad ambos patrones de consumo tienen consecuencias negativas para la salud, que se manifiestan de forma diferente. El consumo diario moderado puede parecer menos malo debido a la ausencia de picos en la concentración de alcohol en sangre, pero los daños acumulativos al cabo de años sobre el hígado, el sistema cardiovascular y el riesgo de cáncer no pueden subestimarse.
La gente no sabe lo que es un consumo moderado, y piensan que es tomar cinco copas
“Nosotros no somos talibanes”, explica el doctor galán. “El mejor consejo sanitario es no beber. Ahora, si bebes, es mejor beber unas cantidades muy bajas. Realmente la gente no sabe lo que es un consumo moderado, y piensan que es tomar cinco copas. Con uno o dos vasos de vino o de cerveza, o medio combinado, a lo largo de una comida, de una forma mucho más lenta en el tiempo, y además socializando, no estás exento de riesgo, pero el riesgo aumenta un poco”.
Sin embargo, hay que tener precaución, ya que la curva a partir de ahí es exponencial. “Por encima de estas cantidades el riesgo aumenta de una forma muy intensa, y más a medida que vamos introduciendo más cantidades de alcohol”, concluye el doctor Galán.
*Darío Pescador es editor y director de la revista Quo y autor del libro Tu mejor yo publicado por Oberon.