Alana S. Portero y Nerea Pérez de las Heras charlan sobre vulnerabilidad, salud mental y... Nadal
La escritora Alana S. Portero y la comunicadora Nerea Pérez de las Heras han participado este miércoles en un encuentro con socias y socios de elDiario.es celebrado en la redacción del periódico en el que se han abordado aspectos como la vulnerabilidad, la presión de las redes o la teatralización de la masculinidad en actos como la despedida de Rafael Nadal de las pistas de tenis.
Este último encuentro en la redacción de elDiario.es, moderado por la redactora jefa de género, Ana Requena, ha arrancado precisamente con la vulnerabilidad, una cuestión en la que han coincidido y sobre la que han tratado tanto la escritora, dramaturga y activista como la comunicadora en sus escritos y conversaciones.
Nerea Pérez de las Heras dejaba claro desde un inicio que la vulnerabilidad de clase “está en el centro” y dejaba algunos detalles sobre la forma que ha tenido de encarar su accidente y su propia discapacidad como algo “político, colectivo” después de haber convivido con la discapacidad y la dependencia de sus padres o con la vulnerabilidad económica.
Alana Portero añadía que las vulnerabilidades de las dos son “muy políticas” y explicaba que su forma de plantarse ante las expectativas sociales ha sido también una cuestión de cansancio: “Mi armario es de cristal. Mi armario no existe”, describía antes de decir que entiende que las demás sí puedan encontrarle “cierto sentido” a su manera de mostrarse vulnerable.
Una de las consecuencias de mostrar públicamente esa vulnerabilidad es la exposición pública, a la que Portero dice haber renunciado en espacios como Twitter (ahora X): “Porque no lo soporto”. “Es que entrar en Twitter es como entrar en un bar de nazis”, señalaba Pérez de las Heras, que definió este tipo de ataques machistas como “violencia estéril”: “Están organizados en estos espacios para minarte”.
La autora de La mala costumbre y la copresentadora del podcast 'Saldremos mejores' coinciden en estar pasando por un momento de éxito en sus respectivas carreras, que incluso ha llevado a Alana S. Portero a conocer y, según detalló, entablar una relación personal con la cantante Dua Lipa, a quien define como “una persona encantadora”. Eso sí, insistió en que su autoestima es “irrecuperable” y dejó un consejo: “Fiar la autoestima al reconocimiento público es algo peligroso”.
Nerea Pérez propuso entonces extender el síndrome de la impostora a toda la población: “Que se democratice primero y luego hacemos terapia todo el mundo”. Y explicó como contrapunto la historia del comercial de cisternas que, en una ocasión mantuvo a parte de la plantilla de su revista “secuestrada”. No sin antes dejar a la imaginación la posibilidad de que exista “un Pérez-Reverte con la vocecilla interior de una mujer de 30 años de Madrid”.
La escritora Alana Portero dejó entrever que los personajes de su novela son “destilaciones de muchas personas” que ha ido conociendo a lo largo de su vida y negó que vaya a tener una segunda parte: ahora trabaja en un escenario de la guerra civil española.
También hubo momentos para el feminismo, además de para que Nerea Pérez de las Heras recordase que la poeta feminista estadounidense Eileen Myles había recomendado el libro de su compañera en su última visita al Museo Reina Sofía, para defender el acercamiento al feminismo desde la aceptación de la educación machista que tenemos.
Fue precisamente en esta conversación en la que hizo su aparición el tenista Rafa Nadal, que se ha retirado de las pistas hace apenas unos días y a quien Alana Portero recomendó “ya que haces un vídeo de despedida de seis minutos, dedicarle tres a la gente que se ha sacrificado por ti”.
La activista describió este tipo de comportamientos como una “teatralización de la masculinidad” que “es una instrucción que se enseña a través de estos ejemplos” y reconoció que para escribir su novela tuvo que pedir a todo su entorno que le “sostuviera la vida”.
También hubo tiempo para tratar la salud mental y la dificultad y soledad que enfrentan los adolescentes para tratar a veces sus problemas, especialmente en cuestiones LGTBI+, ante lo que ambas recordaron a las más jóvenes que tienen algo que ellas no tenían: poder “buscar a su comunidad fuera de su clase” y que tienen “posibilidades de comunicación mejores” que las generaciones anteriores.
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