El madrileño Alberto de Casso ha logrado la primera edición del Premio Fundación Teatro Calderón de Valladolid de Literatura Dramática, creado con motivo del 150 aniversario del centro escénico, con la obra “El ciclista utópico”, que se ha impuesto a otros 61 trabajos presentados.
La recompensa de este certamen “no consiste en un premio en metálico sino en que la obra escogida será escenificada en el Gran Teatro Calderón en un período de dos años, ya que hay que articular el equipo artístico y técnico”, según ha recordado hoy el director artístico del Teatro Calderón, José María Viteri.
De Casso, licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Complutense, trabaja como profesor de lengua y literatura en el Centro de Educación de Personas Adultas Paulo Freire, de Fuenlabrada (Madrid), si bien ha ejercido como lector de español en la Universidad de Ghana entre 1993 y 1997.
Posee un destacado historial de premios que incluyen el Calderón de la Barca, recibido en 1999 por “Los viernes del Hotel Luna Caribe”, que se ha representado en España y Cuba; el Lope de Vega en 2008, con “Y mi voz quemadura” o el Premio Escena Contemporánea en 2009 por la obra “El cuerpo oculto”, entre otros.
Por tanto, este nuevo galardón se suma a los cosechados anteriormente, todos ellos vinculados a las artes escénicas, lo que ha recibido “con mucha ilusión”, tal y como ha avanzado Viteri, quien ha resumido la obra como “el atropello de un conductor a un ciclista que deriva en una relación de dependencia con un resultado inesperado”.
Según el acta, leída por otra de las componentes del jurado la directora de teatro Nina Reglero, esta pieza ha sido elegida “por su carácter innovador, el buen ritmo teatral, la perfecta descripción de los personajes y ser muy susceptible de poder ser representada, ya que está escrita con mucho brío”.
A esto se añade, en palabras de otro director de escena, Eduardo Vasco, “que tiene unas características técnicas muy pegadas a la realidad, con grandes valores dramáticos tras los que rezumaba un autor por detrás, y cuenta con una especial potencialidad escénica, gracias sobre todo al juego de egos”.