Mientras miles de personas acuden diariamente al Museo de Arte Moderno (MOMA) para ver las obras de Andy Warhol, el cantante de rock Alice Cooper acaba de descubrir una de ellas en el fondo de su almacén. La pintura, que pertenece a la serie Death and Disaster y podría estar valorada en millones de dólares, permaneció enrollada en un tubo y fue olvidada durante más de 40 años
Como informan en The Guardian, Cooper y Warhol se conocieron en Max Kansas City, un club nocturno de Nueva York que fue lugar de reunión para músicos, poetas y toda clase de artistas entre los años 60 y 70. Según revela al periódico británico Shep Gordon, el mánager de la banda de rock, “esto ocurrió en el año 72, cuando Alice se mudó a Nueva York con su novia Cindy Lang”.
Tras el encuentro, Warhol acudió a un concierto de Cooper donde se inspiró para realizar la obra que más tarde obtendría el cantante. La idea surgió cuando, en un momento de la actuación, la estrella de rock se colocó en una silla y fingió ser electrocutado. Después de eso, el artista pop empezó a imaginar su próxima obra.
Para ello, Warhol tomó como referencia una fotografía de prensa del 13 de enero de 1953 donde se mostraba la silla eléctrica donde murieron Ethel y Julius Rosenberg, ambos acusados conspirar contra gobierno de Estados Unidos al filtrar información de sus secretos nucleares a Rusia.
Después de conocer la historia, la novia de Cooper se interesó en la obra del artista y acudió a su estudio para comprar uno de los lienzos. “Cindy vino a pedirme 2.500 dólares para la pintura de Warhol”, comenta Shep Gordon en The Guardian. Sin embargo, en ese momento la banda de rock no pensaba demasiado en el arte. Las preocupaciones eran otras: estaban inmersos en una gira mundial que terminaría con el cantante ingresado en un manicomio por su adicción a las drogas.
Por ello, la pintura de Warhol permaneció almacenada sin que nadie se preocupara de su valor. Años después, mientras Shep Gordon hablaba de Warhol con un distribuidor de arte, recordó que Cooper había adquirido la obra de uno de los artistas pop más importantes de la historia.
“En ese momento nadie pensó que tuviera algún valor real”, dice Gordon al tabloide británico. Añade que “Andy Warhol no era 'Andy Warhol'. En aquel periodo todo era un remolino de drogas y bebida”.
Sin embargo, la obra no está firmada por el propio Warhol y es poco probable que puedan certificar su autenticidad en una subasta. Ahora, casi medio siglo después, Alice Cooper considera colgar el cuadro de la silla eléctrica en su casa.