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Ayudas para jóvenes, colectivo LGTB y personas precarias, las políticas europeas que fomentan la “cultura para todos”

Imagen de archivo del Museo del Louvre

Jaime Molero

6 de junio de 2024 22:32 h

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Los ciudadanos europeos deciden este domingo. La población de la Unión Europea elige a sus representantes para el Parlamento Europeo, institución encargada de modificar y aprobar la legislación de la Unión. Esta decisión, cargada de importancia por su influencia directa en las políticas europeas, afecta también a sectores como la cultura y la promoción de su acceso a jóvenes, mayores o personas en circunstancias precarias. Desde bonos para menores hasta ayudas económicas para diferentes sectores de la sociedad, todas estas medidas nacen para facilitar la inmersión en un sector imprescindible en sociedad, la cultura.

El programa de la Unión Europea destinado a los sectores culturales, Europa Creativa, está dotado con un presupuesto de 2.440 millones de euros y desarrolla cada año diversas políticas para promover y facilitar el acceso a la cultura. Entre toda la población de la Unión, son los jóvenes europeos los grandes beneficiarios de la mayoría de estas ayudas, tanto por parte de la Unión Europea, como a nivel estatal dentro de sus países miembros. 

La popularidad del Programa Erasmus +, una de las indiscutibles medidas estrella, ha servido desde su inicio en 1987 como antecedente para el resto de iniciativas. Un proyecto que nació con el propósito de fomentar la identidad europea, la movilidad educativa y el descubrimiento de las diferentes culturas y tradiciones que conviven en la región que, a través de una ayuda económica ―dependiente del nivel económico del país de destino― permite a los jóvenes realizar una estancia académica internacional.

Dentro de este mismo proyecto coexisten otras iniciativas menos populares, pero que igualmente facilitan la inmersión a la diversidad cultural de otros países. Ejemplo de ello es el Programa DiscoverEU, un proyecto que permite a los jóvenes de 18 años ―en el momento de su solicitud― viajar gratis dentro de Europa durante un máximo de un mes a través del sistema de Interrail. También el Cuerpo Europeo de Solidaridad, organismo que promociona actividades para integrar en la población europea de entre 18 y 30 años los valores de solidaridad, cooperación o empatía. Actividades como voluntariados o proyectos solidarios en distintos destinos europeos que, a cambio de una pequeña cantidad económica compensatoria o alojamiento, fomentan la participación de las nuevas generaciones. Todas estas iniciativas propuestas en el seno de la Unión Europea se recopilan en el European Youth Portal, la web dedicada a estas ayudas y actividades. 

“Cultura para todos”

A pesar de que la mayoría de ayudas van destinadas a la población joven, también hay algunas medidas dentro de la Unión Europea que pretenden ayudar a aquellos sectores con mayores dificultades económicas. La Kulturpass austríaca es uno de los grandes ejemplos. Destinada para aquellas personas que vivan en circunstancias precarias, esta tarjeta ofrece la posibilidad de disfrutar del arte y la cultura con la entrada gratuita a numerosas instituciones culturales como el Museo Albertina o el Palacio Belvedere, lugar en el que se encuentra El Beso de Gustav Klimt.

Los beneficiarios de este tipo de ayudas son personas que reciben algún tipo de ayuda social, desempleados, o aquellos que tengan un ingreso mensual menor del riesgo de pobreza austríaco; valorado en 1.572 euros mensuales. Asimismo, esta ayuda austríaca tenía un programa especial para aquellos refugiados de la guerra de Ucrania en el que simplemente acreditando su tarjeta de persona desplazada era prueba suficiente para tener acceso gratuito a la cultura y arte durante un año. No obstante, desde 2022 esta ayuda para desplazados ucranianos se ha equiparado a los requisitos ordinarios, es decir, tener un ingreso familiar inferior al umbral de riesgo de pobreza.

Este tipo de iniciativas también existen en otros países como Finlandia y su Kaikukortti que, bajo lemas como “la cultura es de todos, independientemente de la riqueza”, mejoran las oportunidades de jóvenes, adultos, familias y personas mayores en complicadas situaciones económicas. Otros casos con destinatarios y funcionamientos similares son la KulturLegi suiza o el Article 27 belga. Por su parte, también son varios los proyectos para promocionar la cultura en las personas con discapacidad u otros colectivos. Kultur för alla (Cultura para todos) es una iniciativa sueca y finlandesa que adapta y fomenta el acceso a la cultura para “llegar a nuevos colectivos que hoy no participan en la cultura”, tal y como explica la web del proyecto. Entre estos colectivos también se encuentran las personas LGTBIQ+ con el objetivo de “impulsar el desarrollo de la igualdad de derechos y oportunidades”.

Los jóvenes europeos siguen siendo los principales beneficiarios de estas ayudas. El Carné Joven Europeo (European Youth Card), para los menores de 30 años, es una tarjeta que facilita el acceso a miles de descuentos en viajes, alojamiento, cultura o educación dentro de más de 30 países. En España este Carné está delegado a cada una de las comunidades autónomas, que son las encargadas de su expedición. Gracias a esta iniciativa, por ejemplo, pueden acceder a festivales como el Mad Cool o el Río de Babel con descuentos que alcanzan hasta el 50%. 

El cine y el teatro, además de la música y los museos, también son el objetivo de algunas de estas medidas europeas. El Carné Joven Europeo o los diferentes bonos culturales que se otorgan a los jóvenes no son las únicas facilidades para el sector del cine y las artes escénicas. Normalmente, muchos de los países europeos ofertan días concretos de la semana ―como el día del espectador o la iniciativa 'Los martes al cine' en España― en el que reducen sus tarifas, facilitando el acceso a la gran pantalla. También existen diversas tarjetas de suscripción por las que por una cantidad asequible mensual o anual se puede acceder a cines y teatros con grandes descuentos. El Biopass sueco es un gran ejemplo que, con tan solo 99 coronas ―casi 9 euros― sus ciudadanos obtienen acceso a códigos descuento de hasta el 50% para las películas seleccionadas de cada temporada.

Además de los días concretos de tarifas reducidas generalizadas, que en cada país suele variar, hay colectivos concretos que se benefician de descuentos permanentes. Es el caso de los menores de 26 y mayores de 65, los cuales también suelen ser beneficiarios de tarifas reducidas en la mayoría de cines europeos. En algunos teatros y cines, como el UGC francés, también suele haber descuentos para las primeras proyecciones de la mañana, normalmente para antes del mediodía. Y, en algunos casos, varios teatros disponen de ofertas para la compra de tickets de última hora.

Bonos culturales

No obstante, quizás los grandes protagonistas de los últimos años a nivel de repercusión han sido los famosos bonos culturales. Ayudas económicas directas destinadas al acceso a museos, festivales, libros, videojuegos o suscripciones digitales. El primer país europeo en promover esta ayuda fue Italia con su 18app en 2016, una iniciativa pionera en Europa que fue seguida por países como Francia y su Pass Culture, Alemania con KulturPass o, por supuesto, España y su ‘Bono Cultural Joven’. Todas estas ayudas son destinadas a los jóvenes que cumplen 18 años, sin embargo, el caso francés también facilita pequeñas ayudas de 20 euros para los menores de 15 años y 30 euros para los de 16 y 17 años. Estas medidas también se han trasladado a los ciudadanos que residen en ciertas ciudades. En Berlín, los jóvenes de entre 18 y 23 recibieron el año pasado un crédito cultural valorado en 50 euros.  

Especial mención merecen el bono italiano y español, los bonos culturales más generosos en términos de dotación económica, otorgando 500 y 400 euros, respectivamente. En España este bono divide y limita la cantidad que se puede gastar por categorías, promoviendo así un acceso a la cultura diverso y repartido. 200 euros para artes en vivo, patrimonio cultural y artes audiovisuales, 100 euros para productos culturales en soporte físico como libros o revistas y 100 euros para el consumo digital o en línea como suscripciones.

En la mayoría de países de la Unión Europea también existen descuentos para el acceso a instituciones como museos, galerías o monumentos de interés cultural que pertenecen al patrimonio estatal. Por ejemplo, las colecciones permanentes de museos como el Louvre en Francia son totalmente gratuitas para los ciudadanos de alguno de los países europeos de menos de 26 años. Normalmente, también se ofrece la gratuidad en el acceso a este patrimonio cultural en determinados horarios ―como las horas cercanas a su cierre― y días de la semana ―como los domingos―que, según el museo, suelen variar. Además, la mayoría de Estados europeos aplican programas puntuales como las famosas “Noches culturales”, propuestas que fomentan la entrada a museos y diversas instituciones culturales durante la noche, también con precios reducidos. 

Una iniciativa presente en la mayoría de Estados miembro son los bonos o tarjetas culturales que, con una tarifa anual asequible, facilita la visita a instituciones culturales de todo tipo. Países Bajos es uno de los países más reconocidos por un bono de este tipo, concretamente la Museumkaart, una tarjeta que, con tarifas anuales desde 39 euros para menores de 18 años y hasta 75 euros para los mayores de edad, permite un acceso ilimitado a más de 400 museos durante todo un año.

El precedente europeo en términos de ayuda al acceso de la cultura es Reino Unido. Un país que, a pesar de no seguir perteneciendo a la Unión Europea, consolidó hace más de dos décadas la “Admisión gratuita universal”, una política que establece la gratuidad en sus museos para todo el mundo de manera indistinta. Esta iniciativa, promulgada a principios de los 2000, experimentó un aumento sustancial en las visitas de los centros culturales y sirvió de precedente para el resto de políticas culturales consolidadas en la actualidad. 

De hecho, desde el otro lado del charco, la revista Time publicó hace dos años un reportaje que analizaba el fenómeno de los bonos culturales y las ayudas directas a los jóvenes europeos. El reportaje, titulado en español “Por qué los países europeos están dando a sus adolescentes dinero gratis para gastar en libros, música y teatro”, analiza con sorpresa y desde la visión norteamericana los motivos que llevan a Europa a promover la cultura de esta manera.

La valoración que la revista americana otorgó al emergente proyecto europeo de los bonos culturales es observado desde la sorpresa, pero también desde el análisis. Desde el medio preguntan a distintas autoridades europeas cuáles son los motivos que les llevan a otorgar estas ayudas económicas, obteniendo como respuesta la iniciativa dirigida a reactivar el sector cultural y artístico. “Otros dicen que los bonos, incluso cuando son gastados, tienen un mérito social duradero que alienta a los jóvenes a tener una relación de por vida con la cultura”, explican desde la revista Time.

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