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Bryan Ferry, un correcto galán en una cita sencilla y sin sorpresas

Bryan Ferry, un correcto galán en una cita sencilla y sin sorpresas

EFE

Madrid —

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Bryan Ferry es un galán; lo ha vuelto a manifestar durante su concierto de hoy en Madrid. Pero, aunque logra seducir con lo mejor de su repertorio y el de su antigua banda -Roxy Music- no ha terminado de romper la barrera entre el escenario y el público, al que ha dejado algo frío al final de la velada.

En una actuación que prometía ser nostálgica y romántica, Ferry (Washington, Reino Unido, 1945) no ha conseguido crear el ambiente que la cita, enmarcada en las Noches del Botánico, requería. A cambio, ha ofrecido un concierto muy correcto y fluido en el que tanto él como sus músicos han estado a la altura al interpretar una veintena de temas con la elegancia que caracteriza al británico.

Puntual ha acudido al encuentro el exvocalista y compositor principal de Roxy Music, que se reunirá dos veces más durante este verano con el público español: el viernes en Peralada (Girona) y el 25 de julio en San Sebastián.

“The main thing”, uno de los éxitos de su antiguo grupo -del que Ferry formó parte a comienzos de los setenta junto al reconocido compositor Brian Eno- ha marcado el inicio del concierto, en el que muy pronto se ha vivido uno de los momentos más esperados gracias a “Slave to love”.

Después de que el cantante, enfundado en un clásico traje oscuro, se haya entregado así de rápido al público con una de las composiciones más afianzadas de su trayectoria en solitario -que empezó en 1973-, ha optado por ofrecer otros dos temas setenteros de Roxy Music: “Ladytron” y “Out of the blue”.

Poco locuaz, Ferry no había conseguido conectar del todo con su primera tanda de temas, hasta la llegada de “Simple twist of fate”, una canción original de Bob Dylan que otros muchos artistas han versionado y que Ferry (armónica en mano) lleva a su terreno, como hizo con el resto de temas del Nobel de Literatura que componen el álbum “Dylanesque” (2007).

Así ha seguido el compositor, alternando sin apenas pausa un amplio número trabajos de su carrera como solista con otros muchos de su etapa como vocalista del grupo londinense, uno de los mayores representantes de lo que se conoce como “glam rock”.

La puesta en escena, muy acorde con ese “glamour” y con el estilo del británico, ha contribuido a crear un ambiente sencillo y refinado que se ha hecho aún más palpable en temas como “Stronger through the years” o “Like a hurricane”, interpretados por el Ferry más seductor, arropado por un sonido limpio y compacto.

En canciones como “In every dream home a heartache”, en las que la voz sobresale más, el cantante, de 71 años, ha salido airoso.

Pero el verdadero entusiasmo del público ha aparecido pasado el ecuador del concierto con “If there's something”, un tema compuesto por Ferry en 1972 y que claramente conecta bien por su ritmo variable, una sonoridad que podría catalogarse dentro del rock progresivo y una letra en la que se unen varias épocas de una misma relación amorosa.

Esa canción ha permitido nuevamente a los músicos demostrar su valía en el directo; especialmente al saxofonista, que ha deleitado a los presentes con un solo muy aplaudido.

“More than this” ha seguido regando el jardín de clásicos; esos que sí han enganchado a los asistentes, quienes no han guardado sus teléfonos móviles durante un amplio intervalo de tiempo para grabar esas y otras canciones tan reconocibles entre los fans como “Avalon”, “Love is the drug” o “Virginia plane”.

Así, de menor a mayor intensidad ha llegado al final la actuación de Ferry, quien se ha mostrado animado a la hora de interpretar “Let's stick together”, una canción de Wilbert Harrison que quedó recogida en un álbum homónimo de 1976, y “What's goes on”, de su quinto álbum en solitario, “The Bride Stripped Bare” (1978).

Como colofón, el cantautor -cuya trayectoria roza el medio siglo- ha optado por regalar un momento emotivo con “Jealous Guy”, una de las canciones más versionadas de John Lennon que se hizo muy popular entre el repertorio de la legendaria Roxy Music y en la voz de Ferry, que abandonaba el escenario con cierta frialdad cuando se cumplía una hora y media de espectáculo.

A pesar de los insistentes silbidos del público, el cantante no ha correspondido con ningún tipo de bises y sus admiradores parecían quedarse un poco destemplados ante un caballero muy correcto que seduce, sí, pero con pocas palabras.

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