Ha llegado la Fiesta del Cine a la ciudad, puntual a su cita con los bolsillos resentidos y las salas olvidadas. Echamos un vistazo a la cartelera, arriba y abajo, y suspiramos sin encontrar una buena película en la que invertir los 2,90 euros de la entrada. Si le ha ocurrido, no está solo y tiene una explicación.
Las reglas no escritas del mercado cinematográfico establecen el segundo semestre del año como el de mayor concentración de grandes cintas. El verano, dominado por los blockbusters y las películas de consumo rápido e indoloro, deja paso a las perlas que caen de festivales como Cannes o San Sebastian. Incluso puede que aparezca la primera tanda de títulos de la temporada de premios. Pero mayo está en tierra de nadie.
Guardianes de la Galaxia, El círculo o Bebé jefazo han llegado este año para animar un poco una cartelera anodina. Según datos de Comscore, la última Fiesta de Cine ha registrado este lunes 414.336 espectadores en toda España, lo que supone menos de la mitad de asistentes que el pasado octubre. Aún quedan dos días para que los datos remonten, pero parece improbable que esta edición pueda competir con la anterior.
Después de varios ensayos, los organizadores decidieron hacer fijas estas dos fechas para crear una rutina colectiva alrededor del evento. “Es muy importante que la gente lo relacione siempre con los mismos meses: mayo y octubre. Y debe existir un espacio razonable entre los dos”, cuenta la asociación FECE de exhibidores a eldiario.es.
Ellos, la Federación de Cines de España, están al frente de la cita junto a la Confederación de productores audiovisuales españoles (FAPAE), la Federación de Distribuidores de Cine (FEDICINE), y el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) desde 2009, cuando tuvo lugar el pistoletazo de salida. Desde ese momento han intentado institucionalizar la Fiesta del Cine en marzo, abril y septiembre, de forma que tienen flexibilidad a la hora de reservar el calendario.
¿Por qué no encajan esos tres días en una temporada más atractiva para el espectador? “No tiene sentido mover la Fiesta del Cine en función de los estrenos, porque entonces la haríamos en agosto o en diciembre”, responden desde FECE. Los exhibidores reconocen que mayo no es el momento más goloso para un cinéfilo, pero de esta forma favorecen a películas que tienen una menor promoción o atractivo para el público.
El monopolio del taquillazo
La Fiesta del Cine ayuda a que las cintas de distribuidoras más pequeñas puedan competir con las majors. Gracias al embotellamiento en los blockbusters, o porque el precio económico de la entrada invita a bucear por la cartelera, a veces encontramos joyas escondidas. Aunque, en otras muchas oscasiones, los taquillazos monopolizan la venta también durante estos tres días. “Obviamente, se llevan el mayor trozo del pastel, como en un día normal. Lo que pasa con la Fiesta del Cine es que favorece un incremento de espectadores no habituales”, defienden en FECE.
Las salas se llenan sin importar el producto que oferten, “pero siempre se mantiene el top 10 del fin de semana anterior”. Por eso, las mayores beneficiadas en esta última Fiesta serán de nuevo Guardianes de la Galaxia, Bebé jefazo y Fast & Furious. Una cartelera que se conforma a la espera de Piratas del Caribe, Alien o Personal Shopper.
Los organizadores no eligen las fechas del evento en función de la cartelera más potente. Pero, ¿pueden las distribuidoras pujar por esta semana de rebajas? Al fin y al cabo, son ellas quienes deben pelear por el hueco del calendario que mejor se adapte a su target. La FEDICINE afirma a este diario que la Fiesta no se ha convertido en objeto de disputa entre los distribuidores, porque “no hay ninguna regla general aplicable a todas las películas”.
Sin embargo, la distribuidora Vértice 360 confesó en una entrevista con Cinemanía que detrás de la fecha del estreno hay una estrategia muy estudiada. “Se basa en analizar la competencia, las épocas del año en relación a la recaudación, la carrera de la película por festivales que puedan servir como promoción a la misma o el estreno de la película en otros países o territorios similares”, contaron a la revista de cine.
También hay veces que, simplemente, la magia ocurre. En 2014, una comedia de tópicos regionales llegaba a nuestras salas a finales de marzo. La primera semana tuvo una recogida humilde, pero a partir de la segunda se convirtió en la película española más taquillera de la historia. A los organizadores les gusta pensar en Ocho apellidos vascos como un bonito efecto de la Fiesta del Cine. “Nadie esperaba que esa película llegase a donde llegó, y tomó impulso justo durante esos días”, confiesan desde FECE.
El recuerdo de esa época les reafirma en su decisión de mantener la cita en estas fechas. Las últimas respuestas -de 1.7 y 1.6 millones de personas-, también. Quién sabe si la magia se puede conjurar también en un triste mes de mayo.
La cita de 2013 marcó un antes y un después en la corta trayectoria de la Fiesta del Cine por varias razones. Los espectadores se volcaron con la llamada a las salas y las cifras de asistencia doblaron a las de años anteriores. Un millón y medio de personas se repartieron en octubre para ver Gravity, Capitán Phillips, Las brujas de Zugarramurdi y Una cuestión de tiempo en más de 3.000 cines españoles.
Por primera vez en sus cinco años de historia, la Fiesta del Cine llegaba a la portada de los periódicos por su eficacia y un cierto descontrol de colas en la traquilla. ¿Qué había cambiado? Sus organizadores habían decidido probar suerte con la acreditación online.
“En 2009 importamos la idea de Francia y la implantamos tal cual. Es decir, unos días antes de la Fiesta del Cine, comprabas una entrada en taquilla y te daban la acreditación”, dicen desde FECE a eldiario.es. Pronto descubrieron que esa técnica limitaba el objetivo a los asistentes habituales a las salas.
Internet abrió entonces la convocatoria a 1.800.000 personas, de las que asistieron el 83% que habían adquirido la acreditación desde su ordenador. La gran revolución tecnológica tuvo también el impulso de una cartelera sugestiva, un buen aperitivo para la temporada de premios