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Las claves sobre el futuro del cine que nos enseña la victoria de Apple en los Oscar

Vista de una de las salas del Cine Artistic Metropol de Madrid

Javier Zurro

4 de abril de 2022 22:24 h

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Esta edición de los Oscar ha sido más importante de lo que parece, aunque todo haya quedado eclipsado por el ataque testosterónico de Will Smith a Chris Rock. La victoria de Coda frente a El poder del perro se ha leído en clave de 'película popular' versus 'cine de autor', y aunque también es cierto, ese duelo esconde muchas aristas que hablan del futuro del cine. Aquella victoria fue la de Apple frente a Netflix. O visto de otro modo, la enésima derrota de Netflix. Pero hubo otro perdedor, las salas de cine. Para ellas fueron los premios técnicos gracias a Dune, una superproducción que funcionó en taquilla y que se reafirma gracias a estos galardones. Sin embargo no hubo ni rastro del cine medio que hace años se llevaba todo y que también arrasaba en taquilla. Esta situación hace que muchos se pregunten, ¿por dónde pasa el futuro del cine adulto?, ¿qué han supuesto estos Oscar para los cines y las plataformas?

Los Oscar no quieren a Netflix

La derrota de Netflix solo puede verse como el enésimo plantón de la Academia. Es la única explicación a que un filme como El poder del perro, con 12 nominaciones, éxito crítico, una directora de renombre y una campaña de promoción bestial, pierda frente a la película que había visto menos gente de todas las nominadas (según publicó Deadline). Coda tenía solo tres candidaturas y no era candidata en dirección y montaje, dos categorías claves. 

Para Elena Neira, Licenciada en Derecho y Comunicación Audiovisual, especializada en nuevos modelos de distribución audiovisual y autora del libro Streaming Wars: la nueva televisión (Cúpula), el mensaje es claro: “En Hollywood están preparados para estrenos híbridos, pero no para estrenos simultáneos. Este premio manda un mensaje, que es que hay que reconocer que las plataformas son una realidad, pero de todas ellas, Apple ha sido la menos disruptiva y no la consideran una gran amenaza. No tiene una apuesta por el cine tan ambiciosa como Netflix, que ha ido destruyendo poco a poco el modelo de consumo tradicional. Este premio es una aceptación del cambio, pero de un cambio menos disruptivo”. 

A Apple la jugada no le ha salido gratis, los rumores dicen que la campaña de promoción de Coda ha costado 25 millones de dólares, pero al menos han logrado levantar una estatuilla que a sus rivales se les resiste. La apuesta de Netflix ha sido siempre por grandes directores consagrados y cine más autoral. Ahora, un filme con menos pretensiones les ha vencido. ¿Puede provocar esto un cambio de línea de producción de cara a los premios? Para Elena Neira no es tan fácil, porque Coda ni siquiera es un original de Apple, sino que la compraron a Lionsgate en plena pandemia. “A toro pasado diría que pagaron demasiado por ella (más de 20 millones de euros). No fue un Slumdog Millionaire que se compró por dos duros. Mi sensación es que todas quieren jugar al cine de autor, y Apple supuestamente quiere ser una plataforma de contenidos sofisticados e incluso recoger el testigo de HBO, así que no hay roles asignados todavía”. Apple, de hecho, tiene el año que viene el nuevo filme de Martin Scorsese, un nombre que ya estuvo con Netflix y que no logró el Oscar con El irlandés.

El cine adulto no funciona en salas

Antes, las películas nominadas a los Oscar habían sido éxitos en taquilla. El simple anuncio de las candidaturas hacía que el público acudiera a una sala a verlas. Este año, excepto Dune, que superó los 100 millones (y que es una superproducción), el resto no han conseguido éxito en taquilla. West Side Story no llegó ni a los 40 millones. Licorice Pizza sumó 17. El callejón de las almas perdidas apenas superó los 11, y Belfast ni llegó a los 10. Comparado con años prepandémicos, Green Book logró 85 millones, e incluso Parásitos, hablada en coreano y con subtítulos, sumó más de 50 millones. Hasta una de las ganadoras más independientes que ha habido, Moonlight, consiguió multiplicar su taquilla y llegar a los 27 millones, cifra que ahora parecería un éxito para casi todas las nominadas este año.

La victoria para una película que se puede ver en una plataforma es un golpe duro para las salas. Como explica Elena Neira, este tipo de películas necesitan “notoriedad”. “No hay campañas. Para generar conciencia hacen falta campañas grandes, y las películas que han competido este año no las han tenido. Además, muchas están accesibles en plataformas”, apunta. Un Oscar para una película en Netflix o Amazon no supone mucho, pero para una película de salas sí, ya que convierte ese título pequeño en el que hay que ver en un cine en vez del taquillazo de superhéroes del momento.

En EEUU se han apalancado. Donde les está yendo bien es en Europa, y es cuestión de tiempo que tomen la decisión de producir contenido español para los premios y reforzar su posición aquí

Elena Neira Especialista en nuevos modelos de distribución

Ante este panorama, parece que el cine adulto está destinado a ir a las plataformas excepto fenómenos críticos o de boca a boca que consigan hacerse un hueco entre las grandes superproducciones. “Las películas que vayan a salas serán las que tengan una validación, y un Oscar te la da. Si no tenemos premios, lo único que quede para cines serán títulos muy pequeños para los Renoir y los megataquillazos”, opina Neira, que cree que ahora mismo nadie “se atrevería a estrenar una película como El discurso del rey, porque ya no llena una sala”. La prueba de que un Oscar supone esa validación está en que la propia Apple ha reestrenado su película en 600 cines de EEUU (con subtítulos para la comunidad sorda) y que tras su victoria se convirtió en el título más visto en Apple TV+ con un aumento de un 300%.

Películas 'adultas' solo para plataformas

La pandemia ha acelerado lo que todos preveían pero nadie se atrevía a hacer: acortar las ventanas de distribución. Tras varios experimentos (cada major probó una cosa), parece que las ventanas de 45 días serán la norma. Es una cuestión puramente comercial, cada gran distribuidora tiene su plataforma y quiere que sus títulos estén cuanto antes allí. Salvo Sony, no hay un estudio que no tenga una plataforma propia, y todos tienen interés en el streaming, en que sus títulos estén cuanto antes y el cliente lo valore.

Eso ha provocado que los estudios renegocien los contratos con las estrellas. Nadie quiere un caso como el de Scarlett Johansson, que amenazó con demandar por las pérdidas provocadas en su caché el estreno en Disney+ de Viuda Negra, algo que no estaba en su contrato. “En los contratos con las estrellas ya está escrito que las empresas tienen la decisión última sobre cómo distribuirlas. En un mercado cada vez más atomizado, los 45 días de exclusividad son una realidad”, dice Neira.

Los Oscar tienen que mover ficha

En este contexto también los premios de la Academia deben mover ficha. La pandemia provocó que modificaran sus bases para permitir que las películas estrenadas directamente en plataformas pudieran competir. La 'excepción' se ha mantenido este curso, lo que ha hecho que varias películas se hayan estrenado sin pasar por salas. Hasta hace dos años, al menos había que estrenar en un número determinado de cines en Nueva York y Los Ángeles. Tras lo ocurrido con Coda, la Academia debe tomar una decisión, volver a proteger a las salas o dejarlo todo como hasta ahora, lo que provocaría que las plataformas ni siquiera estrenaran sus apuestas para los Oscar en cines unas pocas semanas para cumplir con las bases. 

“Si los Oscar deciden restaurar su apuesta por el circuito de salas puede que todavía tengamos una situación en la que las películas ‘de premios’ lleguen antes a las salas. Si pueden ir directamente a la plataforma, los Oscar se convertirán en otra cosa. De hecho, deberían haberse convertido ya en otra cosa. Los Oscar son el 'cancaneo', pero ese prestigio que tenían antes no parece que vaya a acompañar a una ganadora como Coda como acompañó a películas como El silencio de los corderos”, apunta Elena Neira.

Netflix versus Disney

Aunque Apple se haya llevado el primer Oscar para una plataforma, la guerra real es entre Netflix y Disney. Netflix es, de momento, la que tiene más volumen de catálogo, pero Disney ha añadido todo lo que tenía Fox y lo que hay en Hulu, y su catálogo “se va a elevar mucho más”. “La intención de Disney es producir mucho más, pero no sabemos qué salida le va a dar. Mi opinión es que se va a apostar mucho por el cine en plataformas, algo que es otra consecuencia de la pandemia. Cuando llegan en 2015, su apuesta es por las series. Era lo que más se consumía, pero con la pandemia hubo un hartazgo de series y repuntó el consumo de cine en casa, ese home entertainment que parecía de capa caída. Empezaron a salir muchas películas y se empieza a consumir mucho cine, y creo que esa demanda va a tener una respuesta por parte de los estudios, porque, además, es más rápido hacer una película media con un reparto normal y que además va a tener una salida más grande”.

¿Qué pasa en España?

Mientras que en Hollywood Netflix lleva cuatro años siendo favorito al Oscar, en España todavía no ha optado al Goya a la Mejor película. Tampoco lo ha hecho ninguna otra compañía de streaming. Esta situación muestra la reticencia a las plataformas como productoras, pero también evidencia que la línea de producción en nuestro país no apuesta por el cine de autor y adulto, sino por fenómenos de consumo rápido. La mayor parte de los estrenos han sido adaptaciones de fenómenos adolescentes como A través de mi ventana o thrillers como El practicante y Bajocero (una adquisición que les funcionó muy bien en todo el mundo). Títulos que tampoco hubieran optado a los premios si se hubieran estrenado en salas. La vez que más cerca han estado ha sido con El hoyo, que no fue una producción original, sino una compra y que en España sí se estrenó en salas. Logró tres nominaciones (Guion original, Dirección novel y Efectos especiales) y ganó el de efectos visuales.

Elena Neira cree que todo llegará, y que de momento el nivel de producción en nuestro país, aunque ha aumentado de 7 a 32 películas al año, está lejos del de Hollywood y “con aspiraciones diferentes”. En esto influye que en EEUU las normas empiezan a estar claras, con los 45 días de exclusividad para las salas, mientras que en España no hay nada definido y “las que están sosteniendo el status quo son las cadenas de televisión que hacen comedias con unas campañas de promoción increíbles”.

La transposición de la nueva ley audiovisual tampoco va a servir de mucho, mientras que en Francia han logrado que Netflix produzca cine de autor, en España “no va a cambiar la situación porque no establecen un requisito como ese, solo establecen la obligación de tener catálogo europeo”. Cree que es cuestión de tiempo que Netflix llegue a los Goya y al cine de prestigio. “Lo tengo muy claro”, dice con seguridad y explica que “la ofensiva de Netflix es en lo local”. “En EEUU se han apalancado. Están consolidados y crecen menos. Donde les está yendo bien es en Europa, y es cuestión de tiempo que tomen la decisión de producir contenido español para los premios y usar esa estrategia para reforzar su posición en nuestro territorio”. Solo les falta un nombre importante. El primero será Bayona, que ya rueda La sociedad de la nieve para estrenar en 2023, pero sin duda, lo que cambiaría todo sería un fichaje como el de Almodóvar, que de momento se resiste a las mieles del cheque en blanco de Netflix.

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