Las salas francesas vetan 'Black', una película belga sobre las bandas de Molenbeek
La psicosis tras los atentados de París sigue despierta en Francia cuatro meses después. La película Black, un filme belga sobre un amor imposible entre dos adolescentes de bandas rivales de Bruselas, no llegará a los cines franceses por “las reticencias de las salas a proyectarla en el contexto actual”, según la distribuidora. Previamente, la película había sido prohibida para menores de 16 años por la Comisión de Clasificación.
La historia está dirigida por Adil El Arbi y Billall Fallah y se desarrolla en el barrio bruselense de Molenbeek, foco de innumerables operaciones policiales tras el 13-N. Este distrito, de apenas 100.000 habitantes, vio crecer a Ibrahim Abdeslam, el terrorista que se inmoló en la Rue Voltaire. La zona estuvo durante semanas en el ojo mediático y policial, con registros un día sí y otro también en busca del terrorista huido Salah Abdeslam.
Galardonada en los festivales de cine de Toronto y Gand, la película está abocada a transitar por el mismo camino maldito que Made in France, un filme sobre un grupo local de yihadistas que planea un ataque en París. Esta producción estaba lista para ser estrenada cuatro días después de los atentados, algo que nunca sucedió. Cuatrocientos carteles de promoción que mostraban un fusil superpuesto a la Torre Eiffel y el eslogan “La amenaza viene de dentro” empapelaron el metro de París.
A la espera de una nueva fecha, el director, Nicolas Boukhrief, se resignó y terminó aceptando en enero estrenar la película únicamente en la plataforma digital del canal francés TF1. “Es la mejor solución. Solo una quincena de salas de arte y ensayo estaban dispuestas a estrenarla, lo que hubiera matado la película. El resto tenía miedo, aunque no se lo reprocho”, explicaba Boukhrief entonces.
Basada en un best seller de Dirk Bracke, Black se presenta como una reedición del clásico de Romeo y Julieta en el que los enamorados son un chico de origen árable integrante de la banda 1080 de Molenbeek-Saint Jean y una joven negra de los Black Bronx del barrio Matonge. Viven su relación a escondidas por miedo a ser represaliados por sus bandas, que los castigan con dureza tras descubrirlos. La película no atiende a concesiones: el celuloide recoge grandes dosis de violencia y la cruda sumisión sexual que somete a las mujeres de las bandas.
“Es un problema de identidad”, resumía el director Bilal Fallah para explicar el conflicto protagonista de su película. “Los chicos y las chicas no se sienten parte de la sociedad que les vio nacer (la francesa) ni tampoco de la del país de sus padres. Pertenecer a una banda les hace sentirse alguien”.
La película ha sido exhibida en las salas belgas con relativa buena acogida, si bien es cierto que algunas se negaron a programarla. Tal vez porque, tras su proyección en un multicine en noviembre, un grupo de jóvenes protagonizó un enfrentamiento con la policía.