Handía, la última ganadora del Goya a la mejor película y una de las cintas más laureadas de los premios en la última década, no hubiera sido posible sin las subvenciones públicas. Con un coste final de 3,7 millones de euros, la recaudación en taquilla apenas cubrió 750.000 euros. Las ayudas del ministerio por amortización de la película sumaron 1,4 millones de euros, casi el doble.
Al igual que Handía, tampoco hubieran sido posibles sin las ayudas públicas [•REC] 4: Apocalipsis, DiDi Hollywood o Pancho, el perro millonario, que no estuvieron nominadas en ninguna de las categorías de los premios de la Academia. Las cuatro cintas pertenecen a un selecto grupo de largometrajes que recibieron más de un millón de euros en subvenciones públicas del Gobierno entre 2010 y 2017, según los datos del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) analizados por eldiario.es.
¿Son las películas que más hemos subvencionado “cine de calidad”? ¿Y cómo medimos si una cinta es buena o mala? Si atendemos al criterio de los académicos, la respuesta es no. La mitad (76 de 160) de las cintas que recibieron más de un millón en ayudas nunca no recibieron ninguna nominación a los premios Goya.
La opinión de los académicos, sin embargo, no tiene por qué coincidir con las valoraciones del público o incluso de la crítica especializada. Las notas del portal web FilmAffinity, una de las comunidades cinéfilas más activas en España, permiten dibujar la opinión del público sobre las principales películas del cine español.
De las cintas que se llevaron más de un millón en subvenciones, la oscarizada El secreto de sus ojos es la favorita de los usuarios de FilmAffinity con una nota media de 8,1. Las más odiadas: Mentiras y gordas, DiDi Hollywood, XP 3D y Pancho, el perro millonario. Los datos señalan que las subvenciones han ido por igual a películas calificadas como bodrios que las que se ganan los galardones a la cinta del año.
La pregunta es: ¿deberíamos conceder las mismas ayudas a Torrente 5, Pancho, el perro millonario que El secreto de sus ojos o La isla mínima?
Subvenciones millonarias, fracasos en taquilla
Con casi 3 millones de euros en ayudas públicas, El hombre que mató a Don Quijote cuenta con el honor de ser la película más subvencionada de España (al menos desde 2010). Los espectadores españoles no respondieron con el mismo entusiasmo en las salas: apenas 31.000 personas acudieron a los cines a verla. Recaudación final: 195.000 euros.
El gran fiasco de Terry Gilliam plantea no solo el dilema de financiar obras según su valor artístico sino también de subvencionar cintas que no tienen público. De las películas que recibieron más de un millón en ayudas, 64 recaudaron menos por taquilla que las subvenciones que recibieron.
El extremo del fracaso en taquilla llega para 39 cintas que llevaron a las salas de cine a menos del 0,2% de la población española. Ninguna de estas películas superó los 100.000 espectadores, lo cual se tradujo en una taquilla total de escasos 14 millones de euros. Entre 2010 y 2017, esos largometrajes recibieron 49 millones de euros de dinero público.
Al contrario le ocurre a las 9 películas que superaron la barrera de los 2 millones de espectadores cada una y que consiguieron una recaudación de 241 millones de euros. Y todo ello con solo 13 millones de euros en subvenciones.
¿Dónde está el límite entre el cine minoritario y el cine que simplemente no interesa? ¿Debe el Estado financiar proyectos cinematográficos que no atraen a los espectadores? En ese caso, ¿dónde queda el cine independiente? Solo 68.000 personas acudieron al cine para ver Blackthorn. Sin embargo, el western dirigido por Mateo Gil contó con 11 nominaciones y fue galardonado con 4 bustos.
De la amortización a la producción
Los datos de las Memorias anuales de Ayudas a la Cinematografía demuestran que las subvenciones a la amortización y a la producción acaparan la mayor parte del presupuesto, mientras que las demás -como las ayudas a la distribución de largometrajes comunitarias e iberoamericanas o la minoración de intereses de préstamos bancarios- suponen una parte mínima, o incluso llegan a desaparecer.
¿En qué consisten cada una de estas grandes partidas? Las ayudas a la amortización son subvenciones que se otorgan a posteriori de la producción y estreno del largometraje en función de los datos de recaudación en taquilla logrados. Mediante este procedimiento, es habitual que productores y productoras cinematográficos se endeuden con la esperanza y el objetivo de obtener una buena recaudación y así recuperar su inversión. Las ayudas a la producción, en cambio, son subvenciones que se otorgan a priori -antes de empezar el rodaje- con el fin de dotar a la productora de medios económicos con los que desarrollar su proyecto.
El gráfico anterior muestra un enorme escalón en los años 2015-2016: las ayudas a la amortización, que habían sido de 53 millones y medio en 2014, se desplomaron hasta los apenas 27 millones de euros en tan solo dos años, al tiempo que las ayudas a la producción pasaban de 4 millones a 37 en ese periodo de tiempo.
Este brusco salto tiene su explicación en la aprobación, en mayo de 2015, del Real Decreto que modificaba la Ley del Cine de 2007. Y, concretamente, en la disposición sobre el “Régimen transitorio de las ayudas para la amortización”, que establecía que “las ayudas generales para la producción de largometrajes irán sustituyendo progresivamente a las ayudas a la amortización de largometrajes”.
Pero, ¿a qué se debió este cambio de criterio? El motivo fue lo que se conoció como el 'fraude del taquillazo', adelantado por El País. Una investigación interna del Ministerio de Cultura destapó la connivencia entre productores y salas para falsear los datos de recaudación y así acceder a las ayudas. ¿Cómo? Mediante pases de películas que ni siquiera se llegaban a exhibir, compra masiva de entradas, y proyecciones de títulos desconocidos que supuestamente llegaban a decenas de pueblos españoles pero que nunca tuvieron lugar.