En los últimos meses, el mercado del cómic japonés en España está experimentando un crecimiento sin precedentes. Quedan ya muy lejos las polémicas y la alarma social que acompañaron a los primeros títulos que se publicaron, a comienzos de la década de los años noventa, y hoy el manga no solo parece plenamente asentado en el mercado editorial, sino que está multiplicando sus ventas a gran velocidad. El informe de CEGAL confirmó que, en un contexto de crecimiento generalizado durante 2021, el cómic había crecido un 70%, un porcentaje debido, principalmente, a este boom del manga, que ha hecho que, en los últimos meses, títulos como Tokyo Revengers (Norma Editorial) de Ken Wakui o Haikyu! (Planeta Cómic) de Haruichi Furudate se coronen entre lo más vendido en el mercado del libro. Pero no se trata solo de un fenómeno español: incluso en otros con una producción autóctona potente como Estados Unidos o Francia se está experimentando algo muy similar. En el caso francés, resulta sintomático que el bono cultural concedido a los jóvenes se gastara, principalmente, en la compra de manga.
Recientemente, el gigante editorial Penguin Random House ha anunciado la creación de Distrito Manga, un sello propio que viene a sumarse a un nutrido panorama editorial que, en los dos últimos años, ha crecido mucho con la llegada de pequeñas editoriales en busca de su espacio. Catalina Mejía es editora de Distrito Manga junto a Clàudia de Palol, y responsable también del sello de novela gráfica Salamandra Graphic. En su opinión, el sector está en un momento excelente: “Disponemos de estudios de mercado que nos indican que el cómic es lo que más ha crecido en los últimos años, debido fundamentalmente al manga: un 70% de los cien títulos más vendidos son mangas”. Este súbito crecimiento tiene que ver, en opinión de Oriol Estrada, asesor de contenidos de Manga Barcelona, con la pandemia: “Yo los llamo ‘coronaotakus’: niños entre 9 y 12 años que durante el confinamiento empezaron a ver anime en diferentes plataformas, y que milagrosamente han dado el salto al papel”. Paloma Liranzo, ilustradora y librera en Generación X (Madrid), incide en esta llegada masiva de público joven: “Termina la temporada de su anime favorito y se lanzan al manga. En la librería, lo teníamos en una zona menos visible, pero lo pasamos a un espacio prioritario cuando intuimos que algo estaba pasando”. Actualmente, en su librería el manga supone el 25% de las ventas totales. “Me sorprende mucho el interés que hay”, prosigue Liranzo. “Ya no son el estereotipo de chico nerd, sino que vienen grupos enteros de clase a buscar su manga, comparten su afición”.
Para Mejía, otra de las claves es la variedad de la oferta. “Se están vendiendo todo tipo de mangas, aunque es verdad que el shônen (manga orientado a chicos jóvenes) sigue siendo el líder. Pero hay editoriales más pequeñas con demografías o géneros más minoritarios, y están funcionando. Se está ampliando el público lector de este tipo de contenidos. Porque ya hay muchas más mujeres que se acercan a la lectura del manga, y porque ya no es solo ese shônen de acción”. Liranzo afirma que el material que se publica es inabarcable: “Yo misma, que se supone que soy lectora principalmente de manga, no soy capaz de seguir el ritmo y leerme todo”. En opinión de Estrada, esa variedad tiene que ver con cambios en el público lector. “La gente ya no se avergüenza de leer manga como podía pasar antes. También hay lectores de cómics que, cansados de lo de siempre, se están acercando al manga, porque existe una gran variedad”. Pero también está llegando un público nuevo, y no solo juvenil: “Gente que nunca ha leído manga está viendo Ataque a los titanes, o leyendo algunos mangas de éxito”, explica Estrada. “La gente pierde el miedo. Ahora bien: hay una serie de títulos que son mainstream, pero no todas las series lo son. Buena parte del manga que se publica no lo es. Pero los grandes títulos, como Dragon Ball o Naruto, lo han conseguido”.
Edición digital simultánea
Mejía tiene claro que el catálogo de Distrito Manga tiene que responder a esa variedad, y entre sus primeros lanzamientos anunciados se encuentran un BL (siglas de Boys Love, manga sobre relaciones sentimentales entre chicos), Joy, de Etsuko, una serie de acción como Ranger Reject de Negi Haruba o un shôjo (manga orientado a chicas jóvenes) como Love in Focus de Youko Nogiri. “El objetivo es crear un sello centrado en el manga japonés, aunque en el futuro puede haber proyectos con autores occidentales, e incursiones al manga coreano o al manga chino. Publicaremos obras de todas las demografías que ahora funciona: shôjo, shônen, seinen…”. Con la intención de cuidar sus ediciones y, especialmente, la traducción, Distrito Manga apostará claramente por un ámbito que nunca ha terminado de funcionar bien en España: el del cómic digital. “En Japón, desde 2017, la venta de mangas digitales ha superado la de mangas en papel. Evidentemente, aquí no está tan desarrollado este fenómeno, pero consideramos que la venta digital es un complemento importante. Vamos a intentar negociar que todos nuestros mangas salgan con edición digital simultánea”.
Pero siempre hay dudas que surgen ante un momento de bonanza en el sector: ¿hasta qué punto será sostenible este crecimiento? Para Estrada, hay diferencias claras con respecto a otros momentos de esplendor del manga en España. “Por primera vez, veo que los editores se lo creen, y por eso noto que esto va en serio. Hasta una editorial pequeña como Ediciones Tomodomo ha anunciado la cifra de veinte mil ejemplares vendidos de Orange, de Takano Ichigo. En este momento se ha conseguido parar la fuga de público adulto que existía en el manga, donde pasaba lo contrario que en otros tipos de cómic, en los que se queda el público adulto pero cuesta renovar al joven. Ahora, gente de más de 35 y 40 sigue leyendo, e incluso se reengancha otra que había leído manga en su adolescencia pero lo había dejado”. Mejía apunta otra cuestión importante: la presencia del manga en librerías no especializadas. “Cualquiera, aunque no disponga de espacio para tener todo lo que se publica, es consciente de que tiene que tener las diez o doce series bandera”.
En este escenario, las editoriales pequeñas están jugando un papel crucial. Estrada, que no cree que la entrada de grandes grupos editoriales amenace su supervivencia, “porque las pequeñas están ocupando nichos muy concretos”, destaca que “pueden convivir los dos modelos. Algunas editoriales pequeñas lo están haciendo muy bien y cubriendo una demanda con tiradas cortas, pero rentables. Ahora tienen mucha más información, aprenden de los errores de otros gracias a las redes y saben lo que tienen que hacer. Un proyecto como Milky Way comenzó siendo un proyecto de tres amigos que editaban en su tiempo libre, y ahora es una de las editoriales medianas más importantes”. Liranzo también valora muy positivamente a esta editorial, de la que dice que “lo ha hecho estupendamente, y ha sabido elegir muy bien su catálogo: todo va en una misma línea”. La librera también destaca la labor de Arechi, sello de Yermo Ediciones, que está recuperando algunos clásicos como City Hunter de Tsukasa Hôjô o Candy Candy de Keiko Nagita, con buenas ventas. Sin embargo, Liranzo también es crítica: “Hay editoriales que se están sumando al manga porque ven que todos los hacen, pero hay que tener un conocimiento, saber qué ha funcionado en Japón, ser consciente de la repercusión que se puede tener”.
Ha llegado para quedarse, no es una moda
Cuando se les pregunta por el futuro, todos son optimistas. Oriol Estrada cita unas palabras de David Hernando, editor de Planeta Cómic: “probablemente el suflé en algún momento bajará, pero no lo hará a los niveles de hace cinco años. Se han subido tres peldaños y quizá se baje uno, pero esto está aquí para quedarse”. En la misma línea se manifiesta Paloma Liranzo: “Todo lo que sube termina bajando, pero no va a ser una bajada exponencial, se va a mantener. Hay que tener en cuenta que gran parte del público son chavales que están en pleno proceso de cambio en su vida. De diez que ahora están locos con el manga, a lo mejor dentro de diez años siguen leyéndolo tres. Pero lo importante es mantener ese enganche, que los que se vayan sean sustituidos, que no sea una moda”. Catalina Mejía tiene claro que la apuesta de Distrito Manga es a largo plazo: sus planes para 2023 pasan por publicar unas treinta series, lo que significa lanzar al mercado más de cien tomos. Incluso se animarán con la edición de clásicos, “títulos que se publicaron en un mal momento y no encontraron su público”, de los cuales anunciarán algunos en la próxima edición de Manga Barcelona (diciembre de 2022), el salón otaku más importante del Estado, que en su última edición, incluso con las medidas propias de la pandemia, reunió a más de cien mil visitantes, y que en 2022 se convertirá en el termómetro más fiable de este boom. Mejía lo tiene claro: “El consumo del manga se está normalizando. Ya no es un nicho: es cultura mainstream”.