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'Cumpleaños Feliz' entra en el dominio público (pero le tocaba en 1949)
Es el final de un bizarro secuestro: un juez federal de Los Ángeles llamado George H. King ha dictaminado hoy que la canción Happy Birthday to You ya no está sujeta a derechos de autor. Pero ojo, no porque se hayan acabado. Examinados los documentos pertinentes, King concluye que el documento en posesión de Warner/Chappell, que data de 1935, no les garantiza los derechos de explotación que llevan explotando desde hace 80 años, recaudando una media de dos millones anuales en concepto de propiedad intelectual. Al parecer, los antiguos “propietarios” les vendieron unos derechos que ellos mismos no tenían. “Summy Co. jamás adquirió los derechos de la letra de Happy Birthday. Los demandados [Warner] como sucesores en interés de Summy Co., no poseen derechos de autor válidos de la letra de Happy Birthday”.
El original primigenio del popular Cumpleaños Feliz -o al menos su primera versión registrada- es Good Morning to All, una composición de 1893, firmada por las hermanas Mildred y Patty Hill. Entonces y hasta la nueva ley de Copyright de 1976, la protección correspondiente era de 28 años con un periodo de renovación adicional, cumplimentada en la administración correspondiente. En algún momento, las hermanas Hill cedieron parte de sus derechos a la compañía Clayton F. Summy. Y estos son los derechos que Warner/Chappell adquirió en 1935.
Con todas las renovaciones posibles y según la legislación del momento, la obra original de las hermanas Hill habría entrado en el dominio público en 1949. Solo que, según Warner/Chappell, la versión que ellos registraron era una distinta que incluye letra y música. Dicha versión -la que Marilyn Monroe le canta a John Fitzgerald Kennedy por su 45 cumpleaños en el Madison Square Garden- quedaría entonces registrada como original en 1935, y no entraría en el dominio público hasta el 2030. Solo que su registro contempla solamente el arreglo de piano, tanto en el documento original del 35 como en su renovación de 1962.
Esto fue lo que descubrieron los demandantes de la productora Good Morning to You Productions cuando, en julio del año pasado, Warner/Chappell entregó por orden del juez 500 páginas de documentos, 200 de los cuales fueron “extraviados por error” durante el proceso de investigación del caso. La demanda fue interpuesta en 2013 por un grupo de cineastas cuyo proyecto es un documental sobre la canción donde se argumenta que está en el dominio público, inspirados en el monumental trabajo de investigación del profesor Robert Brauneis en la Universidad de Washington.
Brauneis encontró material histórico que pone en cuestión el primer registro de la obra, pero hay mucho más. Los demandantes aseguran que la multinacional ha “encontrado” los documentos originales que ha entregado un año después de plazo y que, para más intriga, una parte fundamental de dichos documentos está extrañamente borrosa. La ilegibilidad de estos nuevos papeles obligó a los abogados a buscar el documento original. Según ha concedido el juez King, debajo de los borrones está la prueba de que la compañía estaba explotando unos derechos que no tenía, y que la canción más popular del planeta debería haber estado en el dominio público desde hace mucho tiempo.
La renovación de 1935 tuvo su propio litigio. Mildred y Patty tuvieron que declarar sobre la autoría de su composición, y en sus declaraciones incluyeron a una tercera hermana, Jessica Hill. Lo que dijo Jessica ante el juez fue: “Mis hermanas escribieron las palabras 'Good Morning to All'”. Cuando le preguntan si había otras palabras en la canción, ella dice: “Sí, de todo. Cantábamos 'Goodnight to you', cantábamos 'Happy Christmas to you' y 'happy birthday to you.’” En ningún momento dice que sus hermanas escribieran ninguna de esas “letras”.
Hay dos explicaciones a esto. La primera, es que Mildred compuso la canción para una guardería en la que trabajaba, y la letra cambiaba a conveniencia con la hora del día y la efeméride. La segunda, más importante, es que la letra entera del Feliz Cumpleaños aparece en un libro de canciones publicado en 1927, sin ningún aviso sobre derechos de autor. Es decir, es anterior al registro que compra Warner en el 35 y no le pertenece a ninguna de las tres hermanas Hill.
Como explicaba Randall Newman, el abogado principal de la demanda, el dinero que se reclama en esta clase de copyright no es muy alto. “Los usuarios que probablemente pagaron el máximo por usar Happy Birthday fueron productoras de Hollywood, y no pasarían de los 20 o 30.000 dólares en licencias”. Un tacita a tacita que podría tener efecto boomerang. La demanda que interpuso Good Morning to You Productions es colectiva, y agrupa a todos los que han pagado licencias, grandes o pequeñas, en los últimos cuatro años, incluyendo producciones cinematográficas, teatrales, televisivas o, incluso, esas inquietantes cartas melódicas de felicitación.
Pero no se vayan, que aún hay más. La demanda está inspirada en el histórico Eldred contra Ashcroft, donde el Juez Breyer -antiguo jefe de Newman- usa la canción como ejemplo de una obra tan poco original que no debería ser merecedora de protección intelectual. El abogado de la demanda era, por cierto, un joven catedrático de derecho en la universidad de Stanford especializado en ciberderecho llamado Lawrence Lessig. Perder este caso fue la gasolina con la que prendió Cultura Libre y Creative Commons, dos proyectos que cambiaron para siempre el mundo de la Propiedad intelectual. Hoy Lessig hace la carrera presidencial en los EEUU con intencion de hackear la democracia. Muchos rezan para que tenga más suerte esta vez.