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DÍA DEL LIBRO 2022

22 propuestas de la casa para coger con ganas el Día del Libro de 2022

DíaLibro22

elDiarioes Cultura

22 de abril de 2022 22:03 h

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Ficción, ensayo, cómic, basado en hechos reales o imaginarios improbables... tenemos de todo en estas 22 recomendaciones para leer en 2022, defendidas con pasión por los periodistas de elDiario.es

1. 'La patria en la cartera', de Joaquim Bosch (Ariel)

Por Ignacio Escolar (director)

El nuevo libro del juez Bosch explica bien el origen de la corrupción política española. No está en nuestro ADN, ni es consecuencia de nuestra cultura: no es cierta esa metáfora del pícaro que tanto se cita. No es porque seamos el país del Lazarillo de Tormes, porque casi todos los países europeos tienen en su literatura novelas de picaresca, y no por eso son más corruptos. El origen de este mal, explica Bosch, está en nuestra historia reciente: en la dictadura. En este estupendo ensayo, tan detallado y sistemático como una sentencia –pero mucho más ágil de leer– Joaquim Bosch detalla los muchos casos de corrupción del franquismo, un régimen que era corrupto desde su propia cúpula, un Gobierno que se decía patriota mientras robaba a su pueblo a manos llenas. Y también cuenta cómo buena parte de esas estructuras podridas se integraron después en la democracia española. Hasta nuestros días.

2. 'Los hombres de Putin', de Catherine Belton (Península)

Por María Ramírez (subdirectora y jefa de Internacional)

Mis recomendaciones son para entender qué hay detrás de la invasión rusa de Ucrania. La primera es Los hombres de Putin: Cómo el KGB se apoderó de Rusia y se enfrentó a occidente de Catherine Belton. Belton es ahora periodista de investigación de Reuters y fue durante años corresponsal en Moscú del Financial Times. La reportera ha hecho una minuciosa investigación del entramado de negocios de políticos y empresarios rusos que constituyen lo que ella llama “el capitalismo del KGB” y se apoyan en élites como la británica y los republicanos de Trump.

Belton explica de manera sucinta los orígenes de la carrera de Putin y de sus resentimientos, y desvela detalles del saqueo de bienes públicos, los envenenamientos y la persecución de rivales a lo largo de los años. El trabajo de Belton tiene información exclusiva obtenida con mucho mérito entre amenazas de espías rusos y querellas como las del millonario ruso Roman Abramovich en Reino Unido. Para entender mejor Ucrania, son esenciales los libros de historia de Serhii Plokhy y Timothy Snyder, y las novelas de Andrei Kurkov.

3. 'Las leyes de la ascensión', de Céline Curiol (Errata Naturae y Periférica)

Por Neus Tomàs (directora adjunta)

Llegué a Las leyes de la ascensión por casualidad. No conocía a la autora, Céline Curiol, pero la descubrí gracias a una entrevista en la que planteaba reflexiones como esta: “Los que más saben son los que más dudan. Los más ignorantes, los que menos”. Así que busqué el libro y el tiempo para leer sus 966 páginas. Si os gusta Paul Auster, su mentor, os encantará este de Curiol. No transcurre en Nueva York, el escenario preferido de Auster y en el que la autora fue corresponsal de Radio France y Libération, sino en París. Pero no el París de las comedias románticas. 

Los protagonistas son seis personajes que sobreviven en una ciudad dura, intentando encajar sus ideales con unas perspectivas vitales más que mejorables. El capitalismo, el cambio climático o la migración, si es que pueden disociarse unos de otros, son elementos presentes a lo largo de los distintos capítulos e historias. No os asustéis por la cantidad de páginas porque es de las novelas que no se olvidan. 

4. 'Hamnet', de Maggie O'Farrell (Libros del Asteroide)

Por Elia Barceló (escritora y columnista)

Se trata de una novela que nos lleva a la Inglaterra del siglo XVI, a un ambiente rural donde una extraña joven vive en profundo contacto con la naturaleza descubriendo sus secretos y aprendiendo a usarlos para curar. Pronto descubriremos que en la historia hay mucho más.

Con una bellísima prosa, lírica y evocadora, sin ser nunca engolada, O'Farrell nos va hipnotizando hasta hacer real un mundo perdido en el tiempo, así como las emociones de los personajes. Cambiando de foco nos hace ver por los ojos de Agnes, del niño que da título a la novela, de un anciano, de un joven preceptor de latín que acabará convertido en el mayor dramaturgo de todos los tiempos... nos muestra la campiña inglesa y la ciudad de Londres, nos hace vivir en el pasado con una rara intensidad.

Es una de esas novelas intemporales que se puede leer tanto deprisa, para saber adónde nos lleva la trama, como despacio, para saborear cada párrafo, y que, cuando la terminamos, se nos queda dentro, mostrándonos escenas que brillan con luz propia.

5. ‘La mitad evanescente’, de Brit Bennet (Literatura Random House)

Por Toño Fraguas (redactor jefe de Edición)

De esta novela se han dicho muchas cosas, no sin cierta grandilocuencia: 33 semanas consecutivas en el top 10 del New York Times; que su autora, Brit Bennett, es la sucesora de Toni Morrison; que la historia es el gran relato del Black Lives Matter… Todo eso es verdad, pero estos argumentos no hacen falta para acercarse a la vida de las hermanas Vignes. La trama de 'La mitad evanescente' basta por sí sola: dos gemelas negras en un pueblo orgulloso de la claridad de la piel de sus vecinos. Ojo: de sus vecinos negros.

Esas dos hermanas, dos mitades de una misma raíz, deciden tomar caminos antagónicos determinadas por el color de su piel. Un color que es el mismo, pero cambia según la perspectiva porque, en realidad, la raza es una ficción ente otras tantas. En el relato de Bennett resuenan ecos de las grandes novelas estadounidenses, de la América real: esa donde se dirimen cuestiones en apariencia locales, pero que hablan en realidad sobre la condición humana.

6. 'Al final siempre ganan los monstruos', de Juarma (Blackie Books)

Por Pedro Águeda (redactor de Interior y Tribunales)

Como quien se tapa la cara en algunas escenas de una película, tuve que leer muy deprisa determinados pasajes de esta novela. Ambientada en Granada, y escrita en parte en granaíno, el debut en el género de Juarma –un dibujante conocido, según he descubierto, en el mundo underground del comic– tiene el encanto de una patada en el estómago. Y sin embargo, me fascinó de principio a fin, con todos esos recursos y giros que no sé describir muy bien pero que hacen vibrante una narración. Pocas historias sobre adicciones no terminan incurriendo en la romantización de las drogas. Quizá por eso me pareció un recurso fácil la comparación que se ha hecho con Trainspotting. Mejor acudir a Réquiem por un sueño. Por cuestionar, el narrador duda hasta del vínculo que une a sus protagonistas: ¿Son amigos o solo cuatro adictos a la cocaína que se juntan desde siempre para consumir? Ayuda a que trascienda esta novela un título tan acertado e impactante como el de Al final siempre ganan los monstruos.

7. 'El día que aprendí que no sé amar', de Aura García-Junco (Seix Barral)

Por Gumersindo Lafuente (director de Opinión)

La monogamia y sus comprobados fracasos frente a la pareja abierta o el poliamor y sus inquietantes oportunidades. Aura García-Junco, mexicana, joven, brillante escritora, abre muchos debates en un ensayo lleno de referencias autobiográficas que, lejos de convertirse en un manual para aprender a amar, sí nos ayuda a reflexionar cómo establecer las relaciones amorosas, afectivas y/o sexuales como un rito de vida y no como un contrato de por vida.

Ética, empatía, vulnerabilidad, respeto, son las palabras mágicas que deben servirnos para encontrar la ruta correcta en el laberinto de las nuevas maneras de establecer vínculos. Algo necesario, gozoso y al alcance de todas las edades.

8. 'Miss Marte', de Manuel Jabois (Alfaguara)

Por José Precedo (director adjunto)

Por el universo conocido de la Costa da Morte donde tiene lugar la desaparición de una niña el día de la boda de su madre. Y por los distintos universos personales que nos hace recorrer hasta que se desvela el misterio en 200 páginas, fundamentalmente el de Mai. Jabois, uno de los periodistas que mejor retratan los recovecos humanos, pone esa sensibilidad al servicio de la novela, sin artificios ni juegos florales: solo una historia de personajes con claroscuros pero muy reconocibles, como la época de la que nos habla y que nos devuelve a los cuarentañeros a la niñez o adolescencia y a nuestras aldeas (que no volverán, ni el tiempo ni los lugares).

Cuenta el Jabois periodista que el novelista que lleva dentro es un “novato con ínfulas” que lo dejará tirado cuando se aburra. Y cuenta el novelista “que el Jabois periodista es un tipo que se resiste a admitir que lo mejor de él no está en los periódicos”. Y concluye Jabois que ambos son gilipollas. Lo sean o no, ambos conviven estupendamente en esta novela que parte de una investigación periodística y que es sobre todas las cosas la garantía de pasar una buena tarde. 

9. 'Trilogía de la pasión', de Ariana Harwicz (Anagrama) 

Por Lucía Taboada (escritora y columnista)

Paga uno y llévate tres. Este libro, en realidad, esconde tres breves novelas de Ariana Harwicz: Mátate, amor, La débil mental y Precoz. Cada novela presenta a una madre y su único hijo, todos sin nombre; lo importante aquí es su relación. Y, como quien consume un 3x1 en un restaurante de comida rápida, son tres novelas que te tragas con voracidad, casi como un atracón. Por supuesto, tras el placer ansioso llega la digestión pesada. 

Porque Harwicz tiene un lenguaje tan original como sugestivo (“la vejez es un naufragio”), porque el ambiente es opresivo (“el aire está sudando”, dice en un fragmento), porque el ser humano aparece retratado como animal y parásito, y porque los temas de los que habla —el deseo femenino, la falta de instinto maternal, la violencia, la lealtad filial, el sadismo, la gratificación sexual— son complejos de abordar. Pero si una novela tiene que provocar algo, esta triada literaria provoca muchísimas cosas. Te zarandea, te hunde en la silla, y hasta ojeas al exterior de vez en cuando por si alguien te está mirando. La prosa de Harwicz es como la casa de tablones de madera que aparece en la portada del libro: de una belleza bastante, bastante perturbadora. 

10. 'Las malas', de Camila Sosa Villada (Tusquets)

Por Natalia Chientaroli (subdirectora y jefa de Sociedad)

Aunque ya he escrito sobre mis dos libros fundamentales de 2022, y tengo lo nuevo de Camila Sosa Villada, Soy una tonta por quererte (Tusquets) esperando en la mesilla –un relato que empezaré con devoción tras la maravillosa sorpresa de Las malas–, hago hueco aquí para una novela que me ha conmovido este año por su carga emocional y la belleza de un relato que va cambiando de narradoras para ayudarnos, quizá, a encajar un frágil rompecabezas.

Aroa Moreno Durán escribe en La bajamar (Random House) sobre tres mujeres que tejen y destejen los hilos del lienzo imperfecto que las une, que las retrata. La excusa es la vuelta a la casa familiar para rescatar (y contar) una historia personal y colectiva –algo que yo misma pensé tantas veces en hacer– pero que en el encuentro de tres generaciones se puebla de palabras no dichas, de silencios y distancias que desmitifican la maternidad, las relaciones, el cuidado, pero que a la vez dibujan esa línea que nos marca y por la que todas (ellas, nosotras) caminamos haciendo equilibrios porque sí, por el simple hecho de ser mujeres.

11. 'Los vencejos', de Fernando Aramburu (Tusquets)

Por Antonio Vélez (jefe de sección de Economía)

El planteamiento es simple. Toni, un divorciado de mediana edad, profesor de Filosofía en un instituto, está cansado de todo y casi todos y quiere acabar con su vida en una fecha concreta: 31 de julio de 2019. La cuenta atrás hasta entonces es la excusa de Aramburu para reflexionar sobre el fracaso en las relaciones, la familia mal avenida, la alienación en la urbe (Madrid omnipresente), la enfermedad o la muerte, entre pinceladas de retrato social de una España que ya fue, la anterior a la pandemia.

Hay en Los Vencejos grandes dosis de amargura, pero también un saludable humor tierno y a ratos negrísimo, ejemplificado en el protagonista y sus sesiones de sexo chungo con su muñeca hinchable, Tina; o su mejor amigo y cómplice de su plan suicida, el lisiado Patachula. Una novela extensa pero muy disfrutable y con unas coordenadas muy alejadas de la archiconocida Patria.

12. 'Carcoma', de Layla Martínez (Amor de Madre)

Por Elena Cabrera (jefa de sección de Cultura)

Una casa. Una mujer que regresa. Y su madre, y su abuela, y la madre de su abuela. Y las sombras que las envuelven y las hablan. Un relato de terror social sobre los presentes de cada una de ellas. Una genealogía inserta en los ejes de ricos y pobres, cuerdos y locos, justos e injustos, abandonados y arropados, miserables y privilegiados.

La escritora y ensayista madrileña de 35 años mastica su primera novela como la carcoma roe la madera, con voz propia y un lenguaje tan preciso e incisivo que, al acabar cada página y mirar hacia el suelo, descubrimos nuestros pies cubiertos de un polvo que cae del libro y no nos abandona en todo el día. Ni en la noche, que es cuando mejor se escuchan las voces que salen de dentro del armario. Este es el mejor libro debut en español de los últimos meses; el único, probablemente, que no se puede no leer.

13. 'La bajamar', de Aroa Moreno Durán (Literatura Random House)

Por Ana Requena (redactora jefa de Género)

Le tenía ganas a este libro y no me ha decepcionado. Me gusta mucho la prosa sencilla y bonita de la autora, que además acompaña especialmente bien la historia que narra. Aroa Moreno Durán entremezcla la historia de una mujer contemporánea de mediana edad con la de su madre y la de su abuela, un entramado marcado por los silencios (y el dolor) que acompañan tantas veces a las relaciones familiares, pero también por la maternidad y sus claroscuros. “Le parece imposible renunciar a tener un hijo sin poder atisbar el huracán que supone en la vida de uno. El amor y el cansancio. La ternura y el miedo más atroz”. No voy a negar que la protagonista me cae especialmente bien y que su personaje colma la necesidad que muchas tenemos de vernos y entendernos en y a través de la literatura.

14. 'Perderse', de Annie Ernaux (Cabaret Voltaire)

Por Javier Zurro (redactor de Cultura)

Mucho antes de que la autoficción se pusiera de moda, de que todos los artistas decidieran ponerse en el foco para hablar de ellos, Annie Ernaux había creado un estilo único y personal convirtiendo su vida y sus historias en la materia prima para sus novelas. Ella no se miraba al ombligo, como tantos compañeros (casi todos hombres) harían después. Ella cogía sus vivencias para convertir lo íntimo en universal, y siempre en algo político. Lo hizo con la historia de su aborto en El acontecimiento —cuya excelente adaptación al cine se ha estrenado este año— y con su deseo sexual y su relación secreta con un exagente del KGB ruso.

En Perderse regresa a los diarios que escribió mientras esta relación tóxica tenía lugar. No cambia ni una coma, y es ahí donde está su poder, en observar cómo una mujer feminista, progresista y moderna era incapaz de escapar del rol que la sociedad la ponía, en este caso como 'amante de', como 'la querida'. Como siempre en las obras de Annie Ernaux, sus escritos están atravesados por conceptos como el complejo de clase, lo que aporta una capa social y política que convierten todos sus libros en una experiencia única.

15. 'El farmacéutico de Auschwitz', de Patricia Posner (Crítica)

Por Marcos Méndez (director de verTele!)

Este libro llegó a España hace un par de años, pero ha sido del que más me he acordado mientras seguía la actualidad de la guerra en Ucrania. Su autora, Patricia Posner, parte de un ejemplo concreto como el del farmacéutico de Auschwitz, Victor Capesius, para desarrollar un ensayo en el que no solo muestra cómo una persona normal puede acabar creyendo una ideología por la que se convierte en un monstruo inhumano, sino también cómo toda una sociedad, el tejido empresarial y sus empresarios se aprovechan de ella.

El farmacéutico de Auschwitz desmigaja cómo las grandes empresas alemanas se beneficiaron del nazismo usando incluso mano de obra esclava de los campos de concentración, y cómo tras el final de la II Guerra Mundial sus principales empresarios y responsables lograron salir prácticamente indemnes del Proceso de Fráncfort, ricos y sin apenas pisar la cárcel. Un relato que, mientras se sucedían las noticias sobre Putin y los oligarcas rusos que le apoyan, hace preguntarse si repetiremos los mismos errores.

16. 'Todavía estoy vivo', de Roberto Saviano (Reservoir Books)

Por Mónica Zas (redactora de Cultura)

Roberto Saviano es el azote de la mafia camorrista. La joven promesa de la escritura y el periodismo que a los 26 años renunció a todo para publicar Gomorra. El libro le procuró éxito mundial y una tranquilidad económica de por vida. Pero nada más. Saviano ahora es un hombre de 43 años que lleva quince escondido en pisos francos, sufre ataques de pánico constantes, tiene que pedir permiso a su escolta si quiere ir al baño y no puede subir las persianas de su apartamento.

Estas son sus esperadas memorias en forma de novela gráfica. Fenomenalmente ilustradas, afiladas como un cuchillo y desapacibles como el apartamento en el que cada noche un guardaespaldas mira debajo de la cama. También me gustaría recomendar Cauterio (Anagrama), la nueva novela de Lucía Lijtmaer, que no es menos áspera que esta, pero también es fantástica.

17. 'Dónde estás, mundo bello', de Sally Rooney (Literatura Random House)

Por Cristina Armunia (redactora de Sociedad)

No es fácil encontrar la belleza de este mundo. Dónde empezar a buscarla. En su última novela, Sally Rooney plantea esta pregunta a través de sus dos protagonistas, dos amigas que se escriben correos electrónicos en los que verbalizan sus dilemas.

Alice es una novelista famosa que conoce a un mozo de almacén en un pueblo diminuto; Eileen lleva trabajando como editora en la misma revista –poco rentable y poco reconocida– durante muchos años y espera que Simon, un conocido de toda la vida, termine de dar el paso para estar por fin juntos. O no.

Los cuatro amigos son jóvenes, pero pronto dejarán de serlo y este relato de lo cotidiano hace que Rooney sea adictiva. Amistad, sexo, nostalgia por lo vivido y por las cosas que no llegan son algunos de los temas por los que pasa la novela. Sus icónicos diálogos sin guiones y el esperado encuentro de los cuatro amigos son lo que más me gusta de una novela que recomiendo para celebrar el Día del Libro.

Aunque las compañeras de Cultura solo me han pedido una recomendación, uso esta última línea para proponer también la primera novela de Rooney, Gente normal, y la primera novela de Camila Sosa, Las malas, que me dejó alucinada el año pasado.

18. 'Un lugar sin límites. Música, nihilismo y políticas del desastre en tiempos del amanecer neoliberal', de Alberto Santamaría (Akal)

Por Peio H. Riaño (colaborador de Cultura y Política)

Que tenga la peor portada del año es importante para un libro que reconstruye la década en la que perdimos a la cultura como eje de transformación y revolución social. A finales de los setenta el arte tenía un papel activo y determinante en la creación de una esfera pública conflictiva, soberana y democrática. Hasta que llegó la década maldita, con Thatcher y Reagan y hacen del arte la ilustración perfecta de su idea neoliberal de la economía. Santamaría cuenta cómo aquellas fórmulas culturales —como el punk— fueron devoradas, y sus ilusiones de cambio canceladas y calcinadas. Aquellos tiempos son los nuestros, porque asistimos al desfondamiento de la cultura como práctica desafiante y a la culminación del entretenimiento político. Un libro que es una crónica y un ensayo para comprender que la cultura no es un remanso de paz apolítica, que eso es lo que han hecho con ella para que la población se someta.

19. 'La vida anterior de los delfines', de Kirmen Uribe (Seix Barral)

Por Maialen Ferreira (redactora de la delegación de Euskadi)

Hace unos meses, tres hombres que se escondían bajo el nombre ficticio de una mujer se hacían con el Premio Planeta y recuerdo que en ese momento pensé que muy pocos tendrían realmente la capacidad de plasmar en un libro la historia que cualquier mujer puede llegar a vivir en sus propias carnes. Reconozco que encontré a uno de esos pocos hombres entre las páginas de La vida anterior de los delfines. En la segunda parte de esa novela, su autor, Kirmen Uribe (Ondarroa, 1970), se abandona a sí mismo y a su protagonista, Uri, para dar voz a una mujer, Nora, quien se convierte en la narradora de la historia.

Una historia en la que rescata la memoria olvidada de la sufragista y feminista Rosika Schwimmer, enterrada entre cajas de la Biblioteca Pública de Nueva York y la saca a la luz, a la vez que recuerda las vidas de las mujeres que han sido importantes en la suya, como su tía Bego o las mujeres vascas que luchaban en los años 70 por derechos tan básicos como el trabajo, el aborto o el divorcio. En el libro, Uribe plasma con una ternura que solo quien ha crecido entre mujeres conoce, los relatos terriblemente humanos de mujeres de distintas generaciones que a lo largo de la historia han sido relegadas a un segundo plano, pero que desde siempre han merecido ser las protagonistas de cualquier novela.

20. 'Nuestra hambre en La Habana', de Enrique del Risco (Plataforma Editorial)

Por Alejandro Luque (colaborador en elDiario.es Andalucía)

La Cuba de los años 90, la que sucedió a la caída del Muro de Berlín y el desmerengamiento del campo soviético, es narrada en clave de crónica personal por un autor que estaba recién graduado en aquellos años. El Periodo Especial –como fue bautizado ese capítulo trágico de la historia de la isla– marcó un punto de inflexión en la Revolución, provocó grandes desencantos entre muchos de sus fieles y enfrentó al castrismo a sus más insolubles contradicciones. Y al tiempo que escaseaban los alimentos básicos y los más elementales objetos de uso cotidiano, el turismo invadía la mayor de las Antillas en busca de la última utopía, cuando no de las playas con cocoteros, los mojitos y la prostitución.

Enrique Del Risco, a quien los lectores españoles conocían como autor de libros de relatos como Lágrimas de cocodrilo o ¿Qué pensarán de nosotros en Japón? o una novela como Turcos en la niebla, logra contar de un modo descarnado su propia experiencia y la de quienes le rodeaban, con el mérito añadido de hacerlo sin perder el sentido del humor. Una lectura de la que es difícil salir indemne.

21. 'El ocaso de la democracia', de Anne Applebaum (Debate)

Por Esther Palomera (adjunta al director de elDiario.es)

Ante la trascendencia de las elecciones francesas y la llegada de Vox por primera vez a un Gobierno autonómico en España, nada mejor que rescatar este extraordinario ensayo sobre las trampas del nacionalismo, el auge de los populismos y la importancia de mantener los ojos abiertos. ¿Dónde nos llevan las teorías de la conspiración, la polarización política, la desinformación o el alcance de las redes sociales? Nada es baladí cuando en las sociedades asoma el odio y el resentimiento.

Se trata de un análisis demoledor de la política actual e imprescindible para entender lo que nos está pasando, la seducción del autoritarismo y la mentalidad de quienes hacen posible las tiranías. Muy necesario para tomar conciencia de que la democracia no es irreversible e interiorizar que en buena medida depende de la mirada y de las decisiones que cada uno adoptemos en nuestro día a día. Todo puede cambiar en cualquier momento y el cambio a veces empieza con el blanqueamiento de las opciones extremistas.

22. 'Antonio de Nebrija o el rastro de la verdad', de José Antonio Millán (Galaxia Gutemberg)

Por Arsenio Escolar (director de Relaciones Institucionales y Formación)

En apenas 200 páginas de amena lectura, una interesantísima biografía del gramático, filólogo, lingüista, lexicógrafo y humanista Elio Antonio de Nebrija, de cuyo fallecimiento se cumplen 500 años en julio próximo. Autor de dos diccionarios (latín-romance y romance-latín) y de unas Introductiones latinae —una especie de manual para aprender latín— que fueron grandes éxitos de ventas durante muchas décadas, el sevillano Nebrija ha pasado más a la historia por su Gramática sobre la lengua castellana. Fue la primera que se hizo de una lengua romance, e incomprendida por rara e insólita en su época. Hoy es objeto de culto para los expertos. 

Intelectual brillante, orgulloso de su formación y de sus conocimientos, adalid de la libertad de pensamiento cuando éste aún era un valor incipiente —lo que le valió algunos encontronazos con la Inquisición—, Nebrija fue además un pionero, un innovador: hizo muchos textos pensando en la imprenta y en su divulgación y veló por sus derechos de autor, concepto también novedoso en aquel paso de la Edad Media al Renacimiento que le tocó vivir. Millán, divulgador lingüístico —y narrador, y editor— de larga trayectoria, lo cuenta todo con rigor y amenidad. Además de una biografía, el libro es un viaje a los inicios de la España moderna.

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