Eva Orúe, directora de la Feria del Libro: “Necesitamos atraer a grandes empresas patrocinadoras”
El sector del libro se ha volcado con el nombramiento de la periodista y escritora Eva Orúe (Zaragoza, 59 años) como la primera directora de la Feria del Libro de Madrid. Tanto ella como los directivos del Gremio de Librerías de la ciudad aseguran estar “abrumados” con la respuesta al histórico nombramiento. Ha sido bendecida por libreros, pero también por editores y distribuidores. “Eso quiere decir que hemos acertado en nuestra elección”, explica a este periódico el secretario de la asociación de librerías, Pablo Bonet. La noticia pone punto final a la accidentada salida de Manuel Gil de la dirección, con una amarga despedida después de cinco años al frente por los problemas de organización que sucedieron en la última edición, celebrada el pasado septiembre.
“Vamos a mirar al futuro. De momento, en la edición que viene no veremos grandes cambios porque apenas hay tiempo. La directora reconoce el legado que recibe pero tiene claro que quiere hacer cambios”, explica el secretario del Gremio de Librerías de Madrid. “Es que en cinco meses no me va a dar tiempo a hacer todo lo que quiero”, reconoce Orúe. No tiene mucho tiempo, pero la primera directora de la Feria en 80 años dice que su proyecto de modelo pretende reforzar “la diversidad, la sostenibilidad y la ambición”. Estos fueron los tres conceptos que presentó junto con los avales firmados por personalidades del sector en defensa de su candidatura. “Una vez me convenció mi compañera, Sara Gutiérrez, que el puesto estaba pensado para mí, me puse en marcha como en una campaña electoral a buscar gente que creyera en mí para incorporarlos a los avales”, cuenta.
La nueva directora dice que “el objetivo de la cita es económico”. “Es un momento del año en el que los libreros hacen buena parte de sus ingresos y eso hay que preservarlo a toda costa”, esta es la parte de la sostenibilidad a la que alude. Pero además, cuenta, que en la feria se encuentran los lectores y los autores, es “un acontecimiento cultural de primer nivel, pero debe aumentar su ambición cultural”. Quiere decir que le gustaría que no se encendiera y se apagara en 17 días, entre mayo y junio. “Que irradie más tiempo y más allá del Retiro, que para nosotros es un lugar irrenunciable. Pero queremos llegar a los barrios, llegar a aquellos que no vienen a la Feria”, sostiene. Además define su Feria del Libro como un espejo de la sociedad en la que vivimos, con actos en los que “podamos leernos como sociedad”.
La ambición tiene un precio. También la cultural. “La ayuda oficial está garantizada por parte del Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad, pero necesitamos que incrementen la aportación. También que el Ministerio de Cultura se involucre más. Y, sobre todo, necesitamos atraer a más empresas a que colaboren. Grandes empresas que se interesen por la cultura. Sé que Madrid es un lugar con muchos acontecimientos que compiten por los patrocinadores. El patrocinio se mueve porque consigues crear eventos que interesan a las marcas. Y esa es la tarea”, reconoce Orúe. ¿Grandes como Zara? “A Zara le debería atraer la Feria del Libro de Madrid”, responde la directora.
Un proceso abierto
Está contenta y trata de contener su euforia, porque le ha escrito mucha gente con la voluntad de cambiar muchas cosas. “Confío en que la próxima feria sea fiel a sí misma y podamos introducir algunas pistas de lo que será el futuro”. ¿Qué valoración hace de la última edición? “Hubo cosas que se podían haber hecho mejor, pero me pregunto qué otras cosas se podrían haber hecho con tantas limitaciones. Salvo el asunto del sorteo de las casetas de la isla central, la Feria hizo lo que pudo. Además, todos en el sector llevamos dentro un director de la Feria con una opinión propia de lo que se debe hacer con ella. Ahora solo espero sanar heridas que se produjeron entonces y escuchar las reivindicaciones de todos. La Feria de 2021 es una excepción, nuestra referencia es 2019. Estudiaré los errores para no repetirlos”, explica la directora.
En apenas tres semanas se presentaron 16 candidaturas, de las que pasaron cinco adelante. Hubo una entrevista personal de una hora con cada uno de los aspirantes y la comisión elaboró un informe de cada uno de esos encuentros para llevar a la Junta Directiva el día de la votación. En la pugna final pasaron tres mujeres y dos hombres, pero la batalla por el puesto se decidió entre dos de ellas con un apretado final: seis votos a favor de Eva Orúe y cinco para su contrincante, cuyo nombre no ha trascendido por confidencialidad. “Es un gran honor ser la primera mujer en dirigir la Feria, espero estar a la altura”, asegura Orúe.
“El hecho de ser mujer ha sido determinante en la selección, claro, pero no creo que sea el único aspecto que han valorado de mí. Quiero saber qué es lo que las mujeres han intentado aportar estos años y no han podido hacer. No entiendo cómo a estas alturas, y en un sector como el editorial, sea la primera mujer en dirigir la Feria. Pero es un patrón que se repite en todas partes. No creo que sea mala fe, es falta de curiosidad. Por eso es tan importante que mi elección sea el resultado de un proceso abierto: se han escuchado propuestas y candidaturas que venían de afuera del gremio”, explica la directora, que empezará en su puesto el próximo tres de enero de 2022.
Cuenta Eva Orúe que entre sus prioridades está sentarse con las personas que pasaron antes que ella por la organización de una de las citas culturales más importantes de la ciudad y poder aprender. También ha decidido abandonar su aparición en tertulias y escritura de columnas, porque “meterme en opiniones políticas ocupando este cargo no parece muy razonable”. Como periodista siempre ha sido crítica y desde hace décadas es una incansable trabajadora cultural. Por eso conoce el sector y, sobre todo, lo que necesita una cita como esta. “Cuando me dirigí a la gente a la que pedí su apoyo, destaqué que vengo del mundo de la comunicación y tengo presencia en medios, que a la Feria le falta presencia pública, una cara”, indica. Ese es el mayor cambio, su perfil no viene de la maquinaria editorial. “Y eso está bien para oxigenarlo”, remata.
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