A sus 50 años, Elin llevaba una vida más que acomodada. Era médica de familia y su rutina laboral transcurría sin demasiados sobresaltos. Sus hijas ya se habían independizado y vivía junto a su marido en el típico barrio que un día fue progre y que con el paso del tiempo se hizo burgués. Parecía que lo tenía todo en una vida que acabó dinamitando por una infidelidad. Es la protagonista de Estado del malestar, la novela de la escritora noruega Nina Lykke que Gatopardo ediciones acaba de publicar en España traducida por Ana Flecha Marco.
“¿Por qué las personas que lo tienen todo a menudo no son tan felices como se pensaba que serían?”. Esa pregunta fue la que llevó a la autora a desarrollar este libro que ha sido la obra de ficción literaria más vendida en Noruega en 2019 y ha ganado el Premio Brage, el galardón literario más importante de su país. No es una reflexión demasiado inusual para una persona que vive en uno de los Estados de Bienestar más admirados a nivel internacional pero cuya tasa de suicidios es de las más altas del mundo.
Habla con elDiario.es a finales de un año en el que el título de su novela en castellano también podría ser un resumen de lo acontecido durante prácticamente todos sus meses.
Su libro ha sido un best seller en Noruega ¿Por qué cree que ha conectado tan bien con los lectores de su país?
No lo sé con certeza y no creo que haya una respuesta sencilla para esto. Pero creo que tiene algo que ver con la energía del libro, el lenguaje, la atmósfera. A mí me gustan los libros en los que te introduces en la acción muy rápido, y trato de escribir así, para enganchar al lector desde el principio. La gente me ha dicho que es difícil dejar de leerlo y eso me alegra mucho.
La tasa de suicidios en Noruega es muy alta en comparación con otros países. Sin embargo, su Estado de Bienestar es admirado desde el exterior. ¿Qué es lo que no funciona? ¿No existe la satisfacción vital?
Este es uno de los grandes acertijos de la humanidad, y lo pienso todo el tiempo: ¿Por qué no somos más felices cuando tenemos tanto? Esto es muy inspirador, con todo su misterio, porque muestra lo complicados que somos como especie. Pero esta falta de satisfacción es algo que nos ha llevado muy lejos. Si estuviéramos satisfechos con vivir en una cueva, todavía estaríamos ahí.
Además, creo que la 'felicidad' no es lo que perseguimos realmente. Creo que lo que buscamos es un significado y a menudo también resistencia y desafíos. En Noruega tenemos un dicho: “Todo fue mejor durante la guerra”. Esto, por supuesto, se dice de una manera divertida e irónica, pero hay algo de verdad en ello. En la guerra y la catástrofe, todos los pequeños detalles y neurosis se detienen porque todas las personas deben permanecer unidas. Un poco como ha sucedido con la crisis del coronavirus.
Creo que la ‘felicidad’ no es lo que perseguimos realmente: lo que buscamos es un significado
En el libro, también se plantea una cuestión determinante, en muchas ocasiones, a través de los pacientes de Elin. En los países desarrollados, ¿las personas piensan que sus deseos son sus derechos?
Sí, en cierto modo. En la década de 1950, el Partido Laborista noruego (que estableció el Estado de Bienestar) utilizó este lema: “Cumple con tu deber, exige tus derechos”. La madre de Elin cita este lema en el libro a la vez que describe el problema de que estos días parece que la gente solo se identifica con la mitad de este dicho: “exige tus derechos”. Y estoy de acuerdo con ella: esto sucede en todas partes, no solo en relación con el Estado de Bienestar. Nos acostumbramos a los buenos tiempos y luego queremos más. La noción de que todos merecemos esto y aquello se da en todos los aspectos de la vida.
La protagonista atraviesa una crisis fatal pero no se lo cuenta absolutamente a nadie, algo que es bastante habitual en la sociedad. ¿Por qué ese empeño en fingir que todo está bien?
Quizás porque tenemos miedo a que nos malinterpreten, a que nos critiquen, a que se burlen de nosotros. Y en este caso, Elin siente que su situación es culpa suya. Técnicamente hablando, tiene razón, por supuesto.
¿Es posible que la pandemia del coronavirus cambie ese instinto de maquillar la realidad personal para que parezca mejor? ¿Que expresar el malestar no cause vergüenza?
No lo sé. Todavía estamos en medio de esto. Pero en Noruega las muertes han sido muy pocas, las tiendas han estado completamente abastecidas de alimentos y hemos tenido electricidad e internet y todo lo demás todo el tiempo.
La gente se queja de la soledad, de no poder celebrar la Navidad con más de cuatro personas y los jóvenes de que no llegan a la fiesta. Así que aquí no creo que cambie nada, porque el sufrimiento, afortunadamente, no ha sido demasiado grande.
Observando el caso de la protagonista, su relación con su marido o su madre, ¿se puede pensar que ha expirado el modelo de familia tradicional? ¿Es posible otro diferente?
La familia nuclear sigue siendo la norma, y ââcreo que seguirá siéndolo. Pero intuyo que la gente pronto tendrá que empezar a vivir en grupos más grandes porque la población en el mundo occidental estará tan envejecida que no habrá suficientes cuidadores profesionales ni hogares de ancianos. Esto significa que más familias tendrán que hacerse cargo de sus propios padres o abuelos, o al menos vivir mucho más cerca de ellos.
Pienso que es algo positivo. Las generaciones se beneficiarían de vivir más cerca unas de otras. La soledad exacerba la demencia y no ayuda el que extraños se ocupen de ellos. A menos que la persona esté demasiado enferma o senil y deba ser atendida por profesionales, por supuesto.
Si no hubiese sido a través de una infidelidad, ¿la protagonista habría puesto su vida patas arriba de otra manera?
Siempre es fascinante pensar: ¿Qué pasaría si…? ¿Qué pasaría si no hubiera respondido ese mensaje de texto, y si no hubiera ido a esa fiesta...? Creo que algo le habría tenido que pasar a Elin. Quizás no la infidelidad, pero algo. Tal vez Aksel [su marido] habría tenido una aventura, tal vez Elin y Aksel hubiesen empezado de nuevo juntos, tal vez uno de ellos contraería cáncer. Nada está escrito en piedra, nada es 100% seguro ni siquiera los divorcios. Aunque las personas que atraviesan un divorcio a menudo te dirán que están 100% seguras de su decisión, rara vez lo están.
Si no hubiese sido por las redes sociales, Elin no se habría metido en semejante lío. ¿Han hecho la vida más complicada?
Creo que las redes sociales son solo otra dimensión en la que los humanos podemos hacer lo que siempre hemos hecho y continuaremos haciendo hasta que el sol se derrita: chismear, complicarnos, establecer relaciones destructivas y todo lo que pueda emocionarnos y tentarnos y hacerlo todo menos aburrido. La tecnología ha ampliado nuestra gama y ha cambiado ciertas cosas, pero no nos ha modificado en lo esencial.
Las redes sociales son solo otra dimensión en la que los humanos podemos hacer lo que siempre hemos hecho: todo lo que pueda emocionarnos y tentarnos, hacerlo todo menos aburrido