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Lope de Vega, el “monstruo” al que envidiaba Cervantes
Una apabullante colección de 23 comedias escritas y firmadas por el puño y letra de Lope de Vega forman el núcleo de la exposición “Lope y el teatro del Siglo de Oro”, que hoy se inaugura en la Biblioteca Nacional y que atestigua su fecundidad creativa -se le atribuyen hasta 1.800 comedias-, su éxito y también las envidias que suscitaba.
El propio Cervantes, que ni por asomo gozó de un reconocimiento similar en vida, se refirió a él como “el monstruo de la naturaleza”, que “alzóse con la monarquía cómica, avasalló y puso debajo de su jurisdicción a todos los farsantes”, tal y como recoge una cita de la exposición.
“Es la cita de un envidioso. A Cervantes le habría gustado ser Lope, cuyas obras se vendían muy caras. Lope era un hombre rico, mientras que Cervantes era un fracasado”, ha señalado Germán Vega, uno de los comisarios de la muestra, organizada conjuntamente con Acción Cultural Española (AC/E).
Actualmente, se conservan 344 de sus obras. Aún hoy se siguen discutiendo cuestiones de autoría de la época. El caso más emblemático es el de “El burlador de Sevilla”, atribuido a Tirso de Molina, pero no certificado plenamente. Lope tampoco es ajeno a estas discusiones.
“'La Estrella de Sevilla', atribuida a Lope, probablemente no es suya”, señala Vega, “a menudo se colocaban las obras al autor que mejor vendía”. Y es que el Siglo de Oro fue la época de explosión de la farándula, del teatro popular y de los corrales de comedia. Lope de Vega dejó constancia de sus reflexiones sobre las nuevas formas del teatro en “El arte nuevo de hacer comedia” y de paso reivindicó la calidad artística de lo que hoy se consideraría un producto comercial, de fórmula.
“Lope percibió lo que el público quería. En 'El arte nuevo' decía, 'Yo escribo al vulgo como él quiere'”, explica a Efe Ramón Valdés, segundo comisario de la exposición. “Pero además supo detectar los temas que le interesaban, las preocupaciones de la sociedad”.
“Quizá nadie pensó que las cuestiones de honra pudieran interesar a un labriego, pero él lo vio y lo refleja en 'Fuenteovejuna'”, añade Valdés, una obra cuya influencia por otro lado llegó a la Rusia prerevolucionaria.
La exposición que acoge desde hoy la Biblioteca Nacional se divide en cuatro partes. La primera presta atención a los antecedentes de Lope de Vega, a autores como Lope de Rueda o Gil Vicente, y a tradiciones escénicas como el teatro cortesano o la comedia del arte italiana, así como las nuevas infraestructuras, los corrales de comedia.
La segunda parte se centra en la producción escénica del autor de “El perro del hortelano” o “La dama boba”. Los comisarios inciden en la excepcionalidad de que se conserven tantos ejemplares autógrafos del autor, algo que no sucede con Shakespeare ni con Molière, por citar dos ejemplos.
En esa misma sección se incluye un repaso a los genios que le sucedieron, como Calderón de la Barca, y las nuevas tendencias estéticas, con mayor protagonismo de la tramoya y el teatro de corte.
En tercer lugar, el vigor del teatro del Siglo de Oro a partir del siglo XX; desde la Barraca de Lorca a la compañía de José Tamayo, Luca de Tena, José Luis Alonso. Y ya con la democracia, la creación del Festival de Almagro o la Compañía Nacional de Teatro Clásico, que ha colaborado y cedido material para la exposición.
“Sus mensajes son universales y traspasan las fronteras del espacio y el tiempo”, señala Valdés, director del grupo Prolope de la Universidad Autónoma de Barcelona, que menciona otro ejemplo de un reciente montaje de la compañía Cross Border Project que traslada “Fuenteovejuna” a una contemporánea Ciudad Juárez para hablar del feminicidio.
El recorrido expositivo se cierra con un capítulo dedicado a las nuevas tecnologías y la importancia de la digitalización de los fondos para la investigación. Hace cuatro años, la estilometría -una aplicación estadística que analiza frecuencias léxicas y giros estilísticos- permitió atribuir a Lope de Vega una obra, “Mujeres y criados”, que se creía perdida.
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