Las 15 revelaciones culturales de 2016 que no debes perder de vista
¿Es posible advertir qué es lo mejor del año antes de su estreno? Sabíamos que había que prestar atención al experimento robótico de Jonathan Nolan en HBO, al regreso western de Tarantino, a la biografía de Gloria Steinem o a la secuela de La catedral del mar. Fueron acontecimientos culturales predecibles que hoy se recopilan de forma predecible en las listas de lo más destacado de 2016.
Nombres que llevan regresando desde finales de siglo y que reciben la ración necesaria de interés mediático para escalar a los primeros puestos. Pero hay veces que los nuevos talentos también irrumpen en las listas de los gurús. Son jóvenes que consiguen colocar su libro entre los éxitos de una editorial de dinosaurios, actores famosos que repliegan su destreza por primera vez tras la cámara o músicos que han recibido por fin una oferta discográfica después de haber quemado todas las vías posibles.
Solo tenían una oportunidad para debutar a lo grande y lo han conseguido. Sus óperas primas no solo se han convertido en parte de lo más memorable de estos doce meses, sino que obliga a seguirles la pista en los próximos años.
No hay forma de abrir los grandes descubrimientos literarios del año que no pase por ella: Emma Cline. Las chicas ya era un fenómeno incluso antes de existir. Random House adelantó dos millones de dólares para su manuscrito y un pez gordo de Hollywood compró sus derechos cinematográficos sin haber leído ni una frase. La autora siempre se ha desvinculado de los grandes proyectos y asiste sonriente a la campaña de promoción solo por contrato. Pero lo cierto es que esta historia inspirada en los asesinatos de la familia Manson y aderezada con horror hippie habla por sí sola.
En la escena española han destacado dos mujeres por unas obras que bailan entre la ficción y la realidad. Partir, de Lucía Baskarán, es una novela sobre la belleza y el peligro de hacerse mayor desde la inmadurez adolescente. Hay drogas, violaciones, masturbación y feminismo desde una perspectiva muy personal. No obstante, la donostiarra rechaza la etiqueta de literatura generacional y biográfica porque, como nos confesó en una entrevista, “si un señor escribe en primera persona, a nadie se le ocurriría decir eso”.
El otro gran descubrimiento es Casi nada que ponerte, de Lucía Lijtmaer, un libro que parte de una anécdota personal para juguetear con nuestra credulidad por las calles de Buenos Aires.
El último nombre es de sobra conocido, pero su polivalencia no le había llevado a la escritura hasta ahora. Jesse Eisenberg, famoso por su personalidad neurótica y películas como La red social, se lanzó con un libro de relatos cortos, El besugo me da hipo. Su pesimismo y prosa simple beben de la corriente Borsch Belt y recuerdan a los Cuentos sin plumas de Woody Allen.
Hay quienes dicen que ha sido un mal año para el cine. Podemos estar de acuerdo o no, pero el género de terror se salva de esta criba. Ejemplos como No respires, Green Room o La bruja dejan patente que 2016 ha estado lleno de grandes experiencias truculentas. La última, además, brilla por ser el único debut de la lista, con un joven Robert Eggers a los mandos. Su cuidado ejercicio sobre el fanatismo en la Nueva Inglaterra del siglo XVII, unido a un rodaje precario y sin apenas presupuesto, ha convertido a La bruja en una cinta imprescindible.
En esta línea, dos de las favoritas a película extranjera en los pasados Oscar fueron óperas primas. Mustang, de la directora Deniz Gamze Ergüven es una maravillosa metáfora de cinco hermanas que huyen de la opresión sexual en Turquía. Esta suerte de Vírgenes Suicidas hace uso del humor para reivindicar un feminismo que no termina de calar en el país asiático.
Al otro lado, un equipo entero de nuevos talentos daba forma a Theeb. El novel Naji Abu Nowar se pasó un año entero empapándose de la tribu beduina del desierto y dio un golpe de humanidad a los excesos de Hollywood.
En nuestro país, la mejor cantera se encuentra entre los nominados a director novel de los Goya. No son los únicos, pero sus propuestas son tan sólidas que alguna incluso se ha colado en la categoría reina a mejor filme. Son Tarde para la ira, del querido Raúl Arévalo, María (y los demás), con Nely Reguera como portavoz de la falta de oportunidades, y El rey tuerto, de un valiente Marc Crehuet que sienta a la mesa a manifestantes y antidisturbios.
En música se le conoce como Childish Gambino, pero para los que le hayan seguido en Community o The Martian es Donald Glover. El camaleónico actor se ha estrenado como productor y guionista en uno de los fenómenos televisivos de la temporada. Atlanta se ha convertido en una fantástica historia de rap y suburbios de forzoso visionado. Ya lo dijo el gran David Simons (The Wire), “tío, Atlanta es un trabajo refinado y delicado. Si pasas de ella, te estarás perdiendo una de las mejores cosas de la televisión actual”.
Cuando HBO aterrizó en nuestro país lo hizo con un catálogo suculento e inédito. Conocíamos sus grandes apuestas, pero también nos dio la oportunidad de encontrar joyas nuevas como Insecure. Una delicia de comedia creada por la exyoutuber Issa Rae y que cuenta las peripecias de una orientadora social negra en medio de sus despistados compañeros blancos.
Pero debemos remontarnos bastante más para encontrar al personaje estrella de nuestra ficción, Paquita Salas. Esta representante de artistas vio la luz por petición popular, en pleno modus operandi del siglo millennial. De una broma por Instagram surgieron los cinco episodios de la exitosa serie de Flooxer, la plataforma online de Atresmedia. Porque “una protagonista tan grande como ella se merecía un viaje grande, grande”.
Gracias a uno de los escenarios 'insignificantes' del Mad Cool conocimos a esta promesa del ¿soul? ¿electro? Las variantes dentro de la msima voz de Lapsley desconciertan a la par que hipnotizan. Con apenas veinte primaveras, ya se le ha comparado con James Blake y Bjork, y va camino de pisarle los talones a su coetánea FKA Twigs.
Su disco debut ha ido apareciendo por la técnica del goteo para demostrar que su versatilidad no entiende de géneros ni niñatadas. Long way home ha hecho saltar las alarmas en Reino Unido y varias revistas especializadas han querido ejercer de descubridoras de la última reina de la baraja londinense. Invitamos a dejarse llevar por el pop de Hurt me, el R&B de He doesn't call me o su versión más tecno en Falling Short.
Y parece que repartieron el gen del talento por la camada veinteañera de las Highlands. Junto a Lapsley llega Mura Masa (arriba en la foto), un chaval que se hizo hueco en la electrónica colgando una mixtape en Soundcloud llamada Soundtrack To A Death. Sus composiciones multi-instrumentales con reminiscencias japonesas le colocaron en lo alto del Sónar y ya está preparando su primer álbum para 2017. Desde luego, todos los ingredientes para no perderle la pista.