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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Muere el actor Chete Lera en un accidente de coche

El actor Chete Lera (Pontevedra, 1949) falleció este jueves al precipitarse su coche por un desnivel de 50 metros en Málaga, según han informado los servicios de emergencia malagueños y ha adelantado El País. Ramón Mariano Fernández Lera tenía 73 años y recientemente había participado en Mira lo que has hecho, la comedia de Berto Romero en la que interpretaba a su suegro.

Sus apariciones más memorables fueron en La ardilla roja (1993), de Julio Medem, Secretos del corazón (1997), de Montxo Amendáriz, Abre los ojos (1997), de Alejandro Amenábar, Barrio (1998), de Fernando León de Aranoa y Flores de otro mundo (1999), de Icíar Bollaín. También ganó el premio a mejor actor del Festival de Málaga de 2002 junto al resto del reparto de la película Smoking Room, de Julio Wallovits y Roger Gual.

Lera se incorporó a la profesión de forma tardía, después de haberse desempeñado como piloto, ingeniero aeronáutico y empleado de banca. “A los 27 años tenía trabajo estable y un buen sueldo, pero pasé una crisis personal y matrimonial y decidí estudiar psicología”, reconocía en las entrevistas. Fue entonces cuando se apuntó a grupos de lectura de textos teatrales y descubrió su vocación. “Por fin había encontrado mi sitio”.

Con casi 40 largometrajes a sus espaldas, Chete Lera era un rostro conocido entre el gremio. Había abandonado el séptimo arte con un largometraje dirigido por José Luis Cuerda, Todo es silencio, hace diez años. En televisión siguió apareciendo en series de éxito como Médico de familia, Abuela de verano o Cuéntame cómo pasó, pero en la última etapa había regresado a las tablas que le dieron sus primeros trabajos.

Chete y el teatro

Chete Lera en teatro era un kamikaze, capaz de lo peor y de lo mejor. Capaz de perderse y reencontrarse y, sin pudor, mostrar ese riesgo al espectador. Comenzó su andadura en aquel espacio del teatro independiente, pero con vena experimental, que fue el Espacio Cero en 1980. El primer montaje registrado es la obra de Asa Nisi Masa, donde compartió con otro de los grandes de su generación, Pepo Oliva. Fueron años militantes y de investigación en el que montaron obras del argentino Tato Pavloski, estrenaron en España el Maquinahamlet de Heiner Müller y representaron las primeras obras de su hermano, Antonio Fernández Lera, gran autor de la escena española independiente.

En los años noventa, en vez de abandonarse como buena parte de su generación a un teatro burgués, decidió profundizar en una escena que diera cabida a otra manera de hacer. Lera encontró entonces a su director, Rodrigo García. Y éste último encontró al actor que podría encarnar las obras que hoy son mito: Prometeo, Los tres cerditos y Protegedme de lo que deseo. Un teatro del desastre, brutal y poético que dio cuenta en escena del ser humano contemporáneo. Con Rodrigo García compartió dos montajes con textos de Shakespeare y Bruce Nauman: La tempestad, y de Thomas Bernhard, Vino tinto. Esta década conformó lo que sería el teatro del porvenir en España y en la que Chete lo dio todo: salud, tesón y talento.

Ya en el siglo XXI, actuó en montajes relevantes e institucionales como Cara de plata de Valle Inclán en el Centro Dramático Nacional o Largo viaje hacia la noche de O’Neill, en La Abadía, dirigido por Alex Rigola. Destacan también un Pedro y el capitán de Benedetti, dirigido por Emilio del Valle, director con quien también hizo Mingus, Cuernavaca, del autor francés Enzo Cormann. Sobre su trayectoria teatral informa Pablo Caruana, periodista experto en artes escénicas.

“El teatro está, entre otras cosas, para decirle al poder, artísticamente, lo que no está bien”, dijo el actor en 2014. En aquella época representaba Subprime en el Teatro Fernán Gómez de Madrid, un retrato de la corrupción política y financiera que causó inquietud entre las administraciones: “Hubo presiones, se cayeron algunas funciones, faltó publicidad adecuada...”, reconoció Lera.

Este jueves, instituciones y compañeros han despedido al actor en las redes sociales después de la trágica noticia. Uno de los primeros ha sido Eduardo Noriega, con quien compartió set en Abre los ojos. También Montxo Amendáriz, que le dirigió en Secretos del corazón, ha recordado su “gran corazón”. En la fundación AISGE se han mostrado “impactados” y el Instituto Nacional de las Artes Escénicas ha recordado que Lera estaba “muy implicado en la escena alternativa, trabajó tanto con jóvenes creadores de vanguardia, como con consolidados directores”.