En 2020 se cumplirán 100 años de uno de los grandes logros políticos en la historia de EE.UU.: el reconocimiento del derecho al voto femenino tras décadas de exigencias por parte del movimiento sufragista, una convulsa y compleja historia que recoge ahora la National Portrait Gallery.
“Queríamos dar a las mujeres el espacio que se merecen, porque no han sido reconocidas como agentes claves en la historia estadounidense”, remarcó a Efe Kate Clarke Lemay, historiadora de la National Portrait Gallery, en la presentación a la prensa.
“Creo que la gente está realmente hambrienta de historia de mujeres”, afirmó Lemay, quien, sin embargo, señaló que la exposición no busca tomar partido político sino reflejar un momento clave de la historia del país.
La muestra, titulada “Votes for Women: A Portrait of Persistence” (Votos para las mujeres: un retrato de persistencia), coincide en EE.UU. con un momento de creciente peso político de ellas y de reivindicaciones del movimiento feminista, incluido el #MeToo (Yo también) contra los abusos sexuales.
El catalizador de estas protestas fue la victoria del republicano Donald Trump en las presidenciales de 2016.
Tras su toma de posesión en enero de 2017, millones de personas salieron, cubiertas con simbólicos gorros rosas, a las calles de ciudades como Washington, Los Ángeles y Nueva York en la denominada Marcha de las Mujeres para demostrar que su Gobierno conservador iba a contar con su oposición activa.
Un año después, en las elecciones legislativas de noviembre pasado, los votantes escogieron a un número récord de legisladoras en el Congreso estadounidense, un total de 127: 102 en la Cámara de Representantes y 25 en el Senado.
Aunque la cifra aún representa menos del 25 % del total de asientos del Congreso, subraya el notable aumento del poder institucional femenino y su responsabilidad en los asuntos políticos.
La exposición, que estará abierta al público hasta enero de 2020, recoge más de 120 retratos y objetos, y se expande desde 1832 hasta 1965.
En una instantánea, dos sufragistas portan una pancarta en la que se lee “La Democracia comienza en Casa”, durante una protesta a las puertas de la Casa Blanca en 1917.
Entre los objetos expuestos figuran urnas electorales solo para mujeres, carteles de propaganda, fotografías de las líderes sufragistas y de la gran marcha de comienzos de 1913 en Washington, antes de la aprobación de la enmienda constitucional en el Congreso y la ratificación posterior en Tennessee, con la que se logró en 1920 el respaldo necesario de dos tercios de los estados bajo la Presidencia de Woodrow Wilson.
“El derecho de los ciudadanos de Estados Unidos al voto no será negado ni limitado por los Estados Unidos o por cualquier estado por razón del sexo”, señala la enmienda número 19 de la Constitución.
Pese a las dificultades, lo cierto es que la aprobación en Estados Unidos no fue de las más tardías a nivel global. Se logró dos años después del Reino Unido, que lo hizo en 1918, pero antes que en otros países como España, que lo ratificó en 1933; Francia, en 1944; o México, en 1953.
Como rostros de esta lucha aparecen, entre otras, Alice Paul, organizadora de la primera gran manifestación en Washington en 1913; Lucy Burns, quien visitó seis prisiones diferentes por organizar piquetes ante la Casa Blanca; o Felisa Rincón, la primera alcaldesa de San Juan de Puerto Rico, que lideró el empuje entre las latinas.
En este sentido, la directora de la galería de arte, Kim Sajet, explicó a Efe que “la muestra refleja la compleja historia de las mujeres estadounidenses hasta obtener el voto y adquirir voz política” hace un siglo.
“De eso va el movimiento #MeToo, por ejemplo, de decir yo también estoy aquí, y es hora de que mi historia sea escuchada también”, agregó Sajet, al señalar que un tercio de las mujeres retratadas no son de raza de blanca, y colectivos como las indígenas, latinas o afroamericanas tuvieron que aguardar más tiempo para adquirir el derecho básico de la democracia: el voto.